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En un informe de la EFPIA (market access delays analysis)
en 2018, que registra el tiempo medio entre el momento
de la aprobación de un nuevo medicamento por la Comisión
Europea y su adopción por los sistemas públicos
sanitarios europeos, se pueden observar y sacar
interesantes conclusiones respecto de la relación que
existe entre la configuración de los sistemas sanitarios
y la adopción de innovaciones.
Los más veloces en incorporar la innovación
biofarmacéutica con un promedio de 106 y 111 días
respectivamente son el Reino Unido (un sistema
fuertemente integrado, información clínica,
financiamiento y gobierno centralizados) y Alemania (un
sistema de aseguradoras, con libertad de precios, pero
con un comité federal (Gemeinsamer Bundesausschuss – G-BA)
con responsabilidades en la provisión, financiación, y
prescripción de medicamentos para los beneficiarios de
los seguros.
Los sistemas de financiación pública pero más federales
como España tienen una posición intermedia en los
resultados: 373 días requeridos como media para su
inclusión en la financiación con fondos públicos. Esta
media es similar a la que tiene Italia (384).
En los últimos lugares se encuentran Bélgica (411 días),
Francia (500 días) y Portugal con 637 días de retraso
para incorporar la innovación.
Si observamos la media podemos encontrar una gran
variación en la velocidad de acceso de los pacientes a
diferentes productos pudiéndose observar que dentro de
un mismo país es mayor que entre países p.ej. los
retrasos más cortos versus los más largos son en Italia
(77 vs. 1349 días), Irlanda (71 vs. 1.259 días) y
Portugal (39 vs. 1.259 días).
En los últimos años este desequilibrio se ha acentuado,
entre otras razones por el elevado valor económico de
los nuevos medicamentos, casi todos ellos dirigidos al
tratamiento de enfermedades oncológicas, infecciosas
(virales) y autoinmunes, enfermedades con una importante
carga social e incapacitantes.
La adopción de estos tratamientos supone para los
aseguradores de salud un reto importante. Por una parte,
el paciente, como eje del sistema, debe tener un acceso
preferente al tratamiento que puede resolver su
situación clínica, por otra, el sistema de salud debe
lograr optimizar sus recursos para garantizar la
asistencia a todos los asegurados y hacer sostenible el
financiamiento del sistema de salud en condiciones de
equidad.
Ante esta nueva perspectiva que surge del impacto de la
innovación tecnológica es necesario responder innovando
desde el punto de vista organizativo. Un modelo de
gestión de la prestación farmacéutica debe contemplar la
aplicación de esquemas de acceso a la innovación que
garanticen que las nuevas tecnologías son seguras,
eficaces y eficientes. La introducción debe ser
entendida como “inversión en salud” mejorando la
relación coste efectividad frente a las alternativas
existentes.
No todos los resultados clínicos de las innovaciones
aportan utilidad terapéutica. Algunos plantean
interrogantes y es por ello necesario que los sistemas
de salud introduzcan programas para evaluar la relación
coste efectividad de las nuevas aportaciones a la
terapéutica. Son denominados genéricamente acuerdos
innovadores entre el proveedor y el financiador, que
persiguen compartir el riesgo que supone para el primero
el retraso en su introducción en el mercado y las
condiciones económicas y de acceso.
Para los financiadores la incorporación de un fármaco
nuevo, en términos de impacto económico financiero y
sobre todo de incertidumbre en cuanto a la eficacia en
la práctica clínica habitual debería generar el impulso
de plantear esquemas de acuerdo entre la industria y el
financiador que busquen cambiar la relación y construyan
un vínculo más cooperativo. En ese caso las dos partes
colaboran para lograr una meta común: mejores
tratamientos y más costo-efectivos que mejoren al
paciente.
En un momento donde la región está discutiendo la
introducción de Acuerdos de Riesgos Compartidos (ARC) es
interesante conocer y analizar los condicionantes que
tienen los sistemas fragmentados para incorporar
instrumentos que permitan gestionar la capacidad de
compra, la priorización y la incorporación de nuevas
tecnologías.
Los sistemas de salud condicionan los esquemas de
acuerdos de riesgo compartido (ARC) dado que hay que
tener en cuenta el modelo prestacional, el sistema de
información (registros clínicos) y los resultados, pero
fundamentalmente la forma y los tiempos de acceso de los
pacientes a las prestaciones.
Para poder implementar un acuerdo de riesgo compartido
se requiere:
a) Un marco legislativo flexible y adaptado a la nueva
realidad.
b) Una potenciación de estructuras que facilite los
análisis y el monitoreo de los acuerdos.
c) Sistemas de información en la administración
sanitaria que permitan una mejor evaluación y
compatibilidad real de las diferentes bases de datos
(historia clínica informática, alta hospitalaria,
registros de mortalidad, incapacidad, prestación
farmacéutica, costos sanitarios, información sobre
pruebas diagnósticas, pacientes de los distintos
entornos asistenciales).
d) Alinear objetivos de los distintos sectores en la
búsqueda de objetivos comunes. Se debe especificar
perfectamente bien el problema para el cual se decide
realizar el ARC, y se deben tener objetivos claros.
e) Los objetivos deben guiar el diseño del estudio y
saber que la implementación es costosa por el tiempo y
esfuerzo que demanda el diseño como los recursos
destinados a la supervisión y la evaluación.
El riesgo compartido entre el gobierno y la industria
puede adoptar diversas formas, algunas basadas en la
evaluación del resultado del tratamiento y otras
orientadas al impacto financiero.
En un ejemplo de un ARC basado en resultados, el
fabricante proporciona suficiente suministro de un nuevo
medicamento de forma gratuita durante tres meses. Si el
medicamento ha demostrado ser efectivo, el pago
comenzará a partir del cuarto mes. En una variación de
ese enfoque, el gobierno reembolsa el costo del
medicamento desde el principio, pero si los hospitales
consideran que el tratamiento es ineficaz, la compañía
farmacéutica devuelve la cantidad que se gastó.
En un ARC con base financiera, la compañía farmacéutica
podría acordar, por ejemplo, reembolsar un cierto
porcentaje de los gastos de medicamentos, absorber los
costos de los medicamentos durante el período inicial
del tratamiento o pagar otros medicamentos utilizados en
la terapia de combinación.i
Dada la enorme inversión necesaria para desarrollar un
medicamento exitoso, más el hecho de que las compañías
farmacéuticas a menudo tienen sólo unos pocos años para
recuperar esa inversión para un medicamento innovador
que puede curar una patología, el precio puede ser una
barrera para llevar nuevos productos al mercado.
Los acuerdos de riesgo compartido ofrecen la mejor
esperanza para una solución de ganar-ganar-ganar. Los
pacientes obtienen un acceso más rápido a medicamentos
innovadores que pueden salvar vidas y mejorar su calidad
de vida, la organización de salud del gobierno obtiene
un mejor control sobre su presupuesto y los fabricantes
reciben una mayor previsibilidad con respecto al precio
y el acceso al mercado.
Del financiador que teme no poder financiar la cobertura
de su población y necesita establecer un criterio de
selección de prioridades basados en el valor que agrega
la innovación (no es sostenible el todo para todos).
Del productor que teme no poder seguir vendiendo sino
existe mercado que pueda pagar por la innovación. Los
acuerdos plantean ya no sólo asociar los pagos a las
unidades vendidas sino a la consecución de determinados
objetivos (previamente acordados) en términos de
efectividad, eficiencia o impacto presupuestario.
Los ARC requieren un fortalecimiento de las estructuras
que faciliten el análisis y monitoreo de los acuerdos.
Sistemas de información en la administración de la salud
que permiten una mejor evaluación y compatibilidad real
de las diferentes bases de datos (historial clínico
informático, alta hospitalaria, registros de mortalidad,
discapacidad, beneficios farmacéuticos, costos de salud,
información sobre pruebas de diagnóstico, pacientes de
los diferentes entornos de atención médica).
Alinear objetivos de diferentes sectores en la búsqueda
de objetivos comunes. El problema por el cual se decide
el ARC debe especificarse perfectamente y deben
cumplirse objetivos claros.
Los objetivos deben guiar el diseño del estudio y saber
que la implementación es costosa debido al tiempo y
esfuerzo requerido por el diseño como los recursos
asignados a la supervisión y evaluación.
“No hay manera de establecer tales números en principio
porque las condiciones para cada producto son
diferentes, y es necesario confiar en el resultado de
los datos clínicos para determinar cualquier
compensación. Esa situación requiere un alto nivel de
confianza entre el gobierno y la industria, y
afortunadamente se ha establecido ese tipo de
confianza”. ii
Un aspecto clave de los acuerdos de riesgo compartido
debe ser la confidencialidad, de modo que la información
sobre los resultados y los costos del tratamiento no
pueda ser utilizada contra los fabricantes por sus
competidores.
“Solo el gobierno y la compañía conocerán los detalles”.
“Cada uno debe aceptar que esos detalles no se pueden
divulgar al público, a los hospitales ni a otras partes
interesadas. Sin ese acuerdo, el sistema no puede
funcionar”. iii
CASO DE TAIWÁN
Taiwán tiene la ventaja de contar con un seguro nacional
de salud (NHIA) que es un programa de pago único que
cubre al 99.9% de la población y que no tiene copago
para enfermedades catastróficas como cánceres,
insuficiencia renal y enfermedades raras.
El programa ha estado vigente durante más de dos décadas
y cuenta con un índice de satisfacción del 80% para el
público. Desde hace un par de años no puede sostener la
tríada cobertura completa, acceso comprensivo y
ausencias de mecanismos de control y ha comenzado a
tener déficit presupuestario.
La propuesta para implementar el reembolso basado en
resultados en Taiwán apunta a avanzar hacia un sistema
de salud más basado en valores que haga un uso más
efectivo de los recursos financieros.
Las recomendaciones iniciales de la NHIA sugieren que:
a) los nuevos medicamentos contra el cáncer que no
cumplan con el término de supervivencia previsto, el
valor mediano observado en los ensayos clínicos, no se
reembolsarán y b) cuando el término de supervivencia del
innovador es superior a la alternativa terapéutica
disponible en la actualidad, pero no alcanza el plazo
previsto, sólo se reembolsará el 10% del costo del
medicamento.
Los recursos limitados de NHIA y el incentivo para
incluir medicamentos innovadores han llevado a Taiwán a
acercarse más a la contratación basada en el valor. La
oncología es el área de enfoque piloto, pero la
expansión a otras áreas de terapia es inevitable.
Con una población cada vez más envejecida, la demanda de
medicamentos cardiovasculares y cerebrovasculares sería
alta. Por lo tanto, estas categorías de medicamentos
podrían ser las siguientes en la lista de candidatos
adecuados para contratos innovadores.
La evaluación precisa del término supervivencia en la
práctica del mundo real a veces es imprecisa. Un término
de supervivencia más corto podría verse afectado por
diversos factores además del impacto del medicamento
bajo evaluación (enfoque de la industria).
Cuando bajamos del mundo clínico ideal (estudios
clínicos randomizados) al mundo de evidencia real
encontramos una brecha de resultados importantes que
hacen dudar respecto de los precios que se pagan. En ese
momento comparamos la eficacia y seguridad de los
estudios clínicos versus la efectividad y seguridad de
la tecnología aplicada al mundo real.
En Taiwán, lleva más de dos años enumerar los nuevos
medicamentos contra el cáncer en la lista de reembolsos
del NHIA y la mayoría de las terapias innovadoras e
inmunológicas no logran superar el problema. Si los
contratos basados en el valor pueden contribuir a un
proceso de aprobación acelerado e inclusivo, tanto las
compañías farmacéuticas como los pacientes se
beneficiarán, lo que permitirá el pago hasta la muerte
en algunos casos, pero en otros casos rechazará el pago
incluso cuando la calidad de vida haya mejorado.
Algunos grupos de pacientes también han instado a la
NHIA a exigir que las compañías farmacéuticas compartan
más del riesgo involucrado en el pago a cambio de
mejores tasas de reembolso. Las tasas de reembolso más
altas no sólo aumentarían el atractivo de Taiwán como
mercado farmacéutico, sino que también permitirían un
acceso más rápido para los pacientes.
CASO DE CATALUÑA
Gran experiencia habiendo implementado 20 ARC entre
2011-2018. 86% basado en resultados de salud y 14%
financiero.
Los ARC del sistema catalán tienen objetivos muy claros:
a) monitorear el uso de medicamentos vinculados a un
diagnóstico (información básica: indicación y duración),
b) conocer la adherencia a los criterios clínicos
establecidos por el programa de armonización
farmacoterapéutica (garantizar el cumplimiento de los
informes) y c) evaluar los resultados de salud.
La gestión de los ARC implica, en primer lugar, a)
limitación de la incertidumbre presupuestaria, b)
limitación de la incertidumbre sobre la evidencia, c)
gestión de las expectativas de las partes interesadas.
EL FUTURO DE LOS ARC
Los franceses suelen mencionar el tiempo de innovación
que vivimos como “la caída del velo de la ignorancia”.
Cuando las innovaciones científicas tecnológicas
(genoma) comienzan a descifrar los riesgos para la salud
de una persona mediante su ADN (medicina personalizada)
se termina la lógica del seguro que es la incertidumbre
del riesgo de enfermedad.
El seguro que se basa en el riesgo potencial (ignorancia
sobre lo que va a pasar con la salud del asegurado)
ahora se convierte en una certeza por lo cual muchos
pacientes comienzan a tener curas con medicaciones que
atacan la causa de las enfermedades pero que cuestan
miles de dólares. Los sistemas públicos de salud se
organizaron sobre una base de solidaridad universal que
permite constituir un esquema de pool de riesgo y
compensar riesgos (jóvenes financien a los ancianos,
sanos a los enfermos y los de mayor renta a los de
menor).
La amenaza se acerca rápidamente por aquellas
situaciones en las que se combina: la efectividad de la
medicación, la alta incidencia de personas con
diagnóstico y el alto precio del tratamiento (caso de
hepatitis C).
Los sistemas de salud aún los integrados con las
ventajas que tienen para negociar y establecer políticas
y prioridades tienen dificultades para sostener la
tríada: acceso amplio, calidad y gratuidad.
Existe la ventaja de implementar ARC en sistemas de
salud únicos y / o integrados donde la gestión de la
información clínica permite un monitoreo o sistemas más
precisos con un único pagador que vinculados a través de
contratos como Cataluña, donde los proveedores privados
deben entregar la información correspondiente. La
fragmentación de los sistemas conspira contra la
posibilidad de organizar la demanda y negociar en
mejores condiciones. Estos son los casos de Estados
Unidos, Colombia o la Argentina.
Uruguay con el Fondo de Recursos Nacionales o Brasil con
la capacidad de compra y el complejo institucional de
ANVISA, CMED y CONITEC podrían estar en una mejor
posición para proponer acuerdos de riesgo compartido. Se
podrían explorar acuerdos regionales para algunas
patologías en las que la unión del país no es suficiente
para manejar la situación.
La Argentina con su variedad de financiadores y
proveedores, carece de capacidad sistémica para plantear
ARC, pero tiene una institución clave como PAMI con 5
millones de beneficiarios y siendo pagador único que
podría estar en óptimas condiciones para plantear y
negociar acuerdos con medición de resultados clínicos lo
cual le permitiría evitar la asimetría informativa y
realizar un seguimiento de los procesos clínicos y sus
resultados considerando la medicación incorporada.
Este instrumento de gestión será cada vez más clave para
asegurar el acceso y la permanencia de los pacientes que
lo requieran a los tratamientos de alto costo y baja
incidencia. Es necesario suplir la fuerte
desarticulación del sistema con esquemas de medición de
resultados clínicos de los tratamientos sobre pacientes
y la incorporación de guías clínicas y protocolos que
permitan fortalecer la demanda en la relación asimétrica
prestacional que existe y que se acentuará con este
ritmo de oferta de sofistica y de alto nivel de
precisión clínica sobre los pacientes.
La Argentina debe comenzar un camino para ponerse a la
altura de los desafíos si no quiere verse sometida a
procesos de exclusión e incremento de la inequidad al
acceso, tratamiento y resultados.
i Fuente: International Research-based Pharmaceutical
Manufacturers Association (IRPMA)
ii Fuente: Heather Lin – IRPMA
iii Fuente: Heather Lin – IRPMA
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