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Muchos quienes peinamos canas aún
tenemos sobre nuestros escritorios
un cuaderno en el que anotamos los
temas que nos ocupan. Uno a uno los
vamos tomando, los gestionamos y
finalmente los tachamos con la
satisfacción de haberlos resuelto.
Sin embargo, hay algunos de ellos
que uno llega a creer que se enamoró
de nuestro cuaderno, que parecieran
disfrutar de estar ahí y de nuestra
compañía. Nos cuesta tacharlos, y no
porque no queramos sino porque
continúan sin resolver.
A horas de comenzar un nuevo año,
muchos de los temas centrales que
quedan sin solucionar de años
anteriores siguen ahí, mirándonos
fijo, con el cansancio propio de
aquellos que a lo largo del tiempo
han recorrido horas de trabajo,
reuniones, propuestas, pruebas
ácidas a estas propuestas, mejoras,
más horas de trabajo, y sin embargo
ahí están: “firmes como rulo de
estatua” como diría el enorme Luis
Landriscina.
Nos obligamos al optimismo propio de
quienes tomamos riesgos, miramos
todos los temas que sí han sido
tachados y nos sentimos satisfechos.
Recorremos la tarea de los últimos
años y nos reconocemos
protagonistas, vencedores de tantas
batallas libradas contra esa
silenciosa responsabilidad de
financiar la atención médica de
miles de personas que confiaron en
que seríamos capaces de hacerlo. Y
lo hicimos sin protestar, a pesar de
todas las fuerzas externas que nos
obligaron a desarrollar infinita
creatividad para superar la
adversidad.
Mientras tanto esos “pendientes” ahí
están, mirándonos a los ojos como
diciéndonos “acá estamos, este es el
día, pongamos manos a la obra”. Pero
mientras miro mis “pendientes” me
pregunto: “¿no será que el tema nos
supera? … ¿qué es un problema de
conjunto y no sólo propio?” … es
probable que sea esto último y la
definición se impone: es un problema
de todos y lo solucionaremos entre
todos. ¿Quiénes somos todos? … el
sistema de salud en su conjunto, el
Estado Nacional, los Estados
Provinciales, el sistema de la
Seguridad Social, y por supuesto la
Medicina Privada. Y cuando vemos que
la cosa debe ir tan arriba es que
exige una “Política de Estado”.
Seguramente ya habrás descubierto
que estoy hablando de las nuevas
tecnologías médicas, aquellas que,
en pos de la ciencia, la salud y la
hipótesis de un mejor y más preciso
diagnóstico y cura de las
enfermedades crece día a día, y que
nos llena de sanas expectativas
desde nuestro gen médico, pero que
desde nuestra responsabilidad por el
financiamiento de los sistemas de
salud nos estremece. Y no
precisamente por su costo sino por
el carácter infinito al que expone a
un sistema que cuenta con ingresos
finitos.
Qué hacer entonces con este asunto
(note el lector que he decidido no
llamarlo “problema”) es la pregunta,
asunto ya veterano en nuestra agenda
de pendientes.
A ver, podemos decir por ejemplo que
hay países que han tomado el tema
como política de Estado dado que no
afecta sólo a un subsector, sino
como postulábamos al inicio tiene
impacto en ámbitos de la salud
pública nacional, provincial y
municipal, el sistema de Seguridad
Social, y por supuesto la Medicina
Privada. Todos hemos investigado y
tenemos algunas ideas de cuál a
nuestro juicio resulta más
homologable a nuestro medio y
nuestra cultura, cuál lo ha hecho
con mejores resultados, y
eventualmente qué mejoras podemos
proponer. Tal vez, sea ésta una
punta, los actuales funcionarios del
Ministerio de Salud y de la
Superintendencia tienen un profundo
conocimiento de estos casos y
cuentan con equipos técnicos capaces
de determinar cuáles podrían ser los
caminos a homologar. Quizás, por qué
no, podríamos empezar por ahí, de
esta forma abrir el debate de ideas,
encontrar el consenso e impulsar una
política que nos permita dar
previsibilidad a nuestras
organizaciones, y a quienes aún no
tachamos este “pendiente” de nuestra
lista, finalmente hacerlo.
Pero bien sabemos que hay otros
temas que aún aguardan nuestra
atención y acción: ¿es sustentable
un sistema que pretende gestionar
recursos ante un ilimitado menú de
prestaciones? … ¿son las
prestaciones médicas aquello que mi
tía Norma (… todos tenemos una tía
Norma o similar) debe considerar
como el reemplazo de su agenda
social e ir al médico en lugar de
juntarse a tomar mate con sus
amigas? Nuestro sistema tiene un
código genético de libre elección y
acceso que podemos considerar desde
el punto de vista del gerenciamiento
agotado, prescripto en el mundo y
que sin dudas dilapida recursos
finitos y escasos. Llegó la hora de
proponer algo distinto, ¿no les
parece? … un sistema para los
próximos 30 años, incluso, que
permita medir estándares de calidad
objetiva en el contexto de la
excelencia médica y científica, y
que permita a las organizaciones
crecer invirtiendo como lo hace.
Podría seguir enumerando temas
sensibles, pero me detengo en estos
por respeto a ti lector. Pero no por
no ser relevantes ni prioritarios,
sino porque quiero dejar esta página
en un plano más estratégico que
táctico, una mirada perspectiva de
posibles puertas de salida que hoy
tiene entrampada a todo un sector,
crítico para una sociedad: su salud.
Nuestra naturaleza está basada en la
confianza, tengamos confianza en que
un día, nuestros “pendientes” sean
historia, que salir de esta
situación depende de nosotros
mismos, que seremos protagonistas de
esta etapa, y que un día finalmente
renovemos la agenda. Buen año para
todos
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