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La complejidad del Siglo XXI nos atrapa cada día con
avances y retrocesos. En pocos años hemos pasado de la
postmodernidad a la globalización y entramos en este
nuevo período de la historia con un rumbo incierto.
Los problemas ecológicos se acrecientan ante el
consumismo voraz de los países industrializados,
sumiendo al resto del mundo en una competencia inaudita
por lo que queda para producir y para repartir.
Avances científicos incontenibles, farmacopea nueva,
sistemas de diagnóstico más precoces… expectativa de
vida cada vez más larga.
Estos elementos disruptivos en nuestro sistema de salud,
tan particular y cada vez más obsoleto en cuanto a la
cobertura, accesibilidad y financiamiento, no hacen más
que acelerar la falta de equidad.
El sistema de Obras Sociales Nacionales Sindicales cada
vez está más desfinanciado, por políticas nacionales
erradas, por aprovechamiento y desvío de fondos propios
del subsector hacia el Estado y hacia otros subsectores
que lo invadieron a través del decreto 9/93.
Además de encontrarse actualmente con farmacopea
biológica imposible de cubrir por los costos y con
fallos judiciales que confunden equidad con
desfinanciamiento.
Este último factor lo sufren todos los subsectores.
Un sistema estatal decrépito, por pérdida de
infraestructura, desinversión, falto de modernidad.
Un subsistema de medicina prepaga para pocos, que
acrecienta la desigualdad, con gran inversión –no
controlada– en marketing y hotelería.
Sistemas provinciales sin controles, con menúes
prestacionales parciales y distribución geográfica
inadecuada.
Como vemos el Sistema de Salud Argentino es caótico y
demuestra una falta de evolución que no acompaña a los
tiempos que corren.
Ha llegado el momento de no utilizar eufemismos, viejas
recetas impracticables y competencias absurdas entre
subsectores.
Estamos ya en un tiempo en que los argentinos nos
merecemos finalmente una salud con equidad.
No debiendo copiar modelos foráneos que no son
adaptables a nuestras particularidades.
Es hora de garantizar efectivamente por parte del Estado
un modelo de salud sustentable, con financiación acorde
a los tiempos que corren.
Es tiempo de unir fuerzas entre los subsectores con una
corriente de sinergia que potencie el sistema general.
El nuevamente renovado endeudamiento de nuestro país
nos fija una agenda para el futuro incierta.
Volvemos al pasado, en un círculo vicioso de ciclos con
los mismos errores, que el devenir del mundo no tolera
más.
La obsolescencia del sistema político argentino merece
una reforma que modernice los Poderes, que vuelva justo
y amable vivir en nuestro País.
Construyamos todos juntos un nuevo Contrato Social que
tenga como característica la igualdad en la
accesibilidad, con la calidad de atención que nos
merecemos como ciudadanos en el siglo XXI.
Integremos los saberes y capacidades de todos los
actores del sistema de salud en un proyecto común,
posible y justo.
Recreemos un sistema político que permita nuestro
definitivo desarrollo para que “nazca a la faz de la
tierra una nueva y gloriosa Nación” |