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El promedio de vida de las empresas e instituciones, al
menos como una organización exitosa, nunca fue en el
pasado de más de treinta años. Por ende, habrá que
aprender a desarrollar nuevos conceptos sobre el
significado de “desempeño” en una empresa y también
habrá que desarrollar nuevas mediciones por lo que todas
las instituciones deberán pensar qué significa
desempeño. En el pasado, esto era evidente y simple pero
ya no lo es. Por todo lo comentado, la estrategia tendrá
que basarse cada vez más en nuevas definiciones de este
concepto.
LA COMPETITIVIDAD GLOBAL
Todas las instituciones tienen que hacer de la
competitividad global una meta estratégica. Ninguna
institución, ya sea una empresa, una universidad o un
hospital, puede tener la esperanza de sobrevivir, y ni
hablar de ser exitosa, a menos que esté a la altura de
las pautas fijadas por los líderes en su campo, en
cualquier lugar del mundo.
La vida humana no puede estar sujeta a los vaivenes
financieros de los precios de las mercancías como el
petróleo y las hamburguesas, ni se puede tirar a la
basura cuando se presenta un daño como un televisor; la
economía de mercado es el mejor de los sistemas
económicos que hasta el momento ha producido el ser
humano pero para que funcione eficientemente y no
termine convirtiendo al ser humano en una mercancía como
las demás se requiere el contrapeso del Estado para
garantizar los bienes públicos esenciales y los derechos
del ser humano.
LA INCONGRUENCIA ENTRE GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y
FRAGMENTACIÓN POLÍTICA
La estrategia tiene que basarse en el supuesto de que
las monedas seguirán siendo volátiles e inestables. Una
implicación de esto es que toda administración deberá
aprender lo que hasta ahora pocas son capaces de hacer:
administrar su riesgo cambiario. Si las organizaciones
no consideran estas nuevas realidades, no tendrán una
estrategia y no estarán preparadas para los desafíos que
los próximos años, si no las próximas décadas,
seguramente plantearán. Y si estos desafíos no se
enfrentan con buenos resultados, ninguna empresa tendrá
esperanzas de éxito y menos aún de prosperidad en un
período de turbulencia, cambio estructural y
transformación económica, social, política y
tecnológica.
EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO ¿ACCIÓN O ANÁLISIS?
Tom Peters, establece que la ejecución es casi siempre
el secreto del éxito. Los resultados excelentes tienen
su origen en tres capacidades de la organización. La
primera refiere a la capacidad para ofrecer calidad y
servicios de primera calidad. La segunda capacidad es
aquella para innovar constantemente. La tercera
capacidad establece la participación y el compromiso de
todos. Para evaluar la estrategia es necesario dividir
la propia empresa en dos partes. En primer lugar, hay
que entender el sector a la que pertenece, y después la
posición que ocupa dentro de la industria. La estrategia
es una forma de fijar límites. Es decidir que uno no va
a ofrecer todo a todos, sino que va a buscar y
encontrar, o inventar una propuesta diferente, especial.
El hecho de fijar límites no es condicionar el
crecimiento, todo lo contrario. El fijar límites acelera
el crecimiento. Las empresas que realmente tienen éxito
son aquellas que fijan claros límites, sin olvidar luego
dominar su “territorio” tanto en el país de origen como
en el plano internacional.
EL ESTRATEGA
Bourgeois y Brodwin plantean cinco modelos desde un
concepto diferente al que se percibe al estratega en la
actualidad:
Como actor racional: capta la esencia de la descripción
más común del estratega. Tiene considerable poder y
acceso a información utilizándola para hacer análisis
racionales exhaustivos antes de emprender una acción. Su
objetivo guía los actos estratégicos de la organización.
Como arquitecto: comienza cuando finaliza el “modelo
racional”. En esta instancia, las recomendaciones
estratégicas han sido recibidas y el estratega es quien
debe lograr que la organización las ponga en práctica.
El estratega no solamente define, sino que permanecerá
involucrado a lo largo de todo el proceso de
implantación.
Como coordinador: se ocupa de que las metas y
estrategias sean alcanzadas con el compromiso de quienes
participan en el diseño e implementación. Este modelo
ofrece la posibilidad que el estratega no se limite a
una sola persona, el hecho de involucrar a varias mentes
disminuye la exactitud y los límites del proceso
cognoscitivo del modelo racional.
Como entrenador: toma todos los instrumentos culturales
disponibles definidos en la organización. Para que esto
resulte, la misma debe tener una cultura definida:
conjunto de valores, creencias y formas de pensar que es
compartido por los miembros de la organización.
Como orquestador y juez: debido a que la estrategia
suele ser un proceso de grupo y éstos están llenos de
problemas potenciales, apunta a que el estratega dirija
la atención de los subordinados a áreas de contenido
claro apoyando una metodología específica para hacer
planes y alterando la estructura de la organización. A
fines del siglo XIX, la incorporación por parte del
Estado prusiano de los seguros mutuales. Otto Von
Bismarck decidió que empleadores y Estado también
deberían participar en la financiación de los seguros
gremiales (Tobar 2015).
EL CAMBIO ORGANIZACIONAL
Eliyahu Goldratt, en su obra “La meta” señala que “toda
empresa, en el proceso de llegar a su meta, se encuentra
con uno o más problemas. Si no fuese así, la empresa
tendría un lucro infinito”. Según su enfoque, una vez
que el o los problemas fueron superados, se genera un
feedback, y se identifica una nueva restricción sobre la
cual trabajar. Este disturbio revolucionario provocó un
“salto” hacia una nueva estabilidad..
(*) Título Médico.
Magíster – UBA | FSG y Doctorando | UBA |