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Columna


Los incrementos de la salud corporativa en 2020:
una ecuación compleja

Por el Dr. Héctor Barrios(*)

 
Esta es sin dudas la gran incógnita para las compañías y uno de los temas de consulta permanente que recibimos por parte de las empresas en los últimos meses.
Para las compañías no es un tema sencillo. Por un lado, la brecha entre los costos de los planes médicos que contratan y los aportes y contribuciones que generan la nómina de empleados, ha ido creciendo año tras año, por lo tanto, la diferencia del dinero que tienen que financiar ha crecido año tras año. Por el otro, la perspectiva no parece que fuera a mejorar.
En el caso de las empresas internacionales que operan en el país, el director de RR.HH. encuentra que esa brecha creciente es muy difícil de explicar a su casa matriz y, en muchos casos, inclusive al CEO local. De tal forma, empiezan a verse replanteos de la cobertura médica que no eran comunes de ver en el mercado algunos años atrás.
Es un tema complejo porque como todos sabemos, luego del salario, la cobertura médica es el beneficio más valorado por el personal. Y en esa dirección el área de RR.HH. se enfrenta muchas veces a la disyuntiva de reducir la brecha para contribuir al presupuesto anual o bien a tener que reducir el beneficio.
Naturalmente, el tema también tiene aristas legales, ya que la reducción del beneficio -además de los conflictos que se pueden generar- tampoco está permitido en las normas legales vigentes.
Por otra parte, a lo largo de los años, también hemos visto gerentes de RR.HH. salir de las compañías por las malas decisiones tomadas en la materia. También, desregulación mediante, hemos observado como el personal cuyos aportes y contribuciones se lo permitía, quedarse con el prestador que su empresa estaba cambiando.
Dije que era un tema complejo… me rectifico: es muy complejo.
Del otro lado de la ecuación, nos encontramos con los prestadores de la cobertura médica: empresas prepagas y obras sociales que han venido impulsando los aumentos, ya que refieren que sus costos “no cierran”.
Muchas de ellas han perdido cartera en este proceso de incrementos de cuotas. Fuentes del sector ubican esa pérdida en el orden del 0,5% al 5% de sus afiliados, dependiendo naturalmente de la composición de dichas carteras.
Obviamente, quienes tienen mayor cantidad de socios individuales que corporativos han “sufrido” el incremento del 60% en el precio autorizado por el Gobierno. Si le sumamos que muchas de esas personas han tenido un menor poder adquisitivo para afrontarlo…
“No nos gusta perder ningún socio, pero si tenemos que elegir, preferimos tener menos socios a un precio más contributivo” me explicó el gerente comercial de una de esas entidades.
Claro que, en materia de autorizaciones gubernamentales, el panorama del año 2020 se presenta mucho más “mezquino”. Difícilmente el Gobierno autorice ni con la periodicidad, ni con los porcentuales de incrementos de precios con que el mercado se manejó en los últimos años. Por otra parte, un tema no menor para las prepagas: ya no tendrán una contribución financiera al negocio fruto de las altas tasas de interés que recibían.
Dicho esto, probablemente se “reflote” el tema de los copagos en el sistema. De hecho, muchas obras sociales sindicales han impuesto los copagos como parte natural del servicio. Claro que comercialmente no es fácil de instrumentar.
Por eso la máxima autoridad de una de las obras sociales más importantes del mercado me explicaba que “esto tiene que salir por una ley del Congreso, de otra forma, nos van a inundar de amparos”. Coincido. Lamentablemente la cultura imperante es que todo debe ser cubierto por el sistema.
Claudio Belocopitt, presidente de la empresa prepaga más importante del mercado señalaba semanas atrás que era “un auténtico disparate la solicitud de cobertura, en el marco del Programa Médico Obligatorio, de los protectores solares”. Coincido también.
Vea amigo lector, hace 40 años atrás era muy común que la gente fuera a comer un asado, se tomara cinco vasos de vino y luego volviera manejando a su casa. De hecho, yo todavía conservo la costumbre de evitar regresar demasiado tarde para las fiestas de fin de año por la cantidad de accidentes -y de muertos por esos accidentes- que había. Como dije, era la cultura imperante. Si usted mataba a alguien, simplemente era considerado un “accidente”. Hoy si usted maneja alcoholizado y atropella y mata a alguien, lo juzgan por asesinato y va preso 30 años. Así de simple.
¿Qué pasó en el medio? Información, información y más información. Una campaña tras otra para concientizar.
Lo mismo pasa con los amparos. El problema no sólo es de la gente -que los presenta convencido de sus derechos-, sino también de los jueces que en “trámite express” les dan curso.
Un familiar mío, cuya madre ya había cumplido 92 años, consiguió el correspondiente Certificado de Discapacidad y fue directamente a la obra social a pedir que le cubrieran el geriátrico. Salió indignado cuando le explicaron que no le cubrirían el geriátrico elegido.
Y no hubo razones para que entendiera. Me decía: “Claro! ¡Vos los defendés a ellos!”. Resultado: Amparo y cobertura del 100%. Y recalco, no lo hizo para aprovecharse de la situación, no lo hizo de “pícaro”, lo hizo indignado porque no se respetaban sus derechos. Digamos, obviamente, que el buen señor que pide por la protección solar piensa lo mismo.
Lo mismo que comenté sobre el alcohol y los accidentes se podría aplicar al hábito de fumar. Recuerdo cuando el Dr. Carlos Álvarez Herrera, una figura emblemática en el tema, inició en el año 1978 la primera campaña para lograr nuevas generaciones de no fumadores. Nacía el Programa LALCEC 83 …en fin, historia de los cambios.
En nuestro caso nos falta informar a usuarios y jueces y así modificar la cultura de la misma forma que se hizo con tantas cosas en la Argentina.
Volviendo al eje del tema, digamos que tenemos limitaciones de precios en un lado de la ecuación y cobertura creciente en la otra parte de dicha ecuación.
Usted se preguntará ¿Cómo se está resolviendo el tema? Simple, hasta aquí los precios subían y con una excelente contribución financiera más la traslación a los médicos y prestadores de incrementos exiguos de aranceles, esto cerraba (Y cuando digo exiguos, créame, amigo lector, exiguos, estamos hablando en muchos casos del traslado de sólo la mitad de los incrementos recibidos). Pero estas ecuaciones inequitativas no duran para siempre.
En el momento en que estamos escribiendo estas líneas, estamos cerrando una encuesta de percepción de calidad del sector corporativo. Impresiona ver las opiniones reclamando por la pérdida de profesionales en las cartillas. De hecho, un usuario llegó a proponer como mejora, la elaboración de una cartilla “propia” de la empresa, pero “integrada por profesionales de prestigio”.
Julio Diez, director comercial de Swiss Medical y Patricio Pasman, como consultor de primera línea, han escrito desde estas mismas páginas que el sistema, así como está, es inviable a futuro.
Veremos si se transforma... o si sigue cuesta abajo. Sin dudas un gran desafío para Ginés González García, nuestro nuevo Ministro de Salud,

(*) Director de Salud Corporativa de Willis - Towers Watson.

 
 

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