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Debate


La resistencia a los antimicrobianos,
un gran desafío para la salud pública

Por el Dr. Adolfo Sánchez de León (*)
Médico. Especialista en Salud Pública.


La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es responsable de un sin número de muertes y elevados costos económicos y el riesgo de la resistencia microbiana ha sido equiparada por muchos expertos al riesgo que ocasiona el cambio climático.
Si bien la OMS está alertando sobre esta temática y la considera como uno de los grandes problemas de la salud pública a resolver, y diferentes países están intentando ponerlo en agenda, lo cierto es que no existe aún conciencia de la gravedad de esto entre profesionales y pacientes, así como tampoco entre ganaderos y la industria alimenticia y el problema lejos de solucionarse tiende a agravarse.
Podemos resumir el problema en las siguientes afirmaciones: el uso indiscriminado de antibióticos ha provocado el aumento de bacterias resistentes. La velocidad de adaptación de las bacterias es mucho más rápida que el tiempo de producción de fármacos. En la actualidad, existen nueve bacterias con niveles alarmantes de resistencia.

¿A QUÉ SE DENOMINA RESISTENCIA A LOS ANTIMICROBIANOS? (RAM)
Según la OMS “La resistencia a los antimicrobianos (o farmacorresistencia) se produce cuando los microorganismos, sean bacterias, virus, hongos o parásitos, sufren cambios que hacen que los medicamentos utilizados para curar las infecciones dejen de ser eficaces. Los microorganismos resistentes a la mayoría de los antimicrobianos se conocen como ultrarresistentes. El fenómeno es muy preocupante porque las infecciones por microorganismos resistentes pueden causar la muerte del paciente, transmitirse a otras personas y generar grandes costos tanto para los pacientes como para la sociedad”.
El concepto de RAM es más amplio que el de resistencia a los antibióticos ya que abarca también las resistencias a fármacos utilizados para tratar infecciones causadas por otros microorganismos y no sólo bacterias, tales como parásitos (por ejemplo, los helmintos o el parásito que causa el paludismo), virus (como el VIH) y hongos (como la cándida).
Considerando su impacto en la población mundial, la OMS (http://www.who.int), en febrero del 2017, jerarquizó las especies bacterianas por las resistencias que presentan en tres niveles de prioridad: Prioridad 1. CRÍTICA: Resistentes a los carbapenémicos: Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa, y Enterobacteriaceae productoras de BLEE (Beta-lactamasas de espectro extendido). Prioridad 2. ELEVADA: Resistencias a una diversidad de antibióticos en: Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Helicobacter pylori, Campylobacter spp., Salmonellae y Neisseria gonorrhoeae. Prioridad 3. MEDIA: Cepas (variantes) resistentes de: Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae, Shigella spp.

ALGUNAS DE LAS CAUSAS DE APARICIÓN DE LA RAM
Si bien los factores de resistencia que ocurren naturalmente contribuyen a la RAM, el uso de antibióticos favorece la selección y su aparición. El uso en ganadería de antibióticos para promover el crecimiento de los animales es un factor muy importante de aparición de RAM. Según varios reportes, en EE.UU., el uso de antibióticos en los animales para su alimentación representa el 80% de todos los antibióticos consumidos. La Food and Drug Administration (FDA) estima que el 74% de estos antibióticos se administra con el alimento, un método habitual para promover el crecimiento del animal y no para tratar o prevenir la infección.
Por otra parte, en EE.UU. el 62% de los antibióticos usados en animales está representado por compuestos “de importancia médica”, es decir, son importantes para el tratamiento de las enfermedades humanas.
La influencia potencial del uso agrícola de antibióticos en la salud humana ha dado lugar a una serie de respuestas, como las políticas en Europa que prohíben la utilización de los antibióticos para el crecimiento de los animales, las guías de la FDA que fomentan evitar el uso de antibióticos y el suministro voluntario de carne libre de antibióticos por los proveedores de alimentos. Por otra parte, recientemente la FDA publicó su Final Rule on Antimicrobial Animal Drug Sales and Distribution Reporting, donde requiere que los productores de medicamentos veterinarios con actividad antimicrobiana envíen informes anuales sobre la cantidad que se vende, para mejorar la transparencia de su uso.
También esta resistencia aparece a menudo cuando los pacientes no completan el tratamiento con antibiótico prescrito por el médico ya que es necesario que prácticamente todos los organismos infectantes sean erradicados para evitar la aparición de resistencia, de lo contrario aumentan las posibilidades de que una pequeña población que sobreviva al tratamiento le transmita a las demás bacterias el plásmido que codifica su resistencia, lo cual es posible por transferencia horizontal y no sólo a su descendencia.
Otro factor se relaciona al uso extendido de antibióticos de amplio espectro, que atacan indiscriminadamente a las bacterias patológicas y las naturales, acelera en gran medida el desarrollo de resistencia, así como la prescripción innecesaria de antibióticos ante afecciones de tipo vírico, que suman 1 de cada 4 casos en los que se prescriben antibióticos contra infecciones del tracto respiratorio.

LA RAM COMO PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA
Se estiman 50 mil muertes cada año en USA y Europa por infecciones por bacterias resistentes a diferentes antibióticos (multirresistentes), así como 480 mil casos cada año de tuberculosis multirresistente a nivel mundial, de los cuales el 40% de los pacientes fallece (Robins-Browne, 2017). El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) norteamericano estima que anualmente 2 millones de pacientes en EE.UU. son tratados por bacterias resistentes, de los cuales 23 mil fallecen (CDC, 2013). Con esta tendencia, 10 millones de vidas se perderían para el 2050 por la falta de tratamiento adecuado para tratar bacterias resistentes, con un costo de 100 trillones de dólares (USD) (Holmberg et al., 1987). En 2014 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe (WHO, 2014) con datos muy preocupantes sobre la incidencia de resistencia a antibióticos en distintas regiones del mundo, identificando 9 bacterias con niveles alarmantes de resistencia. Tanto la ONU, la OCDE, como el CDC están activamente buscando terminar la “era de (del uso excesivo de) los antibióticos”.
Por otro lado, la FDA (Food and Drug Administration) reportó que la aprobación de nuevos antimicrobianos decreció 56% entre 1983 y 2002. La velocidad de adaptación de las bacterias es mucho más rápida que el tiempo de producción de fármacos. La industria está más enfocada a generar nuevas drogas para enfermedades crónicas y existe poca inversión para nuevas moléculas para las infecciosas por ser más costosa su inversión y porque se tarda más en el recupero de esa inversión (estimado en 23 años).

EL TEMA EN LA ARGENTINA
Ya en el año 1986 se crea La Red de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos WHONET-Argentina bajo la coordinación del Servicio Antimicrobianos del INEI-ANLIS “Dr. C. G. Malbrán” cuyo objetivo es proveer información a nivel nacional sobre los perfiles de resistencia a los antimicrobianos de patógenos hospitalarios y de la comunidad.
Según el actual ANLIS, en la actualidad esta Red está compuesta por 89 laboratorios representativos de todas las jurisdicciones del país. Estos realizan pruebas de sensibilidad a los antimicrobianos a bacterias de origen clínico, siguiendo protocolos estandarizados y en el marco de un estricto control de calidad. Los datos generados se ingresan en el software WHONET.
En los sitios oficiales del gobierno podemos leer que también esta problemática es abordada en nuestro país. Según información oficial en 2015, se firma la resolución conjunta de los ministerios de Salud y ex Agricultura, Ganadería y Pesca No. 834/2015 Y 391/2015, estableciendo la Estrategia Argentina para el Control de la Resistencia Antimicrobiana con un abordaje interdisciplinario adoptando el concepto “Una salud” impulsado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
También mediante la Resolución Senasa 591/2015A se crea y aprueba el Programa Nacional de Vigilancia de la RAM en animales de consumo, el cual tiene como objetivo primario “determinar y monitorear de forma sostenida en el tiempo, la prevalencia de la resistencia de bacterias comensales y zoonóticas, a diferentes antimicrobianos de importancia en salud humana; y así poder evaluar posibles medidas que permitan retrasar o impedir la diseminación de bacterias resistentes y, de esta manera, minimizar su riesgo potencial sobre la salud pública y animal”.
El segundo objetivo es reducir la pérdida de eficacia de principios activos esenciales (antimicrobianos), priorizados a nivel internacional a través de un listado de “antimicrobianos de importancia crítica” por su uso esencial en medicina humana, y al tener en la actualidad escasos o ningún sustituto, el Senasa promueve la difusión de información sobre el uso responsable de los antimicrobianos y buenas prácticas agropecuarias, con la finalidad de minimizar la utilización de éstos, sin comprometer la salud de los animales o la actividad de producción agropecuaria.
En definitiva, se requerirá de mayor investigación y desarrollo para la obtención de nuevas moléculas para una problemática (enfermedades infecciosas) que parecía erradicadas. Pero también y más importante se necesita de un cambio cultural en el uso de antibióticos en los médicos, pacientes y el sector agropecuario, caso contrario nuevas tecnologías caerán rápidamente en desuso y cada vez se estrecharán más las opciones de solución.

(*) Presidente de la ANLAP (Agencia Nacional de Laboratorios Públicos).

 

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