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Debate 

La pandemia, George Orwell y el multilateralismo

Por el Dr. Rubén Torres
Rector - Universidad ISALUD.

 
Más allá del desafío epidemiológico, estamos frente a cuestiones particularmente novedosas, como la vigilancia ciudadana, y la solidaridad global. La pérdida transitoria, por fuerza mayor de la libre circulación y otros derechos, coexiste con actuaciones invasivas de la intimidad: geolocalización telefónica, regulación de movimientos, etc.
La tecnología de vigilancia se ha desarrollado a una velocidad vertiginosa, lo que parecía ciencia ficción hace diez años son hoy viejas noticias y la pandemia podría marcar un hito importante en esa historia. No solo porque podría normalizar el despliegue de herramientas de vigilancia masiva, sino porque aparece una novedosa transición de esa vigilancia.
Hasta ahora, cuando tocábamos la pantalla del teléfono inteligente y hacíamos clic en un enlace, se quería saber exactamente en cual, para en base a esa información ofrecernos nuevas posibilidades de consumo. Ahora, el foco de interés cambia: se quiere saber nuestra temperatura y presión arterial; ya no se requiere información “sobre la piel”, sino debajo de ella.
Los datos son analizados por algoritmos que saben si estamos enfermos incluso antes que nosotros, y la cadena de infección se podría acortar drásticamente e incluso cortarse por completo, pudiendo detener la epidemia en cuestión de días. También se sabrá dónde hemos estado, a quién conocimos, y si hacemos clic en C5N en lugar de TN, eso puede enseñar algo sobre los puntos de vista políticos y tal vez incluso la personalidad.
Si se controla la temperatura del cuerpo, presión arterial y frecuencia cardíaca mientras vemos televisión, se podría saber qué nos hace reír, llorar o nos enoja mucho. Si corporaciones y gobiernos comienzan a recolectar nuestros datos biométricos en masa, pueden llegar a conocernos mucho mejor que nosotros mismos, y no solo predecir nuestros sentimientos sino también vendernos lo que quieran (desde un producto a un político).
El monitoreo biométrico haría que las tácticas de control que George Orwell imaginó en 1984 parecieran tonterías. Y aunque es una elección falsa, cuando las personas deben elegir entre privacidad y salud, generalmente eligen salud.
Podemos y debemos disfrutar privacidad y salud empoderando a los ciudadanos.
Corea del Sur, Taiwán y Singapur organizaron esfuerzos exitosos para contener la pandemia utilizando aplicaciones de seguimiento, basadas en pruebas exhaustivas, y la cooperación voluntaria de un público bien informado.
Cuando las personas confían en las autoridades, pueden hacer lo correcto sin un Ministerio del Amor que vigile sobre sus hombros. Una población motivada y bien informada suele ser mucho más poderosa y efectiva que una ignorante y vigilada. Para lograrlo, se necesita confianza en la ciencia, la autoridad y los medios de comunicación, confianza que fue socavada en los últimos años, por políticos irresponsables.
En un momento de crisis podríamos hacer uso de esas tecnologías para empoderar a los ciudadanos, permitiéndoles tomar decisiones personales más informadas. Chequeando su condición médica las 24 horas, sabría no solo si se ha convertido en un peligro para la salud de otros, sino también qué hábitos contribuyen a mejorar su propia salud.
La segunda cuestión importante es la solidaridad global. Pandemia y crisis económica son problemas mundiales, y solo se podrán resolver de manera efectiva mediante cooperación global. Vencer al virus, requiere compartir información a nivel mundial. China puede enseñar lecciones valiosas sobre el coronavirus y lo que un médico en el Reino Unido descubre en Londres a primera hora de la mañana podría salvar vidas en Nueva Delhi al anochecer.
Si un gobierno duda entre varias políticas, puede recibir consejos de otros que ya han enfrentado un dilema similar antes. Para que esto suceda, necesitamos espíritu de cooperación y confianza global. Los países deberían estar dispuestos a compartir información abiertamente y buscar consejo con humildad, y poder confiar en los datos y percepciones que reciben.
También se necesita un esfuerzo global para producir y distribuir equipos médicos, como kits y respiradores, y en lugar de que cada país intente hacerlo localmente y atesore lo que pueda obtener, un esfuerzo coordinado podría acelerar la producción y garantizar que un equipo que salva vidas se distribuya de manera más justa.
Un país rico con pocos casos debería estar dispuesto a enviar equipos a otro más pobre con muchos, confiando en que, si posteriormente necesita ayuda, otros acudirán en su ayuda. Podría considerarse un esfuerzo similar para el personal de salud. Los países menos afectados podrían enviar personal a regiones más afectadas, tanto para ayudarlos en su momento de necesidad como para adquirir una valiosa experiencia. Si luego hay cambios, la ayuda podría fluir en dirección opuesta.
La cooperación global también es vital en lo económico, dada su naturaleza global y el de las cadenas de suministro, si cada gobierno hace lo suyo sin tener en cuenta a los demás, el resultado será un caos y una crisis más profunda.
Desafortunadamente, los países apenas hacen estas cosas, y una parálisis se ha apoderado de la comunidad internacional. En crisis anteriores, EE. UU. asumió el papel de líder mundial, pero actualmente desechó ese trabajo, y le importa mucho más su grandeza que el futuro de la humanidad. Prohibió los viajes desde la UE, sin dar siquiera un aviso previo, y dejo de financiar a la OMS, fundado en sospechas individuales de un líder que nunca se responsabiliza, admite errores y deja toda la culpa a los demás.
La pandemia debiera ayudar a darse cuenta del grave peligro que representa la desunión global, y tomar decisiones, más allá de la eficiencia actual de los organismos multilaterales. Estos no son tiempos normales, y en crisis, las mentes deben cambiar rápidamente. Si elegimos la desunión, esto prolongará la crisis, y dará lugar a catástrofes aún peores en el futuro. Si elegimos la solidaridad global, será una victoria no solo contra el coronavirus, sino contra todas las futuras crisis que acechan a la humanidad en el siglo XXI..

 

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