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Estamos finalizando un año de cambios en nuestra querida
Argentina y como es habitual comienzan tiempos de
balances. Celebremos el fin del mandato del gobierno
anterior y la pacífica alternancia. Parece conformarse
con poco, pero en nuestra adolescencia institucional es
un logro.
La situación social y económica es muy compleja. La
incertidumbre sobre el futuro nos desvela. Nada nuevo
bajo el sol.
El sector de la medicina privada no es ajeno a esta
realidad nacional, con algunos agravantes, como por
ejemplo los medicamentos de alto precio. A mi juicio, el
mayor desafío que debe afrontar la actividad. Varios
especialistas vienen advirtiendo hace mucho tiempo de
este monstruo que se venía acercando. El monstruo ya
está entre nosotros. Y crece.
Veamos algunos datos:

Tomando
el 2016 como base cero, mientras los ingresos de las
Obras Sociales crecieron un 110% y el de las Prepagas un
129%, el gasto de los medicamentos de alto precio creció
un 320%!!!
Vale aclarar que la suba del ingreso de las prepagas
está calculada en forma teórica, calculando el total de
los incrementos que autorizó el Gobierno. En la práctica
el incremento suele ser menor. Por un lado, muchos
asociados se bajan del plan, y por el otro, en el
segmento corporativo donde los precios no están
regulados, fue muy difícil transferir los mismos
incrementos.
Esta dificultad no sólo afecta a los pagadores, ya sean
Estados, Seguros Médicos, Prepagas, Obras Sociales,
Mutuales, etc. Este problema termina también afectando a
los profesionales de la salud, que se encuentran hace ya
varios años, en un círculo vicioso muy difícil de
frenar.
No solo en nuestro país. El proceso que se retroalimenta
sería más o menos el siguiente:

•
El paciente con mayor conocimiento e información ejerce
presión para recetas y prescripciones.
•
El médico cada vez tiene menos tiempo de revisión y
conversación, y entonces aumenta el pedido de estudios.
•
La tecnología médica avanza cada vez más rápido.
•
La industria realiza efectivamente su trabajo de
marketing y ventas con los médicos.
•
Cada vez aumenta más el gasto de medicamentos,
laboratorio y estudios de diagnóstico.
•
A los Pagadores (estados, seguros, mutuales, obras
sociales, prepagas, etc.) no les alcanza el dinero.
Frente a esta situación necesitan incrementar los
ingresos o ajustar gastos. Frente a la dificultad de
negociar con la industria, la variable de ajuste suele
estar en los honorarios de los profesionales.
•
El médico necesita atender más pacientes para mantener o
mejorar nivel de vida.
…y vuelve a comenzar la rueda…
Enormes desafíos nos esperan para intentar modificar
esta rueda tan difícil de detener. Concientizar a
médicos y pacientes de la situación, es lo primero que
debemos hacer para encontrar caminos más virtuosos.
Los medicamentos de alto precio, como en otros países de
la región, deben dejar de ser cubiertos por las Obras
Sociales y EMP (Entidades de Medicina Prepaga) y quedar
a cargo del Estado.
Es necesario que frente a medicamentos de alto precio
comercializados por un solo laboratorio que lo provee o
por unos pocos, es imprescindible dejar atrás el actual
modelo de compra atomizada en cientos de entidades.
Ya fue probada de manera muy exitosa, la experiencia de
compra conjunta de PAMI, IOMA y la Superintendencia de
Servicios de Salud, en medicamentos para la hemofilia y
la hepatitis C. Hay que profundizar ese camino.
PLANES PARCIALES
Una de las novedades del 2019 fue la posibilidad de
comercializar planes parciales por las EMP.
Comienzo contando una experiencia.
Hace unos meses, me contrató una empresa de un país
vecino, ya que estaban interesados en lanzar planes de
medicina prepaga. Al no haber un gran desarrollo de la
actividad en ese país, les interesaba la experiencia de
un mercado maduro como el de la Argentina.
Como parte del trabajo de consultoría, realizamos con la
jefa de marketing lo que se llama un “mystery shopping”,
es decir ir de incógnito a averiguar los planes de las
empresas existentes.
Llegamos al principal sanatorio de la ciudad que tenía
su prepaga propia.
Una vendedora linda y muy amable comenzó a mostrarnos
las opciones de planes a la venta. Me hacía muchas
preguntas y las respuestas las anotaba en su
computadora.
Preguntas “rarísimas”, como, por ejemplo: ¿qué cobertura
quiere tener en internación, 70, 80 o 90%? ¿La cobertura
en farmacia la quiere al 10, 40 o 70%? ¿Cuándo va al
médico, quiere un plan que tenga no que pagar nada,
pagar u$s 10 o u$s 20? ¿Quiere que la cobertura de
maternidad este incluida? ¿Cuál es el límite anual de
gastos que elige, u$s 10.000, 30.000 o 100.000? (no
existía la opción de “sin límite” …).
Con las elecciones que fui haciendo y los datos de
nuestras edades, imprimió un papel y me dio la
cotización.
Como estábamos analizando planes para un segmento de
clase media y media baja, elegí algo bien básico. Acceso
a través de médico de cabecera, farmacia sólo al 10%,
sin odontología (era cara y muy limitada) y con el
límite anual de cobertura más bajo de u$s 10 mil (unos
pocos días de terapia y rápidamente se terminaría la
cobertura). Matrimonio con un hijo el costo era de u$s
130 por todo el grupo familiar.
Luego averiguamos para un plan de maternidad y también
comenzaron las preguntas. La mayoría similares a la
anterior agregando una que me llamó mucho la atención,
si queríamos pagar el plan de parto natural o el plan de
cesárea…
Continué con el análisis del mercado y ante la
alternativa de lanzar planes muy limitados, pregunté si
no tendrían inconvenientes con la justicia cuando la
gente reclamara mayor cobertura que la contratada. Se
miraron sin entender porque preguntaba eso y me dijeron
que no. Si el contrato tiene un límite acordado, los
jueces no fallan en contra de la empresa y a la gente
tampoco se le ocurre reclamar. Sana envidia.
Empujado por los principales referentes del sector
durante muchos años, finalmente el gobierno argentino
autorizó la comercialización de planes parciales.
Algunos lo consideraron un hito en la historia de la
Medicina Prepaga y una gran oportunidad.
A partir de la resolución, comenzaron muchas horas de
debate en las distintas empresas del sector con
opiniones muy diversas al respecto. Mientras algunos
creían que se abrían nuevos mercados, otros pensaban que
no había una demanda al respecto. En mi caso, coincidía
con el grupo más pesimista.
Los planes parciales, que las EMP lanzaron, en líneas
generales básicamente eran de dos tipos:
1) Plan solo cobertura ambulatoria con o sin copagos
2) Plan solo con cobertura de Internación
Los precios de venta eran aproximadamente entre un 40 y
un 60% menos que un plan PMO completo.
Veamos los distintos segmentos para entender dónde puede
haber algún mercado posible:

1)
Población que tiene una EMP a través de una obra
social nacional, es decir que utilizan sus aportes y
contribuciones como pago total o parcial de un plan.
Aquí hay aproximadamente 5,3 millones de beneficiarios.
Este grupo ya tiene un plan PMO completo con una EMP.
Claramente no es un segmento posible de vender un plan
parcial.
2) Población de Obras Sociales Nacionales que no
tienen una EMP. Es un segmento grande con 10,4
millones de beneficiarios. Sólo es posible venderle
a este grupo en forma directa. No puede utilizar sus
aportes y contribuciones para la compra del plan
parcial. Los aportes deben seguir yendo a su obra social
obligada de cubrir todo el PMO. El mercado a mi entender
es casi inexistente para este tipo de planes. Antes de
pagar por afuera de sus aportes y contribuciones el 40%
de un plan completo, cambia de obra social y compra un
plan PMO completo.
3) Población del INSSJP (PAMI). Con 5 millones
de beneficiarios es un segmento donde es posible
encontrar gente interesada por no estar satisfecha con
la cobertura. Sin embargo, salvo para algunas EMP
especializadas en atender población mayor, este segmento
no suele ser el que mayoritariamente buscan captar las
EMP.
4) Población de Obras Sociales Provinciales. Con
7 millones de beneficiarios en este segmento
también es posible encontrar gente interesada,
especialmente en aquellas provincias donde exista
insatisfacción con la cobertura. Vale recordar que esta
población esta cautiva y que no puede realizar una
opción de cambio de obra social. Los sueldos estatales
no son muy altos, pero se podría estimar que entre un 10
y un 20% de este grupo es potencial comprador de planes
de EMP. Igualmente, vale reiterar que el interés va a
ser muy distinto por provincia y que a diferencia de
Capital y GBA, estos afiliados acceden en la mayoría del
interior del país, a los mismas Clínicas y Sanatorios
que los beneficiarios de las EMP.
5) Población que tiene sólo la cobertura universal
pública. Son más de 15 millones de beneficiarios.
Es un segmento con ingresos bajos. Muy pocos podrían
comprar un plan con un precio de un 40% de un plan PMO
tradicional de una EMP.
En este segmento tienen un alto grado de penetración
planes mucho más económicos. Por ejemplo, los planes que
comercializan las empresas de emergencias médicas o
planes de algunos centros odontológicos privados que se
instalan en barrios periféricos.
Por otro lado, muchas EMP manifestaron no estar
interesadas en comercializar en este segmento por el
riesgo de judicialización. Lamentablemente, muchos
jueces, tienden a fallar a favor de los beneficiarios,
aunque no tengan contratada la cobertura solicitada.
6) Población que tiene cobertura directa de una EMP.
Son hoy seguramente un poco menos de 2 millones de
beneficiarios. Es la población tradicional de las
prepagas. También aquí está el riesgo de la
judicialización. Podría haber algún grupo interesado en
adquirir estos planes, pero es el segmento de mercado
más pequeño de todos. Quizás, la oportunidad sea el de
utilizar estos planes como contención de las bajas de
las carteras existentes.
En resumen, concluyo que el mercado posible de captar
con planes parciales en esos valores es muy pequeño.
(*) Consultor de Entidades de Medicina Prepaga.
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