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Hace poco más de un año (setiembre 2016) el gobierno
nacional daba sanción a un conjunto de decretos entre
los que se encontraba la puesta en marcha de la
estrategia de Cobertura Universal de Salud (CUS). La CUS
significa una clara apuesta a fortalecer el subsector
público de la salud y es el gran objetivo del gobierno
en esa área.
LAS CARACTERÍSTICAS DE LA
COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD EN NUESTRO PAÍS
La CUS está dirigida principalmente a la población con
cobertura exclusiva del Estado, esto es, aquellos que no
tienen otra cobertura como de alguna obra social o
prepaga médica. Aproximadamente son 15 millones de
personas que actualmente se atienden exclusivamente en
el subsector público de salud. Dentro de este colectivo
se encuentra la población socialmente más vulnerable,
los desocupados o quienes trabajan informalmente.
Se trata fundamentalmente de un programa de
fortalecimiento del sector público de la salud basado en
una estrategia de Atención Primaria de la Salud y
enmarcada en la extensión de la protección social en
salud.
Sus apuestas más fuertes tienen que ver con el sistema
de información, con la mejora de la accesibilidad, con
un ordenamiento del sistema en forma creciente de
complejidad y en un modelo basado en la responsabilidad
del estado sobre la salud de la población.
Respecto al sistema de información propone como temas
destacados la conformación de un padrón de beneficiarios
y el uso de la historia clínica única, digitalizada lo
que permite el acceso desde cualquier punto del país.
El sistema prevé el otorgamiento de turnos antedatados a
los centros de salud a través de un call center gratuito
y también vía web a fin de mejorar la accesibilidad
administrativa. A su vez desde los CAPS (Centros de
Atención Primaria de la Salud) se podrán asignar turnos
hospitalarios a fin de agilizar derivaciones a
especialistas o servicios de diagnósticos por imágenes y
laboratorio, así como realizar interconsultas a través
de sistemas de telemedicina con hospitales de mayor
complejidad.
Plantea también como un hecho destacable la
responsabilidad nominal. Esto es que a cada beneficiario
se le asignará un centro de salud y un equipo de salud
de referencia. Este equipo será el encargado del
seguimiento de su población a cargo tanto en períodos de
enfermedad como así también en forma preventiva.
El sistema no contempla ninguna forma de pago de
bolsillo por parte de la población siendo financiado en
principio por un fondo establecido por los decretos ante
citados de 8.000 millones de pesos y luego por
presupuesto. Quienes además posean otro tipo de
cobertura podrán atenderse como hasta ahora sin ninguna
restricción en los centros de salud públicos (CAPS,
hospitales, otros) y éstos podrán facturar (también como
hasta ahora) al financiador correspondiente con la
novedad que plantea este programa cual es una gran
agilización de los mecanismos de facturación y cobro de
esos montos. La CUS no plantea ningún tipo de
entrecruzamiento de la financiación con el sector
privado en el sentido de que el presupuesto público
termine financiando servicios privados de ninguna
naturaleza.
Actualmente se está desarrollando una prueba piloto en
la ciudad mendocina de Guaymallén con la idea de
comenzar a extenderlo a partir de este año.
EL VERDADERO SIGNIFICADO
DE LA CUS
Los decretos antes citados del Poder Ejecutivo Nacional
fueron una gran noticia y pusieron el eje en lo
realmente urgente que es el fortalecimiento del
subsector público, además de volver a poner el tema
salud en la agenda política y de normalizar una deuda de
larga data del Estado con la seguridad social.
Específicamente para la denominada CUS el decreto
908/2016 asigna un fondo de 8.000 millones de pesos por
única vez a fin de darle impulso a su implementación.
Al analizar la importancia de esta medida no debemos
dejar de lado el contexto. Venimos de un gobierno que a
pesar de contar durante diez años con superávits gemelos
y una macroeconomía fuerte no invirtió en salud. En los
últimos años del gobierno anterior el deterioro del
sistema fue mayúsculo. Los presupuestos para esta área
tanto en Nación como en la provincia de Buenos Aires
disminuyeron porcentualmente. La infraestructura del 80
% de los hospitales públicos provinciales quedó en
estado calamitoso. El déficit en recursos humanos en
áreas muy sensibles como medicina general, pediatría
enfermería, terapistas intensivos, anestesiólogos, y
muchos otros es alarmante. En algunos casos como en el
municipio de Tres de Febrero, por ejemplo, la atención
en los CAPS estaba directamente “privatizada” en manos
de cooperadoras truchas. Los porcentajes en vacunación
disminuyeron a niveles muy bajos en la población más
vulnerable. Un gobierno cuyo principal objetivo,
discurso y accionar fue la vuelta del Estado en contra
de las reformas neoliberales anteriores, nacionalizando
y estatizando empresas como Aerolíneas e YPF,
subsidiando fuertemente energía y transporte,
nacionalizando las AFJP, e interviniendo directamente en
casi todas las áreas de la economía en una especie de
contrarreforma de los 90. Sin embargo, no cambió
prácticamente el esquema de los 90 en salud. No reformó
ni intervino mayormente el sistema de salud. La salud no
estuvo en la agenda salvo por algunas medidas o
programas específicos. Algunos hitos muestran las
prioridades que se tenían como la ley de medicina
prepaga, la reforma de la APE y diferentes tipos de
medidas para la seguridad social. Pero muy poco para el
subsector público.
Es en este contexto que establecer la CUS como un eje
central de gobierno toma real dimensión. Fortalecer el
subsector público, implementar un sistema de información
básico para la gestión del sistema, proponer un modelo
de atención basada en la responsabilidad nominal
haciendo eje en la prevención y mejorar la accesibilidad
administrativa y económica es un avance significativo a
como veníamos.
A FUTURO
Obviamente esto genera debate técnico y político.
¡Bienvenido sea! Es preferible debatir diferentes
propuestas teniendo al sector público como eje a estar
discutiendo sobre la atención de los 4 millones de
personas con mayor capacidad adquisitiva.
Existirán seguramente problemas de implementación,
dificultades, marcha atrás y tal vez no se lleguen a
cumplir la totalidad de las metas. Pero ya el hecho de
estar hablando de accesibilidad de los más vulnerables,
de sistemas de información, nominalización, historia
clínica electrónica es un adelanto enorme en un país en
donde el subsector público de salud hace muchísimo
tiempo que no es prioridad políticamente.
Desde mi punto de vista esto representa una luz de
esperanza, la posibilidad de un principio de cambio
hacia el lugar correcto que la gran mayoría de los que
hacemos salud pública, aspiramos más allá de diferencias
instrumentales. Por mi parte renuevo las esperanzas de
un sistema mejor por el que pregoné siempre. El tiempo
me dirá si lo logramos hacer o si será otra oportunidad
perdida.
(*) Presidente de la Agencia
Nacional de Laboratorios Públicos.
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