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Ante miradas escépticas, enojadas y risueñas de la
mayoría de los participantes en distintas clases y
capacitaciones durante este año, sin tabúes afirmé “que
el mundo nunca estuvo mejor que ahora y que éramos muy
afortunados de vivir en esta época”.
Pueden imaginar la polémica que se generaba
inmediatamente y lo difícil que resultó siempre volver a
encaminar la clase o la presentación después de esa
afirmación…
Sin embargo, los datos son contundentes y señalan que la
humanidad está en la mejor situación de su historia y,
sin embargo, la mayoría cree que el mundo empeora. (1)
Desde una perspectiva social, nuestra época es menos
violenta, menos cruel y más pacífica que cualquier
período anterior de la existencia humana. Las
estadísticas documentan un marcado descenso en el número
de homicidios cometidos desde la Edad Media hasta
nuestros días. Se ha abolido una enorme cantidad de
prácticas bárbaras, como las torturas y ejecuciones
públicas.
Crece la igualdad de género, cada vez hay mayor cantidad
de derechos y menor discriminación a las minorías.
Aumenta la tolerancia a la diversidad, sean de género,
de orientación sexual, de religión, etc. Campañas como
las de “Ni una Menos” muestran por ejemplo una sociedad
que repudia la violencia de género. El porcentaje de
personas que no saben leer ni escribir pasó del 80% a
principios del siglo XX a un 15% actual. Se está
cerrando la brecha entre la educación que reciben los
hombres y las mujeres de todo el mundo.
No sólo crecen los derechos de las personas, sino
también los de los animales. La extraordinaria canción
de Chico Novarro “Carta de un león a otro”, donde un
león de un zoológico comparte sus penas con otro de un
circo, será algo ajeno para las nuevas generaciones.
Los indicadores económicos mundiales también validan la
afirmación que la humanidad está en la mejor situación
de su historia. No hace falta ir a las grandes hambrunas
de la edad media ni al siglo pasado. Desde 1980 a 2015,
la pobreza extrema mundial se redujo del 42% al 11%.
A nivel mundial no ha crecido la desigualdad como se
cree, aunque sí sucede en algunos países desarrollados.
Sin embargo, a diferencia de lo que muchos creen, la
mayor riqueza de los ricos no fue a costa de mayor
pobreza de los más pobres. No es un juego de suma cero.
Por otro lado, como afirma el escritor e historiador
sueco Johan Norberg en su libro “Progreso: diez motivos
para mirar hacia adelante”, “La desigualdad se suele
medir sólo en dinero, pero hay más ángulos. Bill Gates
es diez millones de veces más rico que tú, ¿pero su vida
es diez millones de veces mejor que la tuya? No lo creo.
Sí, tiene un avión privado, pero probablemente use el
mismo móvil que tú y el mismo ordenador que tú. Y
seguramente no vivirá 30 años más que tú y no tiene un
99% menos de probabilidades que tú de que sus hijos
mueran antes de los 5 años. En cosas no económicas es
posible que haya más igualdad”.
Los indicadores sanitarios también confirman que la
humanidad está en la mejor situación de su historia en
1960, según datos de la OMS y el Banco Mundial, de cada
cinco niños uno se moría antes de cumplir cinco años;
ahora sobreviven 19 de cada 20. Disminuyeron
drásticamente en el mundo las muertes por enfermedades
infecciosas y parasitarias. Baja también la mortalidad
materna y crece la expectativa de vida.
En la Argentina antes de 1946 prácticamente no existía
la Salud Pública; la medicina era una función privada y
si eras pobre te arreglabas con la curandera.
Afirmar que el mundo nunca estuvo mejor que ahora, no
significa que sea un lecho de rosas ni mucho menos.
Padecemos aún mucha injusticia, guerras, hambre y
violencia. Una minoría de la población posee la mayor
parte de la riqueza, mientras 760 millones -el 11% más
pobre- sobreviven con menos de 2 dólares al día.
En nuestro país tenemos aún enormes desafíos por
delante, especialmente bajar la pobreza y disminuir la
inseguridad. Mejorar la educación y salud pública son
herramientas indispensables para lograrlo, como así
también mejorar la Justicia y el buen funcionamiento de
las Instituciones.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el país avanza
gradualmente por el camino correcto en pos de alcanzar
el desarrollo esperado. Más despacio de lo querible y
necesario, pero no parece que haya mucho espacio
político para acelerar más con las reformas necesarias.
Cada cambio cuesta mucho en todos los ámbitos.
Paciencia.
En el 2017, el sector de EMP (Entidades de Medicina
Prepaga) ha tenido en términos económicos, probablemente
uno de los peores años de su historia. Las Obras
Sociales también están muy complicadas. Según estudios
realizados por ISALUD y Prosanity, un 35% de las OS no
alcanzan a cubrir el costo de un PMO, aún con el total
de recupero del SUR (Sistema Único de Reintegros).
El gasto médico viene creciendo año a año muy por encima
de los ingresos. En el 2017 este ritmo de aumento se ha
disparado aún más, resultando de muy difícil control
para las entidades financiadoras.
Como sabemos el gasto en salud se incrementa básicamente
por los siguientes factores:
1) Aumento de salarios: representan en
las entidades de salud entre el 60/65% del costo.
2) Inflación general de precios:
alimentación, limpieza, insumos, etc.
3) Inflación médica: ocurre en todos
los países del mundo independientemente del índice
general de precios al consumidor que se tenga.
Incorporación permanente de nuevas tecnologías y
tratamientos. La gente vive más tiempo y crece la
población mayor. La inflación médica en el mundo, según
varios estudios internacionales, crece en promedio un 6%
por encima de la inflación general.
4) Nuevas coberturas: el Estado en los
últimos años ha incorporado nuevas coberturas en el PMO
(Programa Médico Obligatorio) como por ejemplo
fertilización, alimentación para celíacos, obesidad,
anticonceptivos, y varias más.
5) “Consumismo médico”: Aumento de la
exigencia y demanda a los profesionales. Los pacientes
saben más, acceden vía internet a muchísima información.
Exigencia de estudios, tratamientos y/o prescripción de
medicamentos muchas veces no del todo justificados. La
atención médica es descoordinada con acceso a infinidad
de clínicas y profesionales mayormente en planes sin
copagos que moderen o racionalicen la utilización (las
EMP debemos realizar una autocrítica por haber creado
este “monstruo”).
El incremento en los ingresos de las obras sociales,
dependen de la evolución de los salarios que entre 2014
y 2017 crecieron entre 5 y 6% menos que la inflación. La
situación empeora al no haber recibido ingresos
adicionales para compensar el resto de los factores del
crecimiento del gasto detallados.
La evolución de los ingresos de las EMP, dependen
fundamentalmente de los aumentos de las cuotas que
autoriza el Gobierno. En los últimos dos años los
incrementos autorizados han superado levemente a la
paritaria de Sanidad, pero arrastran un saldo muy
negativo desde que comenzaron los controles de precios y
la ley que regula al sector en el año 2011. Al igual que
a las Obras Sociales, la situación empeora al no haber
recibido ingresos adicionales para compensar el resto de
los factores del crecimiento del gasto detallados.
Hay que sumar un factor local de estos últimos años, que
fue el enorme crecimiento del gasto en discapacidad,
entre otras razones, porque se multiplicaron los
afiliados con certificados que la acreditan.
El costo del PMO de las Obras Sociales aumentó casi un
8% por encima de la inflación según ISALUD y Prosanity.
Pese a que el panorama está muy complicado en el sector,
que el árbol no nos tape el bosque y como cantaba Serú
Giran, según mi humilde opinión el mejor grupo de rock
nacional de la historia, intentemos “cambiar lo amargo
por miel y la gris ciudad por rosas”.
Comenzamos esta nota reflexionando que, pese a la
percepción de la gran mayoría, el mundo nunca estuvo
mejor que ahora y somos muy afortunados de vivir en esta
época.
El país está intentando salir de décadas de
estancamiento y 12 años de populismo que han sido muy
perjudiciales. Este despegue se produce dentro de
nuestras imperfectas Instituciones democráticas y sin
una gran crisis que condena a millones de personas en la
pobreza como fue la salida de la convertibilidad en el
año 2002.
Aquellos que recorremos la Provincia de Buenos Aires
vemos como crece la infraestructura necesaria de calles,
rutas y cloacas. Hay por supuesto errores y enormes
desafíos, pero una mayoría de los argentinos, creemos
que estamos mejor y vamos bien.
En Salud hay también mejoras y avances importantes.
Existe un muy buen diálogo con las autoridades, tanto
con los que estaban hasta hace unos meses, como con los
que están ahora. Entienden los problemas y desafíos del
sector e intentan, dentro de las posibilidades técnicas
y políticas, solucionar los mismos.
En octubre de 2017, el Ministerio de Salud Nacional
junto con el de la Provincia de Mendoza, lanzó una
prueba piloto del CUS (Cobertura Universal de Salud) en
Guaymallén. Se trata de un sistema de salud integrado y
unificado que simplifica y agiliza la atención médica
que reciben los argentinos que no tienen una obra social
o EMP. El modelo prevé una credencial de identificación
y formaliza la cobertura a este segmento de la
población. Posibilidad de sacar turnos a un 0800 e
historia clínica unificada. Esperemos que en esta prueba
piloto se realicen los ajustes necesarios para su buen
funcionamiento y se expanda rápidamente por todo el
país. Es un enorme desafío con los más necesitados que
no debemos desatender. Junto con la mejora de la
educación pública debiera ser prioridad para dirigentes
y ciudadanos de toda la República.
La Superintendencia avanzó en temas relevantes como ser:
actualización de copagos del PMO que estaban fijos desde
la convertibilidad, registro de amparos, observatorio de
precios de medicamentos de alto costo y pago de
discapacidad directamente del Fondo Solidario de
Redistribución (FSR). La autorización de aumentos a las
EMP, pese a no alcanzar como se describió anteriormente,
han sido otorgados en mejor tiempo y forma que durante
el gobierno anterior.
Otra buena noticia es que afortunadamente en el Congreso
están presentados dos proyectos de ley muy relevantes
para la actividad:
1) La creación de la AGNET (Agencia Nacional de
Evaluación de Tecnologías). En el 2016 no pudo
ser votado. Luego de analizar y sacar el mismo por un
DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia), finalmente el
Poder Ejecutivo lo incluyó como un artículo más de la
Reforma Laboral que se trataría durante diciembre.
2) La creación del SENEC (Seguro Nacional de
Enfermedades Catastróficas) presentado por el
diputado del Frente Cívico y Social de Catamarca,
Eduardo Brizuela del Moral basado en el proyecto
realizado por el economista Federico Tobar. Es el quinto
intento de sacar un proyecto de estas características.
El altísimo costo de algunos medicamentos que salieron
en los últimos tiempos y fundamentalmente previendo los
que vienen, hace imprescindible que ambos proyectos se
concreten y funcionen eficaz y eficientemente. No
podemos resignarnos, como he escuchado a algunos
representantes del sector, a que, en nuestro país, por
el alto nivel de corrupción existente, no pueden
funcionar organismos que en otros países de la región
accionan adecuadamente.
Las Obras Sociales y EMP debemos revisar los modelos de
atención que estamos brindando y generar alternativas
más costo-eficientes para los usuarios.
Los planes actuales mayoritarios de “canilla libre”, es
decir con amplias cartillas, sin copagos y libre acceso
a todos los prestadores de la red, inevitablemente
tendrán que ser más caros. Resultan insostenibles a
estos precios para las EMP y con los aportes existentes
para las Obras Sociales. En paralelo ofrecer
alternativas de planes con copagos y gerenciados.
Recientemente falleció el Dr. Samuel Bosch, excelente
persona quien nos enseñó a muchos los conceptos de
gerenciamiento médico.
Reproduzco lo que el “gran Sammy” escribía hace unos
años en esta revista:
“El concepto del managed care se refiere a cualquier
intervención, sostenida y organizada, que afecte
favorablemente la calidad y los costos de la atención de
la salud de una población definida vinculando
responsablemente entre sí a los prestadores de los
servicios. Debe haber compromiso por parte del sistema
con respecto al cuidado de la salud de la población que
toma a su cargo. El requisito para que esa definición
sea valedera es que esos sistemas deben tener la
obligación de medir y monitorizar la calidad de la
atención brindada, tanto en los aspectos técnicos como
del estado de la salud de la población que sirve, para
satisfacción de los usuarios y de los prestadores”.
“La ingeniería del sistema incentiva conductas
deseables, registra información de utilización, costos,
conductas, resultados, y otros datos que permiten medir
la calidad, provee retroalimentación acerca de la
conducta de los usuarios y el desempeño de los
prestadores, facilita la investigación en servicios de
salud y permite trazar políticas de salud basadas en la
información”.
En relación con la ingeniería, “es importante tener en
cuenta que los economistas solos no pueden llevarla a
cabo pero los médicos solos tampoco, por lo tanto, es
fundamental concretar la combinación de las distintas
disciplinas para que la ingeniería sea bien pensada”.
Al releer a Bosch, creo que tenemos mucho aún por hacer
y mejorar en el sector.
Comenzando por romper algunos paradigmas y salir del
pesimismo reinante. “Cuando el mundo tira para abajo, es
mejor no estar atado a nada”, cantaba Charly García. Por
ejemplo, según un estudio del Instituto Motivaction, el
87% de la población mundial cree que, en los últimos 20
años, la pobreza global ha permanecido igual o ha
empeorado. La paradoja es que los datos dejan claro que
esta es una idea falsa. El mundo no empeora, mejora. (1)
Hace unos años, mientras se jugaba un Mundial de Rugby,
un amigo del sector, conociendo mi afinidad con este
deporte, me decía que él no entendía mucho del juego y
que por sobre todo le resultaba incomprensible como la
gente podía aplaudir a un jugador que tiraba la pelota
fuera de la cancha….
Intenté explicarle algo sobre la importancia de jugar en
el territorio más cercano a la meta, jugar en el campo
rival, etc., etc.; sin embargo, independientemente del
rugby, me quedó su frase de festejar el “tirar la pelota
afuera”.
Salvo en el ejemplo del rugby, es necesario “no tirar la
pelota afuera” y hacernos cargo de resolver los desafíos
que tenemos en el sector, en el país y en el mundo.
Aunque, como vimos, no todo tiempo pasado fue mejor.
Fuentes: https://elpais.com/internacional/2016/12/29/
actualidad/1483020328_085937.html
https://ourworldindata.org/
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