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Opinion


Cambiando lo amargo por miel...
y la gris ciudad por rosas

Por el Lic. Patricio Pasman. Consultor de Obras Sociales y Entidades de Medicina Prepaga


Ante miradas escépticas, enojadas y risueñas de la mayoría de los participantes en distintas clases y capacitaciones durante este año, sin tabúes afirmé “que el mundo nunca estuvo mejor que ahora y que éramos muy afortunados de vivir en esta época”.
Pueden imaginar la polémica que se generaba inmediatamente y lo difícil que resultó siempre volver a encaminar la clase o la presentación después de esa afirmación…
Sin embargo, los datos son contundentes y señalan que la humanidad está en la mejor situación de su historia y, sin embargo, la mayoría cree que el mundo empeora. (1)
Desde una perspectiva social, nuestra época es menos violenta, menos cruel y más pacífica que cualquier período anterior de la existencia humana. Las estadísticas documentan un marcado descenso en el número de homicidios cometidos desde la Edad Media hasta nuestros días. Se ha abolido una enorme cantidad de prácticas bárbaras, como las torturas y ejecuciones públicas.
Crece la igualdad de género, cada vez hay mayor cantidad de derechos y menor discriminación a las minorías. Aumenta la tolerancia a la diversidad, sean de género, de orientación sexual, de religión, etc. Campañas como las de “Ni una Menos” muestran por ejemplo una sociedad que repudia la violencia de género. El porcentaje de personas que no saben leer ni escribir pasó del 80% a principios del siglo XX a un 15% actual. Se está cerrando la brecha entre la educación que reciben los hombres y las mujeres de todo el mundo.
No sólo crecen los derechos de las personas, sino también los de los animales. La extraordinaria canción de Chico Novarro “Carta de un león a otro”, donde un león de un zoológico comparte sus penas con otro de un circo, será algo ajeno para las nuevas generaciones.
Los indicadores económicos mundiales también validan la afirmación que la humanidad está en la mejor situación de su historia. No hace falta ir a las grandes hambrunas de la edad media ni al siglo pasado. Desde 1980 a 2015, la pobreza extrema mundial se redujo del 42% al 11%.
A nivel mundial no ha crecido la desigualdad como se cree, aunque sí sucede en algunos países desarrollados. Sin embargo, a diferencia de lo que muchos creen, la mayor riqueza de los ricos no fue a costa de mayor pobreza de los más pobres. No es un juego de suma cero. Por otro lado, como afirma el escritor e historiador sueco Johan Norberg en su libro “Progreso: diez motivos para mirar hacia adelante”, “La desigualdad se suele medir sólo en dinero, pero hay más ángulos. Bill Gates es diez millones de veces más rico que tú, ¿pero su vida es diez millones de veces mejor que la tuya? No lo creo. Sí, tiene un avión privado, pero probablemente use el mismo móvil que tú y el mismo ordenador que tú. Y seguramente no vivirá 30 años más que tú y no tiene un 99% menos de probabilidades que tú de que sus hijos mueran antes de los 5 años. En cosas no económicas es posible que haya más igualdad”.
Los indicadores sanitarios también confirman que la humanidad está en la mejor situación de su historia en 1960, según datos de la OMS y el Banco Mundial, de cada cinco niños uno se moría antes de cumplir cinco años; ahora sobreviven 19 de cada 20. Disminuyeron drásticamente en el mundo las muertes por enfermedades infecciosas y parasitarias. Baja también la mortalidad materna y crece la expectativa de vida.
En la Argentina antes de 1946 prácticamente no existía la Salud Pública; la medicina era una función privada y si eras pobre te arreglabas con la curandera.
Afirmar que el mundo nunca estuvo mejor que ahora, no significa que sea un lecho de rosas ni mucho menos. Padecemos aún mucha injusticia, guerras, hambre y violencia. Una minoría de la población posee la mayor parte de la riqueza, mientras 760 millones -el 11% más pobre- sobreviven con menos de 2 dólares al día.
En nuestro país tenemos aún enormes desafíos por delante, especialmente bajar la pobreza y disminuir la inseguridad. Mejorar la educación y salud pública son herramientas indispensables para lograrlo, como así también mejorar la Justicia y el buen funcionamiento de las Instituciones.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el país avanza gradualmente por el camino correcto en pos de alcanzar el desarrollo esperado. Más despacio de lo querible y necesario, pero no parece que haya mucho espacio político para acelerar más con las reformas necesarias. Cada cambio cuesta mucho en todos los ámbitos. Paciencia.
En el 2017, el sector de EMP (Entidades de Medicina Prepaga) ha tenido en términos económicos, probablemente uno de los peores años de su historia. Las Obras Sociales también están muy complicadas. Según estudios realizados por ISALUD y Prosanity, un 35% de las OS no alcanzan a cubrir el costo de un PMO, aún con el total de recupero del SUR (Sistema Único de Reintegros).
El gasto médico viene creciendo año a año muy por encima de los ingresos. En el 2017 este ritmo de aumento se ha disparado aún más, resultando de muy difícil control para las entidades financiadoras.
Como sabemos el gasto en salud se incrementa básicamente por los siguientes factores:

1) Aumento de salarios: representan en las entidades de salud entre el 60/65% del costo.
2) Inflación general de precios: alimentación, limpieza, insumos, etc.
3) Inflación médica: ocurre en todos los países del mundo independientemente del índice general de precios al consumidor que se tenga. Incorporación permanente de nuevas tecnologías y tratamientos. La gente vive más tiempo y crece la población mayor. La inflación médica en el mundo, según varios estudios internacionales, crece en promedio un 6% por encima de la inflación general.
4) Nuevas coberturas: el Estado en los últimos años ha incorporado nuevas coberturas en el PMO (Programa Médico Obligatorio) como por ejemplo fertilización, alimentación para celíacos, obesidad, anticonceptivos, y varias más.
5) “Consumismo médico”: Aumento de la exigencia y demanda a los profesionales. Los pacientes saben más, acceden vía internet a muchísima información. Exigencia de estudios, tratamientos y/o prescripción de medicamentos muchas veces no del todo justificados. La atención médica es descoordinada con acceso a infinidad de clínicas y profesionales mayormente en planes sin copagos que moderen o racionalicen la utilización (las EMP debemos realizar una autocrítica por haber creado este “monstruo”).
El incremento en los ingresos de las obras sociales, dependen de la evolución de los salarios que entre 2014 y 2017 crecieron entre 5 y 6% menos que la inflación. La situación empeora al no haber recibido ingresos adicionales para compensar el resto de los factores del crecimiento del gasto detallados.
La evolución de los ingresos de las EMP, dependen fundamentalmente de los aumentos de las cuotas que autoriza el Gobierno. En los últimos dos años los incrementos autorizados han superado levemente a la paritaria de Sanidad, pero arrastran un saldo muy negativo desde que comenzaron los controles de precios y la ley que regula al sector en el año 2011. Al igual que a las Obras Sociales, la situación empeora al no haber recibido ingresos adicionales para compensar el resto de los factores del crecimiento del gasto detallados.
Hay que sumar un factor local de estos últimos años, que fue el enorme crecimiento del gasto en discapacidad, entre otras razones, porque se multiplicaron los afiliados con certificados que la acreditan.
El costo del PMO de las Obras Sociales aumentó casi un 8% por encima de la inflación según ISALUD y Prosanity.
Pese a que el panorama está muy complicado en el sector, que el árbol no nos tape el bosque y como cantaba Serú Giran, según mi humilde opinión el mejor grupo de rock nacional de la historia, intentemos “cambiar lo amargo por miel y la gris ciudad por rosas”.
Comenzamos esta nota reflexionando que, pese a la percepción de la gran mayoría, el mundo nunca estuvo mejor que ahora y somos muy afortunados de vivir en esta época.
El país está intentando salir de décadas de estancamiento y 12 años de populismo que han sido muy perjudiciales. Este despegue se produce dentro de nuestras imperfectas Instituciones democráticas y sin una gran crisis que condena a millones de personas en la pobreza como fue la salida de la convertibilidad en el año 2002.
Aquellos que recorremos la Provincia de Buenos Aires vemos como crece la infraestructura necesaria de calles, rutas y cloacas. Hay por supuesto errores y enormes desafíos, pero una mayoría de los argentinos, creemos que estamos mejor y vamos bien.
En Salud hay también mejoras y avances importantes. Existe un muy buen diálogo con las autoridades, tanto con los que estaban hasta hace unos meses, como con los que están ahora. Entienden los problemas y desafíos del sector e intentan, dentro de las posibilidades técnicas y políticas, solucionar los mismos.
En octubre de 2017, el Ministerio de Salud Nacional junto con el de la Provincia de Mendoza, lanzó una prueba piloto del CUS (Cobertura Universal de Salud) en Guaymallén. Se trata de un sistema de salud integrado y unificado que simplifica y agiliza la atención médica que reciben los argentinos que no tienen una obra social o EMP. El modelo prevé una credencial de identificación y formaliza la cobertura a este segmento de la población. Posibilidad de sacar turnos a un 0800 e historia clínica unificada. Esperemos que en esta prueba piloto se realicen los ajustes necesarios para su buen funcionamiento y se expanda rápidamente por todo el país. Es un enorme desafío con los más necesitados que no debemos desatender. Junto con la mejora de la educación pública debiera ser prioridad para dirigentes y ciudadanos de toda la República.
La Superintendencia avanzó en temas relevantes como ser: actualización de copagos del PMO que estaban fijos desde la convertibilidad, registro de amparos, observatorio de precios de medicamentos de alto costo y pago de discapacidad directamente del Fondo Solidario de Redistribución (FSR). La autorización de aumentos a las EMP, pese a no alcanzar como se describió anteriormente, han sido otorgados en mejor tiempo y forma que durante el gobierno anterior.
Otra buena noticia es que afortunadamente en el Congreso están presentados dos proyectos de ley muy relevantes para la actividad:

1) La creación de la AGNET (Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías). En el 2016 no pudo ser votado. Luego de analizar y sacar el mismo por un DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia), finalmente el Poder Ejecutivo lo incluyó como un artículo más de la Reforma Laboral que se trataría durante diciembre.
2) La creación del SENEC (Seguro Nacional de Enfermedades Catastróficas) presentado por el diputado del Frente Cívico y Social de Catamarca, Eduardo Brizuela del Moral basado en el proyecto realizado por el economista Federico Tobar. Es el quinto intento de sacar un proyecto de estas características.

El altísimo costo de algunos medicamentos que salieron en los últimos tiempos y fundamentalmente previendo los que vienen, hace imprescindible que ambos proyectos se concreten y funcionen eficaz y eficientemente. No podemos resignarnos, como he escuchado a algunos representantes del sector, a que, en nuestro país, por el alto nivel de corrupción existente, no pueden funcionar organismos que en otros países de la región accionan adecuadamente.
Las Obras Sociales y EMP debemos revisar los modelos de atención que estamos brindando y generar alternativas más costo-eficientes para los usuarios.
Los planes actuales mayoritarios de “canilla libre”, es decir con amplias cartillas, sin copagos y libre acceso a todos los prestadores de la red, inevitablemente tendrán que ser más caros. Resultan insostenibles a estos precios para las EMP y con los aportes existentes para las Obras Sociales. En paralelo ofrecer alternativas de planes con copagos y gerenciados.
Recientemente falleció el Dr. Samuel Bosch, excelente persona quien nos enseñó a muchos los conceptos de gerenciamiento médico.
Reproduzco lo que el “gran Sammy” escribía hace unos años en esta revista:
“El concepto del managed care se refiere a cualquier intervención, sostenida y organizada, que afecte favorablemente la calidad y los costos de la atención de la salud de una población definida vinculando responsablemente entre sí a los prestadores de los servicios. Debe haber compromiso por parte del sistema con respecto al cuidado de la salud de la población que toma a su cargo. El requisito para que esa definición sea valedera es que esos sistemas deben tener la obligación de medir y monitorizar la calidad de la atención brindada, tanto en los aspectos técnicos como del estado de la salud de la población que sirve, para satisfacción de los usuarios y de los prestadores”.
“La ingeniería del sistema incentiva conductas deseables, registra información de utilización, costos, conductas, resultados, y otros datos que permiten medir la calidad, provee retroalimentación acerca de la conducta de los usuarios y el desempeño de los prestadores, facilita la investigación en servicios de salud y permite trazar políticas de salud basadas en la información”.
En relación con la ingeniería, “es importante tener en cuenta que los economistas solos no pueden llevarla a cabo pero los médicos solos tampoco, por lo tanto, es fundamental concretar la combinación de las distintas disciplinas para que la ingeniería sea bien pensada”.
Al releer a Bosch, creo que tenemos mucho aún por hacer y mejorar en el sector.
Comenzando por romper algunos paradigmas y salir del pesimismo reinante. “Cuando el mundo tira para abajo, es mejor no estar atado a nada”, cantaba Charly García. Por ejemplo, según un estudio del Instituto Motivaction, el 87% de la población mundial cree que, en los últimos 20 años, la pobreza global ha permanecido igual o ha empeorado. La paradoja es que los datos dejan claro que esta es una idea falsa. El mundo no empeora, mejora. (1)
Hace unos años, mientras se jugaba un Mundial de Rugby, un amigo del sector, conociendo mi afinidad con este deporte, me decía que él no entendía mucho del juego y que por sobre todo le resultaba incomprensible como la gente podía aplaudir a un jugador que tiraba la pelota fuera de la cancha….
Intenté explicarle algo sobre la importancia de jugar en el territorio más cercano a la meta, jugar en el campo rival, etc., etc.; sin embargo, independientemente del rugby, me quedó su frase de festejar el “tirar la pelota afuera”.
Salvo en el ejemplo del rugby, es necesario “no tirar la pelota afuera” y hacernos cargo de resolver los desafíos que tenemos en el sector, en el país y en el mundo.
Aunque, como vimos, no todo tiempo pasado fue mejor.

Fuentes: https://elpais.com/internacional/2016/12/29/ actualidad/1483020328_085937.html
https://ourworldindata.org/
 

 

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