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Año nuevo…
¿Agenda nueva?

Por el Contador Leonardo Lamas, secretario de CEMPRA Cámara de Entidades de Medicina Privada de la República Argentina.

 
Muchos quienes peinamos canas aún tenemos sobre nuestros escritorios un cuaderno en el que anotamos los temas que nos ocupan. Uno a uno los vamos tomando, los gestionamos y finalmente los tachamos con la satisfacción de haberlos resuelto. Sin embargo, hay algunos de ellos que uno llega a creer que se enamoró de nuestro cuaderno, que parecieran disfrutar de estar ahí y de nuestra compañía. Nos cuesta tacharlos, y no porque no queramos sino porque continúan sin resolver.
A horas de comenzar un nuevo año, muchos de los temas centrales que quedan sin solucionar de años anteriores siguen ahí, mirándonos fijo, con el cansancio propio de aquellos que a lo largo del tiempo han recorrido horas de trabajo, reuniones, propuestas, pruebas ácidas a estas propuestas, mejoras, más horas de trabajo, y sin embargo ahí están: “firmes como rulo de estatua” como diría el enorme Luis Landriscina.
Nos obligamos al optimismo propio de quienes tomamos riesgos, miramos todos los temas que sí han sido tachados y nos sentimos satisfechos. Recorremos la tarea de los últimos años y nos reconocemos protagonistas, vencedores de tantas batallas libradas contra esa silenciosa responsabilidad de financiar la atención médica de miles de personas que confiaron en que seríamos capaces de hacerlo. Y lo hicimos sin protestar, a pesar de todas las fuerzas externas que nos obligaron a desarrollar infinita creatividad para superar la adversidad.
Mientras tanto esos “pendientes” ahí están, mirándonos a los ojos como diciéndonos “acá estamos, este es el día, pongamos manos a la obra”. Pero mientras miro mis “pendientes” me pregunto: “¿no será que el tema nos supera? … ¿qué es un problema de conjunto y no sólo propio?” … es probable que sea esto último y la definición se impone: es un problema de todos y lo solucionaremos entre todos. ¿Quiénes somos todos? … el sistema de salud en su conjunto, el Estado Nacional, los Estados Provinciales, el sistema de la Seguridad Social, y por supuesto la Medicina Privada. Y cuando vemos que la cosa debe ir tan arriba es que exige una “Política de Estado”.
Seguramente ya habrás descubierto que estoy hablando de las nuevas tecnologías médicas, aquellas que, en pos de la ciencia, la salud y la hipótesis de un mejor y más preciso diagnóstico y cura de las enfermedades crece día a día, y que nos llena de sanas expectativas desde nuestro gen médico, pero que desde nuestra responsabilidad por el financiamiento de los sistemas de salud nos estremece. Y no precisamente por su costo sino por el carácter infinito al que expone a un sistema que cuenta con ingresos finitos.
Qué hacer entonces con este asunto (note el lector que he decidido no llamarlo “problema”) es la pregunta, asunto ya veterano en nuestra agenda de pendientes.
A ver, podemos decir por ejemplo que hay países que han tomado el tema como política de Estado dado que no afecta sólo a un subsector, sino como postulábamos al inicio tiene impacto en ámbitos de la salud pública nacional, provincial y municipal, el sistema de Seguridad Social, y por supuesto la Medicina Privada. Todos hemos investigado y tenemos algunas ideas de cuál a nuestro juicio resulta más homologable a nuestro medio y nuestra cultura, cuál lo ha hecho con mejores resultados, y eventualmente qué mejoras podemos proponer. Tal vez, sea ésta una punta, los actuales funcionarios del Ministerio de Salud y de la Superintendencia tienen un profundo conocimiento de estos casos y cuentan con equipos técnicos capaces de determinar cuáles podrían ser los caminos a homologar. Quizás, por qué no, podríamos empezar por ahí, de esta forma abrir el debate de ideas, encontrar el consenso e impulsar una política que nos permita dar previsibilidad a nuestras organizaciones, y a quienes aún no tachamos este “pendiente” de nuestra lista, finalmente hacerlo.
Pero bien sabemos que hay otros temas que aún aguardan nuestra atención y acción: ¿es sustentable un sistema que pretende gestionar recursos ante un ilimitado menú de prestaciones? … ¿son las prestaciones médicas aquello que mi tía Norma (… todos tenemos una tía Norma o similar) debe considerar como el reemplazo de su agenda social e ir al médico en lugar de juntarse a tomar mate con sus amigas? Nuestro sistema tiene un código genético de libre elección y acceso que podemos considerar desde el punto de vista del gerenciamiento agotado, prescripto en el mundo y que sin dudas dilapida recursos finitos y escasos. Llegó la hora de proponer algo distinto, ¿no les parece? … un sistema para los próximos 30 años, incluso, que permita medir estándares de calidad objetiva en el contexto de la excelencia médica y científica, y que permita a las organizaciones crecer invirtiendo como lo hace.
Podría seguir enumerando temas sensibles, pero me detengo en estos por respeto a ti lector. Pero no por no ser relevantes ni prioritarios, sino porque quiero dejar esta página en un plano más estratégico que táctico, una mirada perspectiva de posibles puertas de salida que hoy tiene entrampada a todo un sector, crítico para una sociedad: su salud.
Nuestra naturaleza está basada en la confianza, tengamos confianza en que un día, nuestros “pendientes” sean historia, que salir de esta situación depende de nosotros mismos, que seremos protagonistas de esta etapa, y que un día finalmente renovemos la agenda. Buen año para todos

 

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