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Voy a utilizar esta nota de opinión para analizar una
cuestión particular a la Economía de la Salud, como es
el enlace entre la asimetría de información, la relación
imperfecta de agencia y la demanda inducida, problemas
frecuentes de la práctica médica y potenciados en forma
conjunta a fuerza de la profundización de la puja
distributiva entre proveedores y financiadores de los
sistemas de salud.
La asimetría de información es el gran problema que
explica por qué los mercados de salud no funcionan bien,
incluyéndole la cuota de incertidumbre y riesgo moral
que tan bien refiriera el Premio Nobel Kenneth Arrow. Y
la demanda inducida por la oferta -más específica- tiene
lugar cuando el consumidor, que de tener la información
correcta del profesional no hubiera elegido el
tratamiento, queda a merced de la decisión electiva del
médico, indicándolo o sobre indicándolo aun sin
efectividad alguna.
El resultado final es en el mejor de los casos neutral
(nunca beneficioso) o bien perjudicial para la salud del
propio paciente. Esta particular conducta resulta de
determinada estructura retributiva o incentivo
particular. Más aún, cualquiera que sea la forma de
remuneración del profesional, si existe un incentivo por
parte de un tercero (Hospital o corporación asistencial)
que lleve a explotar la diferencia de la información,
resultará una práctica común que los proveedores
induzcan determinados tratamientos en el centro
asistencial a fin de que éste obtenga mayores ventajas
económicas o extraeconómicas. De hecho, no deja de ser
un tema ético, de mala práctica profesional.
Precisamente voy a hacer práctico este análisis en
función de un muy interesante libro, con el cual me
enfrasqué en su lectura durante las tradicionales
vacaciones y dada mi condición de ex cirujano
cardiovascular. Lleva por título “Coronary: A True Story
of Medicine Gone Away”. Creyendo que su contenido
tendría que ver con nuestra abnegada actividad
quirúrgica en el campo de la revascularización
coronaria, me encontré con una trama que, si bien lo
lleva a asemejarse a una novela casi policíaca, la
profundidad del tema lo vincula directamente con el
sistema de salud -en este caso de Estados Unidos- y con
los principios que les mencioné al inicio sobre fallas
de mercado de la Economía de la Salud.
Especialmente por tratarse de un caso real ocurrido en
2002. Y que sus protagonistas (dos reconocidos y
respetados profesionales de la patología cardiovascular
(el hemodinamista Moon y el cirujano cardiovascular
Realyvazquez) no son dos personajes aislados que buscan
salvarse económicamente, sino que son reales y trabajan
para una particular corporación asistencial americana,
en uno de cuyos hospitales y como parte del incentivo
establecido, violan el principio ético más sagrado de la
profesión: “Primun non nocere”. Es que, en realidad, y a
partir de jugar con la asimetría de información,
potencian la denominada “demanda inducida” para aumentar
los ingresos de la corporación en forma fraudulenta.
Como principales protagonistas, habitualmente el Dr.
Moon era quien efectuaba los diagnósticos y Realyvazquez
quien operaba a los pacientes, estableciendo una
sociedad perfecta. La historia se basa en la particular
interpretación de un cuadro clínico y su posterior
coronariografía, que Moon efectúa a un paciente no
típicamente sintomático, de donde sugiere inmediatamente
efectuar un triple by-pass. Para buena suerte del
paciente, que duda de la oportunidad del tratamiento y
consulta con su médico de cabecera, una segunda, tercera
y hasta cuarta opinión externa establecen que su corazón
está perfectamente sano, y que para su edad las arterias
coronarias resultan marcadamente libres de enfermedad
significativa.
El problema central reside en la conducta del
hemodinamista y de su colega cirujano y a la vez socio,
líderes ambos del team cardiovascular del Redding
Medical Center, establecimiento asistencial donde esto
transcurre, quienes ya han colocado en riesgo a cientos
de pacientes sin enfermedad coronaria cierta, en base a
la inducción a la cirugía, algunos de los cuales nunca
se recuperaron totalmente. Alertado por el paciente que
resulta protagonista involuntario de otro “exceso
terapéutico”, un detective del FBI inicia una
interesante investigación a través de la cual interroga
a numerosos médicos y pacientes y llama a participar de
la misma a otros cuarenta agentes federales, detectando
claramente el fraude.
El autor del libro, Stephen Klaidman, ex editor y
reportero del New York Times y del Washington Post,
además de ex investigador del Instituto Kennedy de Ética
de la Universidad de Georgetown, muestra como la
corporación multinacional Tenet Healthcare de servicios
de salud con sede en Dallas, Texas exigió a sus
ejecutivos que produjeran ingresos anuales que
excedieran las proyecciones de Wall Street. Esta
compañía opera en la actualidad con 65 hospitales y
aproximadamente 500 otras instalaciones de atención
médica en Estados Unidos.
“Coronary” pasa a ser un ejemplo real y habitual -a
partir de algo conocido como la sobreindicación médica o
sobreprestación- de la demanda inducida. Y de la
asimetría de información a partir del desconocimiento
del paciente sobre su enfermedad, demostrando cómo es
posible hacer converger la codicia corporativa con el
“corrimiento ético” de dos médicos que reconvierten sus
propias posiciones profesionales en una suerte de cinta
transportadora del hospital hacia una función de
producción plenamente orientada a aumentar la riqueza de
la compañía madre.
El costo promedio de una cirugía de derivación coronaria
simple con seguro en los Estados Unidos es de u$s
40.000, pero puede variar ampliamente entre hospitales
según la complejidad (de 2 a 5 puentes), la región y las
instalaciones hasta los u$s 300.000. La colocación de un
stent cuesta alrededor de u$s 25.500. Cuando el caso es
como el del paciente del libro -que no tiene ningún
beneficio de seguro- solo los gastos por la cirugía
pueden ir de los u$s 80.000 a los u$s 440.000
-dependiendo del Hospital tratante- con un valor
promedio de u$s 151.257. Los cargos adicionales de
honorarios médicos más informes de diagnóstico pueden
sumar un adicional de u$s 10.000 a u$s 20.000. Cabe
señalar que el costo real final depende del hospital y
del grupo de médicos a que el paciente se tiene que
referir, y de su tipo de aseguramiento.
A partir de las cirugías coronarias (especialmente en
pacientes cubiertos por el Medicare) el Team se había
transformado en la “vaca lechera” de la corporación
Tenet, permitiéndole al Redding Medical Center de
California ganar más de u$s 300.000 por cada by-pass.
Para el año 2002, como cita el libro, el hospital
realizaba casi 1.000 derivaciones coronarias/año
promedio, transformándose en una de las tasas de uso más
altas para el Estado de California. Y ese mismo año,
Redding registro ingresos antes de impuestos por u$s 93
millones, con lo cual más que duplicó la cifra de 1998 y
superó en casi 20 veces a otros prestadores
asistenciales importantes de la región.
“Coronary” resulta así una muy interesante descripción y
a su vez un análisis respecto de cómo el complejo médico
industrial americano relativiza la efectividad de
resultados, generando una falla de mercado por demás
impactante. Y deja al descubierto los mecanismos de
algunas corporaciones del país del Norte respecto de las
acciones de sus médicos, en un esquema donde Wall Street
resulta ser un factor más poderoso que la vida de los
pacientes. Precisamente, Tenet Healthcare contrató a sus
médicos en base a cuanta ganancia generaban a la
corporación. Si bien la investigación final no aplicó
cargos por delitos penales sobre las personas, sí
condenó económicamente a la compañía y a los médicos
participes por más de u$s 450 millones para compensar a
769 pacientes afectados por la demanda inducida, y
resolver el litigio por las cirugías innecesarias.
Además de decretar el fin de la carrera profesional de
los mencionados Moon y Realyvasquez.
A veces, un buen libro sirve para una buena clase
práctica de Economía de la Salud. Porque es aplicable a
todos lados. A buen entendedor, pocas palabras…
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(*)
Titular de Análisis de mercados de salud. MEGS.
Universidad ISALUD. CABA. Argentina |
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