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El fútbol me quiere abandonar, pero
le vengo dando pelea. Con un
desgarro que me tuvo a maltraer este
“segundo semestre”, ¡estoy
entrenando con todo para volver el
2018 y que no tengan ninguna excusa
para dejarme fuera del equipo!!
En este devenir entonces, vengo
yendo al club, pero ya no a pisar el
verde césped, sino a darle a la
cinta con algún noticiero deportivo
que haga más llevadera la corrida.
Después del gimnasio: el obligado
sauna.
Esta rutina del último mes la venía
disfrutando bastante hasta que un
episodio en el cual no era el
protagonista me llevó a verme
envuelto en una discusión que casi
termina con la participación de los
muchachos que atienden el vestuario
separando gente en toalla (en
realidad es un paño verde)
absolutamente fuera de sí.
Yo leía el diario tranquilamente
preparando mentalmente mi día, y dos
señores de mediana edad conversaban
e intercambiaban ideas de política y
economía. Hasta ahí, algo
absolutamente normal dentro de un
sauna de un vestuario de hombres, en
cualquier lugar del mundo.
El primer tema de la charla fue un
problema de salud de su cuñada que
vivía en la ciudad de Tampa de
Estados Unidos:
- “Mi cuñada que vive en Tampa hace
un año tiene un Plan Médico que
tiene que pagar copago de 35 dólares
por cualquier consulta y paga los
primeros 6.000 dólares si llega a
pisar un sanatorio. Ella acá tiene
una medicina privada que sigue
pagando porque no sabía si se
volvían o no. Ahora se tiene que
hacer unos estudios; le dije que se
venga a la Argentina. Acá no pagas
nada y te cubren todo”.
- “Te cubren todo, pero es carísimo.
En cualquier momento termino pagando
más por el Plan Médico Familiar que
por el colegio de mi hijo Esteban
que recién arranca el secundario”.
“¿Podes creer?”.
Levanté los ojos frente a estas dos
“verdades” y pude ver claramente la
locura del sistema:
1. Primera: acá te cubren todo y no
pagas nada.
2. Segunda: el Plan médico de toda
la familia vale menos que una cuota
de secundaria de un colegio privado.
Mi conclusión muy simple: qué poco
se entiende que esto no puede ser.
Un sistema así no puede funcionar.
El gas a 40 pesos NO EXISTE. ¡Ya lo
vivimos!!
Siguieron enganchados en el mismo
tema. Yo con el oído bien atento.
- “Otra vez aumentaron la medicina
privada en diciembre: 6%”, decía el
más “rellenito” de mis dos
compañeros del sauna.
- “Me estás cargando”, decía el
pelado. “Estos tipos se la están
llevando toda”. Afirmaba con
soltura.
- “Aumentaron en febrero, julio,
agosto, setiembre y ahora diciembre.
A Stuzzeneger le están destrozando
el índice, y a nosotros el
bolsillo”.
Hasta ahí, era una típica
conversación “de sauna” de dos
personas que opinan de distintos
temas haciéndolo cual director
técnico de la selección de Messi.
Yo seguía con mi lectura deportiva:
acabábamos de salir campeones de la
Copa Argentina... hasta que escuché
algo que volvió a meterme en la
charla y ya me tocó casi en forma
personal:
- “con razón estos tipos de SWISS
MEDICAL abren una Clínica en
NORDELTA. Seguramente con la guita
de los aumentos de las cuotas. ¡Así
la abro yo!” se despachó el
“gordito” con una precisión
ingenieril.
El pelado no llegó a responder
porque dejé el diario en un costado
y me metí de lleno en el debate
(traté de que no se me caiga la
toalla mientras me incorporaba). Fue
realmente un monólogo.
- Pero Uds. entienden las falencias
del sistema (no dije falencias …).
¡Y no hablo de SWISS MEDICAL
solamente sino de toda la Medicina
Privada!
- ¡Que la ley del 2011 reventó el
sistema y fundió al sector
financiador!
- ¡Que los mecanismos de
actualización de precios fijados por
la reglamentación en función de los
costos no se aplican!
- ¡Que los mayores costos en
medicamentos de alto costo,
prótesis, discapacidad, imágenes,
amparos, nuevas prestaciones, nueva
tecnología, etc. reventaron el
sistema financiador!
- ¡Que hay amparos judiciales por
cualquier cosa!
- ¡Que si no se alcanza la
integración vertical en la búsqueda
complementaria de márgenes ya
estaríamos bajo el agua!
- ¡Que los márgenes de esta
industria no llegan ni al 3% de la
facturación!
- ¡TIENEN QUE CAMBIAR EL SISTEMA Y
CAMBIAR LA LEY! ¿Me entendés?????
Ya fuera de mí y a los gritos dentro
del sauna pude tomar distancia por
un segundo y mirarme en perspectiva
cual director de cine. Vi algo
horrible: me vi repitiendo los
mismos argumentos de siempre, ya que
los problemas del sector son los
mismos desde el año 2011 en que se
creó la ley.
Ahí fue cuando me calmé y me senté.
Con las dos manos tapándome la cara
comencé a sollozar casi en silencio…
Mi mujer me despertó.
Estaba soñando.
Por suerte no estaba desgarrado; era
parte del sueño.
¡El domingo “la rompo”!!
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