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Hace bastante tiempo se viene discutiendo en la
Argentina la necesidad de contar con una Agencia
Nacional de Evaluación de Tecnologías Sanitarias o de la
Salud como otros la denominan. El actual gobierno la
instaló como una de sus prioridades dentro de sus
políticas de salud. En ese sentido se creó
recientemente, por resolución 623/2018, la Comisión
Nacional de Evaluación de Tecnologías de Salud en el
ámbito del Ministerio de Salud y existen tres proyectos
de ley en estado parlamentario.
Las Agencias de Evaluación de Tecnologías comienzan a
consolidarse en las décadas de los 80 y 90 en Europa y
Australia fundamentalmente, aunque los pioneros fueron
los Estados Unidos de América bastante antes (Esteban
Lifschitz Agencias de Evaluación de Tecnologías
Sanitarias Lecciones Aprendidas en Países de
Latinoamérica y Europa. Capítulo 1. Introducción). Más
recientemente se crearon Agencias en países
Latinoamericanos como Brasil, México y Colombia.
LA EVALUACIÓN
DE TECNOLOGÍAS SANITARIAS
Según Lifschitz, ya mencionado, de las diferentes
definiciones sobre tecnologías sanitarias existentes,
las más difundidas son la del Instituto de Medicina de
Estados Unidos, que las define como “el conjunto de
medicamentos, dispositivos y procedimientos médicos y
quirúrgicos usados en la atención médica, así como los
sistemas de organización, administración y soporte
dentro de los cuales se proporciona dicha atención”
(1995) y la de la International Network of Agencies for
Health Technology Assessment (INAHTA) que las define
como “cualquier intervención que pueda ser utilizada
para promover la salud, a fin de prevenir, diagnosticar
o tratar una enfermedad o para la rehabilitación o la
atención a largo plazo”.
Siguiendo con el autor mencionado, podemos considerar a
la evaluación de tecnologías sanitarias (ETS) como “una
herramienta fundamental para promover la priorización,
selección, introducción, distribución y manejo de
intervenciones en salud con el fin de fomentar la
atención de enfermedades, la prevención, el diagnóstico
oportuno, la rehabilitación y los cuidados paliativos,
con una orientación hacia la cobertura universal y la
sostenibilidad de los sistemas de salud” (OMS, 2014).
Basándonos en el libro “Agencias de Evaluación de
Tecnologías Sanitarias: Construyendo el camino” de
Víctor Quiñones et al, Editorial Dunken, 2017, podemos
entender a la evaluación de tecnologías sanitarias (ETS)
como aquellas metodologías y procesos destinados a
evaluar integralmente y en forma comparativa una
intervención sanitaria (sea medicamento, producto
médico, procedimiento quirúrgico, campaña de prevención,
organización del sistema de salud) con el fin de conocer
su impacto tanto en términos económicos como clínicos en
la sociedad. Es una herramienta en la toma de
decisiones.
La ETS no sólo debe ser una herramienta de decisión para
las máximas autoridades en los procesos regulatorios,
sino que debe ser útil también para los financiadores
para definir sus canastas de servicios, para la
industria a fin de orientar la I&D, para los
profesionales y guías clínicas que estos utilizarán y
especialmente para los pacientes cada día más
informados.
LAS AGENCIAS
DE EVALUACIÓN DE TECNOLOGÍAS SANITARIAS
Para que un medicamento o dispositivo médico sea
registrado para su comercialización e incorporación a un
país debe pasar diferentes evaluaciones. En principio
deben cumplir con requisitos establecidos de seguridad,
eficacia y calidad. La función reguladora para el
cumplimiento de estos requisitos la ejerce en nuestro
país la ANMAT.
Una cuarta barrera que se incorpora es la de evaluar los
costos de estas tecnologías y sus ventajas terapéuticas
o diagnósticas, su sustentabilidad y fundamentalmente
cuantos años de vida agregan y en cuanto mejoran la
calidad de vida. De esto básicamente se encargan las
Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias.
No existe un modelo uniforme de Agencias y cada país que
la ha creado lo ha hecho desde sus propias necesidades y
conveniencias. En este sentido no es conveniente
extrapolar acríticamente experiencias de otros países
sin tener en cuenta las idiosincrasias locales. Sin
embargo, tampoco es conveniente desarrollar una Agencia
regulatoria de esta naturaleza sin analizar y aprender
de otras experiencias, sus fortalezas y sus debilidades
para no cometer errores que han sido estudiados en otras
partes.
ESTADO DE
SITUACIÓN EN LA ARGENTINA
Como afirmamos en la introducción existen tres
iniciativas de ley en estado parlamentario las cuales
presentan algunas diferencias menores y otras de fondo a
mi entender.
Una diferencia es el ámbito de aplicación o sea de quien
dependerá la futura agencia. Mientras que dos
iniciativas plantean a la actual Secretaría de Ciencia y
Técnica como ámbito de aplicación, la otra iniciativa la
coloca dentro del ámbito de la Secretaría de Salud de la
Nación.
La razón por la que se propone a Ciencia y Técnica como
el ámbito adecuado es porque se considera a la
Secretaría de Salud como un actor interesado y
perjudicaría la credibilidad de sus recomendaciones.
Otra diferencia es la creación de un comité consultivo y
su composición. Mientras dos de las iniciativas lo
propone, pero con actores muy diferentes (con mayores o
menores intereses) la tercera no lo contempla.
Los alcances de la Agencia es otro punto importante de
controversia. Una iniciativa propone exclusivamente el
alcance a la órbita nacional y otra propone que puedan
adherirse otras jurisdicciones.
Sólo una de las tres iniciativas establece la
posibilidad de apelación a las decisiones tomadas.
Estas son algunas de las diferencias importantes entre
las tres iniciativas lo que nos está indicando que se
requiere de un mayor debate y de una profundización en
su discusión para poder aprobar una ley con consenso.
ALGUNAS
CONSIDERACIONES FINALES
Evidentemente se requiere aún más discusión de la que ya
se está dando para consensuar un proyecto de ley viable.
Más allá del proyecto de ley que se apruebe algunos de
los principios rectores que deben guiar a la futura
agencia deben tener que ver con garantizar en forma muy
especial la transparencia de la conformación de la
Agencia y de sus decisiones. Esto requiere que los
informes sean técnicamente impecables e insospechados y
comprobables, que quienes compongan la agencia no tengan
conflictos de intereses, que haya un sistema adecuado y
muy amplio de comunicación de las decisiones y que
exista la posibilidad y los mecanismos adecuados y
claros de apelación entre otras cosas.
La Agencia conformada con estos postulados es una
necesidad imperiosa y contribuirá a la regulación del
sistema de salud, pero también debemos decir que por sí
sola no solucionará los problemas de financiamiento y de
judicialización existentes y mal empleada puede agravar
situaciones de inequidad.
Se debe avanzar al mismo tiempo en buscar otras
soluciones que colaboren y complementen a esta Agencia
para hacer un sistema viable y sustentabl.
(*) Presidente de la Agencia
Nacional de Laboratorios Públicos.
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