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El Ministerio de Salud de la Nación fue pensado para
constituirse en eje de la estrategia sanitaria nacional.
Tendría una acción efectiva y continua en las políticas
sobre la materia. Los gobiernos pseudo democráticos, de
facto, o incluso democráticos que continuaron al
fundador del mismo, Ramón Carrillo, no lograron instalar
un plan nacional estratégico de salud.
La creación de las Obras Sociales Nacionales y del PAMI
fue un aporte significativo. Estos dos sistemas
contribuyeron a mejorar la expectativa de vida de
nuestro país. Con el tiempo siguen posibilitando el
acceso a la salud, en el caso de las O.S. de casi el 50%
de la población general.
La Medicina Prepaga, heredera del sistema privado pre-Carrillo,
con más presupuesto que las O.S. atiende a una porción
importante de personas, pero proporcionalmente mucho
menor que las O.S. Nacionales. La misma fue beneficiada
por la ley de desregulación de los trabajadores.
De esta manera el subsector de O.S. Nacionales, está
subsidiando mediante el SUR, a través de los fondos de
los trabajadores, a la Medicina Prepaga.
Todo esto no resuelve los grandes problemas de salud de
los argentinos.
El subsector público tuvo avances y retrocesos en cuanto
a sus políticas estructurales, en calidad sanitaria y en
distribución geográfica. La falta de políticas
efectivas, estrategias participativas y consensuadas con
Provincias y Municipios, por la desconcentración
realizada durante la dictadura militar, trajo un
desorden en las metas y fines de la Salud Pública
Nacional.
Además, la desaparición del Ministerio de Salud,
rebajado a Secretaría, trajo consigo la pérdida de
programas, presupuesto y técnicos capacitados. No se
explica que esto haya pasado en un país que garantiza
constitucionalmente la salud a todos sus habitantes.
La falta de articulación entre los subsectores es
decisiva si queremos avanzar en un sistema de políticas
complementarias. Debemos invariablemente acentuar esto
para eliminar el gasto superfluo.
El sistema de financiamiento debe ser revisado, dado el
avance de la farmacopea de última generación y de
tecnologías nuevas extremadamente onerosas. Dicho
sistema de financiamiento resulta obsoleto en relación
con los tiempos que corren. Fue pensado en un tiempo
donde, además, la demanda era mucho menor.
Debemos pensar más en la atención primaria de la salud,
en planes efectivos de prevención, en agua potable de
red, en cloacas, en promover el movimiento y el
ejercicio físico en niños y adultos, en ropa y calzado
ergonómico, tal como lo venimos enseñando en Salud
Pública desde hace décadas.
La Asignación Universal por Hijo y la Asignación
Universal por Embarazo son otro claro ejemplo de la
integralidad de las políticas que se llevó adelante con
el proyecto político comenzado en el 2003. No hay un
indicador más adecuado para expresar los avances en
materia de desarrollo, que la tasa de mortalidad
infantil, que, en la Argentina, entre 2003 y 2015,
descendió un 32,1 por ciento. Sin embargo, los índices
sanitarios que mejoraron sensiblemente en la llamada
década ganada no reflejan, una realidad que debemos
observar y estudiar con detenimiento.
EL DEBATE SOBRE LA SALUD NO SE
INSTALÓ EN LA SOCIEDAD
Algunas leyes sancionadas, no son producto de
estrategias sanitarias, sino que actúan sobre grupos
poblacionales pequeños que no mejoran la salud general.
Se debe legislar adecuadamente y sobre integralidades,
tendiendo a abarcar grandes poblaciones y no sectores de
poca influencia sobre el bienestar sanitario general.
La regulación tan esperada de sectores claves en la
salud, como en los medicamentos, es prioritaria. En
muchos casos, autorizados sin avales científicos
reconocidos por estándares de investigación
internacional. Los costos de estos deben tener topes
lógicos adaptados a la realidad de nuestro sistema de
salud. La regulación en los costos de prótesis e insumos
es una necesidad urgente para el sistema. Ni hablar de
la tecnología sin control, superpoblando los lugares en
donde es negocio a través de la generación de mercado y
en muchos casos con indicación médica sin evidencia
clara de necesidad.
TODOS SABEMOS DESDE SIEMPRE QUE
MÁS TECNOLOGÍA NO ES MÁS SALUD
La protocolización de los grandes síndromes, a través de
consensos adecuados, y que representa un problema de
ágil solución, es una meta alcanzable, con gran
incidencia en el gasto excesivo, generado por las
prácticas de diagnóstico sin control. En este tópico la
educación médica es imprescindible, mediante la
adecuación de las currículas universitarias de grado y
de posgrado a la realidad de nuestro sistema de salud.
Esto último es urgente dada la formación inadecuada de
los médicos egresados de Facultades de Medicina, que no
se adaptan a la realidad sanitaria actual de la
Argentina.
La medicina ocupacional es un eje que se debe tratar,
profundizando el control de las ART. Esto para que los
otros subsectores no las subsidien, atendiendo los casos
en los cuales dichas empresas no dan las soluciones
adecuadas.
La falta de control bromatológico, ocasionada por el
desguace durante las dictaduras militares de los
sectores de control ministerial, no tuvo una adecuada
política de refundación de los mismos.
El control y regulación en sectores claves para la salud
urbana y rural relacionados con el ambiente y sus noxas
necesitan una profundización de las políticas de
control.
UNA META ES LA GENERACIÓN DE ECOSISTEMAS SALUDABLES
Merece una consideración especial lograr la regulación y
clasificación de los Prestadores de salud de todos los
subsectores según calidad y complejidad. Se debe
consensuar la creación de modernos índices sanitarios
que sean fiables, para poder planificar con realidades
lógicas.
Adecuar las estadísticas sanitarias, permitiría crear
planes estratégicos para el futuro mediato.
Los Ministerios de Salud están ausentes en la
distribución lógica de prestadores, dejando porciones
inmensas de territorio y sus poblaciones lejos de una
atención adecuada o con baja calidad.
Con las leyes de desconcentración generadas en las
dictaduras militares también se destruyó la presencia
del Ministerio de Salud de la Nación en la Provincias,
dejando librado a éstas, la generación de políticas
sanitarias propias sin una conducción integrada, federal
y actual, que oriente hacia las grandes metas sanitarias
nacionales.
La sanidad de fronteras en este mundo tan globalizado
también se debe implementar con lógica sanitaria.
El Ministro de Salud Pública de Ramón Carrillo, basó el
rol del Estado en materia sanitaria sobre tres pilares:
medicina preventiva, medicina social y atención
materno-infantil. Hoy no alcanza, es otro tiempo, otro
país y otro mundo.
El Sistema Nacional de Salud… se va a lograr mediante la
complementariedad de los subsectores existentes.
La equidad se va a universalizar cuando la accesibilidad
geográfica se alcance.
El Ministerio de Salud de la Nación debe regenerarse a
sí mismo, proyectándose hacia el futuro, para lograr una
vida más saludable para todos. Desde Ramón Carrillo a
Thomas Piketty, exigen un gran desarrollo en la búsqueda
de mejores condiciones de salud. Nuestro gran desafío va
a ser reducir las desigualdades sociales y la
concentración de la riqueza, universalizando la
prevención, llegando con nuestro sistema de salud a
todos los rincones de la República, por más alejados que
sean de las ciudades capitales.
La colaboración entre los subsectores complementándose y
volviendo sinérgicas las poleas del desarrollo es la
etapa que viene.
Seamos parte de ese proyecto para las generaciones que
vengan, con la fuerza de las ideas, del conocimiento, de
nuestras convicciones y el sentimiento altruista de
quienes nos inspiraron para ser parte de la Argentina
grande y solidaria |