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La medicina privada, además de ser
una actividad sanitaria de alto
valor social, por atender las
necesidades médicas de la población,
es un importante polo de la economía
que contribuye el crecimiento del
empleo de calidad y al desarrollo de
la industria nacional.
Como actividad económica, es por su
propia naturaleza muy dinámica, de
alto y sostenido crecimiento, gran
demandante de mano de obra
calificada y propulsora de la
producción de bienes de capital e
insumos específicos de alto valor
agregado y elevada composición de
innovación, investigación y
desarrollo.
Un fenómeno que se dio en los
últimos 12 años, y que pasó
prácticamente desapercibido, es la
notable expansión económica del
sector privado de la salud dentro de
la producción nacional. Esto es,
tomando el total del valor agregado
del sector de servicios médicos
producidos por el sector privado
(consultas, diagnósticos y
tratamientos, internaciones,
cirugías, trasplantes, etc.) y
dividiéndolo por el total de los
bienes y servicios producidos en la
economía surge que la participación
de los prestadores médicos privados
en la producción del país pasó desde
2,2% en el 2004 a 4,5% en el 2016.
Es decir, la participación se
duplicó.
La producción de bienes y servicios
de salud por parte del sector
privado creció entre los años 2004 y
2016 a una tasa promedio anual
(4,2%) que más que duplica el agro y
la industria (ambas 2,1%), lo hizo
sensiblemente por encima del sector
de la construcción (2,5%) y también
por encima de lo que creció el
sector comercio (3,6%).
Además de elevada, la tasa de
crecimiento de la medicina privada
es también bastante más estable.
Hecho que se verifica dividiendo al
período de referencia 2004-2016 en
las tres etapas idiosincráticas de
los últimos años de la historia
económica argentina: 2004-2008
(fuerte crecimiento por recuperación
luego de la gran crisis del
2001–2002, acelerada además por un
crecimiento inédito de los precios
internacionales que favorecieron al
país); 2008-2012 (se alcanzan los
niveles previos a la gran crisis del
2001–2002 y los precios
internacionales se mantenían
creciendo); 2012-2016 (caracterizada
por estancamiento de la economía
local, de los precios
internacionales y exacerbación
inflacionaria).
En la primera etapa (2004–2008) se
observa que todos los sectores
crecen fuertemente. La tasa de
crecimiento del país fue de 7,1%
promedio anual y los sectores
tradicionales (agro, industria,
construcción y comercio) crecieron
también de manera vigorosa. En la
segunda etapa (2008–2012) la tasa de
crecimiento del país se debilita
cayendo a 1,9% promedio anual y el
agro pasa a tener tasas negativas,
la industria y la construcción tasas
más bajas y el comercio también
modera su crecimiento. En la tercera
etapa (2012–2016) el estancamiento
es evidente y, si bien hay una
recuperación del agro, las caídas en
industria, construcción y comercio
son bien relevantes.
La producción de servicios
relacionados con la salud humana en
el sector privado, en cambio, se
mantuvo creciendo en las tres
etapas. Ciertamente que las tasas de
crecimiento anual muestran degrades,
pero su estabilidad queda en clara
evidencia en el hecho de que cuando
la economía se encuentra en un boom,
la medicina privada crece a tasas
moderadas respecto a los sectores
tradicionales y cuando la economía
entra al estancamiento, con los
sectores tradicionales cayendo, la
medicina privada se mantiene
creciendo con tasas normales para
ella pero que terminan siendo
elevadas para el contexto general.
Mientras que el agro, la industria,
la construcción y el comercio
muestran vaivenes muy marcados de
tasas positivas y negativas, la
medicina privada por el contrario
crece a una tasa promedio anual de
4% con pequeñas oscilaciones de 1
p.p. para arriba en el boom y para
abajo en estancamiento. Es
claramente un sector destacado por
la robustez y la estabilidad de su
crecimiento.
El año 2017 ha continuado la
tendencia de crecimiento y
estabilidad de los años previos.
Durante el primer y segundo
trimestre el sector de servicios
médicos experimentó crecimientos de
2,4% y 2,2% respectivamente.
Mientras que el total de la economía
tuvo un comportamiento más dispar:
creció 0,4% en el primer trimestre y
2,7% en el segundo. Otros sectores
como el comercio y la industria,
mientras que en el primer trimestre
verificaron caídas en el segundo
vieron expansiones en su producción.
Un hospital es una empresa de alta
ingeniería con alta dotación de
personal. El pago de remuneraciones
absorbe el 75% de gasto de un
prestador y el restante 25% se
dirige a pagos por el uso de insumos
y de bienes de capital altamente
específicos.
Esta alta intensidad de mano de obra
es también de elevada calificación.
El 70% de los recursos humanos que
se desempeñan en instituciones de
atención médica tienen niveles altos
de educación cumpliendo tareas
técnicas o profesionales. Un 20%
cumple tareas operativas: asistentes
de enfermería, personal
administrativo de nivel medio, etc.
El restante 10% de los recursos
humanos realiza tareas sin
calificación formal, tratándose de
mucamas y personal de limpieza y
mantenimiento, pero que tienen
relativamente alta instrucción
otorgada por las capacitaciones en
el lugar de trabajo y los
aprendizajes de la labor diaria en
una actividad que por su naturaleza
está imbuida de procesos muy
específicos.
La conjunción de ser una actividad
económica de alto y sostenido
crecimiento, con uso intensivo de
mano de obra de alta calificación y
mucha ingeniería en aparatología e
insumos especializados hace que el
sector de la salud privado sea uno
de los motores más importantes de
creación de empleo asalariado formal
y de demanda interna de productos a
la industria nacional.
Según datos del Ministerio de
Trabajo, entre los años 2009 y 2016,
el empleo asalariado registrado en
el sector de la salud privada creció
un 30% cuando en el resto de la
economía lo hizo en apenas un 10%.
Tan importante es el crecimiento del
empleo asalariado formal en el
sector de la salud privada que, aun
cuando representa apenas el 5% del
empleo asalariado registrado privado
total, en el crecimiento del empleo
representa un 14% de los nuevos
empleos creados. Dado que este
crecimiento es sostenido –como se
observó en los últimos 12 años– no
es descabellada la afirmación de que
el sector de la salud privada es el
gran empleador del futuro.
En cuanto al año 2017, en el primer
trimestre, mientras que el sector de
los servicios de salud tuvo un
aumento de 3,4% del empleo
asalariado, el total de la economía
sufrió una caída de 0,2%.
Además de empleo, la medicina
privada demanda sostenidamente
productos de alto valor agregado a
la industria manufacturera. Esta
demanda de bienes intermedios que la
medicina privada le hace a la
industria se estima para 2016 en
aproximadamente u$s 4.000 millones
anuales. De este monto, sólo unos
u$s 500 serían importaciones
mientras que los restantes u$s 3.500
millones son demanda directa a la
industria nacional. Esta demanda de
la medicina privada contribuyó de
manera directa a la expansión de la
industria argentina y de manera
indirecta a que la industria
nacional exporte u$s 80 millones
anuales en productos y dispositivos
médicos en 2016.
Desde esta perspectiva, la medicina
privada debería ser vista como un
factor de crecimiento económico y
desarrollo social haciéndola
trascender al ámbito de las
políticas sanitarias para
incorporarla a la agenda de la
política industrial y productiva. En
este sentido, el sector de la
medicina privada merece tener una
agenda propia de políticas
productivas.
Sin embargo, desde el punto de vista
de políticas productivas, enfrenta
un conjunto de barreras o frenos a
su desarrollo plasmado en una
distorsiva estructura impositiva
producto de la acumulación de
desprolijidades normativas y la
desidia crónica de las autoridades
para tomar las riendas y corregir
estas anomalías.
Necesitamos que el gobierno admita
la gravedad de la situación y actúe
en consecuencia. Los que día a día
trabajamos en defensa del sector
prestador vemos con una positiva
cautela una apertura que un par de
años atrás era sólo una expresión de
deseo. Contamos con el compromiso de
PAMI, de la Superintendencia de
Servicios de Salud y del Ministerio
de Trabajo de trabajar en conjunto
para encontrar una salida a la
delicada situación financiera. Hoy
estamos abocados a la profundización
de un objetivo: la reforma
tributaria, impositiva y
previsional, que se ha vuelto
impostergable para todo el sector
prestador.
(*)
Asociación de Clínicas, Sanatorios y
Hospitales Privados de la República
Argentina.
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