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La Revista Médicos durante los años 2018 y 2019, tuvo la
deferencia de publicar algunos artículos en los que
traté, desde mi visión de abogado, dedicado
exclusivamente a temas de derecho, medicina y derecho de
seguros, de explicar las razones por las cuales, desde
hace ya muchos años, evalúo que el riesgo al que la
actividad de la medicina está expuesta, debería
gerenciarse, para tratar de disminuirlo, y de esa forma,
tratar también de evitar la producción de daños en los
pacientes, por los que, no sólo ellos resultarán
dañados, sino también los patrimonios de los médicos y
el de los establecimientos médicos, que es el lugar en
el que todos los miembros del equipo puesto al cuidado
de la salud de las personas, trabajan.
Ocurre que cuando un paciente, o un pariente del
paciente, resulta perjudicado por el daño sufrido como
consecuencia de una actuación médica, pueden ocurrir dos
cosas: que el daño sufrido sea aceptado o que no lo sea.
En el último de los casos, vienen los reclamos
económicos, y a veces también las denuncias por entender
que “alguien tiene que ir preso”, debe “perder la
matrícula” o “para que nunca vuelva a suceder una cosa
como ésta”. Últimamente se suma el reclamo público de
que “se haga justicia”.
En enero de 1979, bajé al subsuelo del Oakwood Hospital,
en Southfield, Michigan, (USA), y me encontré con una
enorme biblioteca, donde en los lomos de casi el 100% de
los libros, los títulos reflejaban los riesgos a los que
se hallaba expuesta la práctica de la Medicina, en al
menos 15 especialidades, por supuesto empezando por las
básicas.
Obtuve cientos de fotocopias y de regreso a Buenos
Aires, me puse a trabajar en el diseño de seminarios que
permitieran a médicos e instituciones, recibir
información y diseñar estrategias para tratar de evitar
la producción de daños en pacientes, originados en la
práctica de la Medicina. Participé en decenas de
congresos, seminarios, simposios, presenté ponencias,
escribí cientos de artículos, diseñé manuales, pólizas
de seguro, formularios de consentimiento informado,
contratos de partición de las prestaciones, escribí
manuales de gestión en colaboración con médicos y
licenciados en enfermería, visité quirófanos, salas de
partos, guardias de emergencias, shock rooms, UTIS, UCIS,
UTINES, ambulancias, puestos sanitarios.
¡Un abogado insólito!
En vez de aprovechar esa información para demandar a
médicos y sanatorios, preferí usarla para capacitar a
médicos e instituciones, en el diseño de barreras que
trataran de evitar la producción de daños no sólo en los
pacientes, sino también en sus patrimonios.
¡Han pasado 41 años y aún no lo hemos logrado!
La decisión institucional de establecer una política de
gestión de los riesgos en el seno de una institución
médica, orientada a tratar de evitar la producción de
daños en los pacientes por las conductas y el
conocimiento de los seres humanos que en ellas se
desempeñan, inevitablemente conduce a efectuar cambios
muy importantes que tendrán influencia sobre el resto de
las políticas, las decisiones estratégicas, los modos de
gerenciamiento, y las responsabilidades de los actores
involucrados en dichas tareas.
Requiere en primer lugar la implementación y discusión
de reglas institucionales relativas a la comunicación de
informaciones al equipo de salud, sobre los riesgos
existentes en las distintas áreas de servicios médicos y
no médicos, así como en las distintas especialidades
quirúrgicas y no quirúrgicas, internación y ambulatorio,
en un trabajo comparativo con la historia siniestral
conocida (eventos dañosos) de la institución.
Una política de gestión de los riesgos orientada a
tratar de evitar la producción de daños en los pacientes
por las conductas y el conocimiento de los seres humanos
que en ellas se desempeñan, basado en la historia
siniestral de la institución, no se puede considerar
sino mediante un compromiso al más alto nivel. El éxito
de dicha política se basa en el desarrollo de la gestión
en los diferentes sectores de la actividad, médica y no
médica, y en la adhesión de los diferentes actores.
El management médico y administrativo tiene un rol
importante para crear las condiciones de éxito de la
gestión. Es decir, las personas más representativas y
con capacidad de decisión son las que deben promover una
política de gestión de riesgos, orientada a tratar de
evitar la producción de daños en los pacientes por las
conductas y el conocimiento de los seres humanos que en
ella se desempeñan, basado en la historia siniestral de
la institución, para alcanzar la máxima seguridad
posible del paciente. Todas las personas que se
desempeñan dentro de la institución, independientemente
de cuál sea el sistema de contratación o de desempeño de
las tareas en todas las áreas, deben conocer que existe
el compromiso, y que esa decisión se llevará adelante,
hasta poder demostrar que se alcanzó el objetivo
propuesto.
La instauración de dicha política consistirá en: a)
afirmar la importancia de la seguridad y crear una
cultura de la gestión de riesgos; b) aclarar las
responsabilidades de los diferentes actores; c)
estructurar la gestión; c) definir un programa; d)
seguir y evaluar su realización.
Si las instituciones, los profesionales y los técnicos
entienden que un programa de gestión de los riesgos
sirve únicamente para evitar los reclamos judiciales y
trabajan pensando sólo en ello, lo más probable es que
la gestión fracase.
Si cuando hablamos de riesgos creemos que lo que vamos a
prevenir son riesgos médico legales una vez producido el
daño, no hemos entendido nada de lo que pasa en la
sociedad ni en el mundo.
Si cuando hablamos de gestión de riesgos orientada a
tratar de evitar la producción de daños en los pacientes
por las conductas y el conocimiento de los seres humanos
que en ella se desempeñan, basados en la historia
siniestral conocida de la institución para alcanzar la
máxima seguridad posible del paciente, creemos que lo
que debemos hacer es solamente completar formularios,
nos estamos equivocando.
(*) Abogado
(*) Asesor Externo de TPC Compañía de Seguros S.A.; CEO
de RiskOut S.A. Consultora Especializada en
Responsabilidad Profesional Médica, Gestión de Riesgos y
Seguridad del Paciente.
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