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La pandemia de SARS-CoV-2 interpeló a los sistemas
sanitarios de todo el mundo incluso a los de los países
más desarrollados a quienes tomó por sorpresa y no
tuvieron mucho tiempo de preparación. En nuestro caso,
la alarma fue temprana y se planteó un Aislamiento
Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) total el 20 de
marzo con el fin de preparar al sistema. Al momento de
escribir este artículo llevamos 100 días de
confinamiento y se acaba de anunciar un endurecimiento
de este por 17 días más, producto de un aumento de casos
y de ocupación de camas de UTI.
En este contexto y con serias consecuencias a la
economía del país, se plantean una serie de
interrogantes que fueron surgiendo en diferentes debates
a lo largo de este tiempo. Mencionaremos 15 de estos
interrogantes que abarcan problemáticas de tres tipos:
algunas relacionadas con la gestión de los servicios de
salud, otras con la gestión de la carga de morbilidad y
finalmente interrogantes relacionados con algunos
determinantes sociales de la salud.
El primer interrogante y seguramente el que nos desvela
y tal vez sobre lo que más estamos discutiendo en estos
momentos es:
1. ¿Está el sistema preparado para el pico de la
curva?
Finalmente, después de tres meses de aplanar la curva,
¿cumplimos el objetivo de preparar el sistema? La
preparación estuvo centrada básicamente en aumentar la
cantidad de camas de UCI y de respiradores. Y en este
sentido se anunció desde el Gobierno nacional un aumento
importante (de 18,8 camas por 100 mil habitantes se pasó
a 23,1 por 100 mil en camas de UCI). Si bien a nivel
global es importante este aumento, particularmente en el
AMBA pareciera que resultará insuficiente toda vez que
la curva de internación en UCI siga creciendo al ritmo
actual. Esta es la causa nuevamente esgrimida para la
prorroga reciente de la ASPO. El aumento de camas de UCI
tiene el límite de la cantidad de recursos humanos
disponibles para su utilización (médicos intensivistas y
enfermeros especializados). El sistema no va a poder
preparase más desde este punto de vista y si seguimos
considerando solo esta estrategia la única medida
posible es el ASPO en fase 1 para el AMBA. La estrategia
que debía fortalecerse y que consistía en un testeo más
agresivo con aislamiento focalizado no se alcanzó. La
Argentina es el país junto a Bolivia con menor cantidad
de testeos de la región muy por debajo del resto. El
cambio de la definición de caso sospechoso de
coronavirus, eliminándose la fiebre como un síntoma
necesario para ser testeado, se produjo recién el 10 de
junio, 80 días después de haberse decretado el ASPO y
cuando las recomendaciones de la OMS de mayor testeo se
habían realizado muchísimo antes. Demasiado tarde. A
partir de esa fecha aumentaron los testeos y obviamente
aumentaron los casos y la letalidad disminuyó
ostensiblemente. En este punto se observan diferencias
en la estrategia adoptada al interior de la zona
epicentro de la pandemia, el AMBA entre los gobiernos de
CABA (más testeos y bloqueos selectivos) y de la
Provincia de Buenos Aires. Estas diferencias pueden
impactar si se resquebraja la coordinación necesaria que
hasta ese momento venía funcionando bastante bien.
2. ¿Estamos en presencia de un nuevo paradigma en
cuanto a la toma de decisiones en salud pública?
El SARS-CoV-2 es la primera pandemia 2.0 de la
humanidad. Es la primera catástrofe mundial en la era de
las nuevas tecnologías de comunicación y redes sociales.
En el SARS-2003 ni siquiera existía Facebook. En la
Gripe A en 2009 no existían WhatsApp ni Instagram y el
iPhone tenían dos años y era caro y en MERS-2012 todas
estas redes aún no eran tan masivas. Nunca habíamos
convivido con tantas redes sociales consolidadas como
fenómenos mundiales y como métodos de transmisión de
información, pero también de noticias falsas,
incertidumbres y angustias. A su vez el Gobierno ha
hecho un seguimiento muy cercano al comportamiento de
las redes a través de Big Data con informes diarios
sobre el comportamiento en las redes. Evidentemente
estas redes influyeron en la toma de decisiones. La
decisión de cerrar las escuelas y luego de entrar a un
ASPO en una fase tan temprana fue producto de esta
presión ante el miedo de las imágenes que llegaban del
invierno europeo. Sin esta presión seguramente no se
hubieran tomado estas decisiones. Vale preguntarse
entonces: esta tecnología, ¿facilita la participación
social de la que tanto hablábamos desde Alma-Ata? ¿O es
una nueva forma de participación? ¿Vino para quedarse?
¿Se privilegia esta información por sobre la información
técnica para la toma de decisiones? ¿Puede ser
perjudicial? ¿Cómo potenciar lo bueno y cómo
contrarrestar lo perjudicial de esto?
3. ¿Estamos en presencia de un nuevo paradigma de
atención?
En estos días se ha instalado la telesalud, la
telemedicina y la teleconsulta. Si bien venían
aumentando su presencia, esta pandemia incrementó
exponencialmente el teletrabajo y en particular en salud
la teleconsulta. Muchos colegios médicos que se oponían
a esta modalidad debieron cambiar su opinión y al menos
aceptarlas mientras dure la contingencia instando a que
se utilicen solo para seguimientos y asesoría médica
pero no para primeras consultas, por ejemplo. Esta
actividad, aún no del todo regulada, presenta otras
aristas como la cobertura de la mala praxis, cuestiones
de ética médica, seguridad de los datos, valor de esta
consulta, entre otros. Son dos los modelos en pugna: por
un lado, el modelo de Call Center implementado por
algunos financiadores, altamente impersonal, donde algún
médico “de guardia” responde y por otro lado las
plataformas que permiten atenderse con el médico que
cada uno elija, o sea una atención personalizada.
Vale preguntarse, ¿estas modalidades vinieron para
quedarse? De ahora en más ¿Será una modalidad masiva?
Los financiadores ¿Aceptarán estas nuevas formas de
atención?
4. ¿Estamos ante la posibilidad de un nuevo paradigma
en la financiación del sistema?
Si bien no se observan propuestas de reformas en el
sistema de salud, se debatió la oportunidad de hacerlo
post crisis. En este sentido las preguntas serían: ¿se
avanzará hacia una reforma integral del sistema? De ser
así ¿Cuál sería el modelo? ¿Más Estado menos mercado? Si
es más Estado ¿Dónde? ¿Estamos ante la quiebra masiva de
clínicas y sanatorios privados? ¿Algunas provincias
saldrán a comprar clínicas desde sus obras sociales para
integrar sus sistemas? ¿Se avanzará a un sistema más
federal con sistemas o seguros provinciales que incluyan
unificación de financiamiento entre el presupuesto
público, la obra social provincial y el PAMI, por
ejemplo?
5. ¿La APS fue la gran perdedora del modelo de
atención en esta pandemia?
Dijimos que la preparación del sistema estuvo centrada
en el aumento de camas de UCI y respiradores y no en una
estrategia de testeos masivos y confinamientos
selectivos. Tampoco se aprovecharon estos 100 días para
fortalecer la Atención Primaria de la Salud ni como
estrategia ni como primer nivel de atención o puerta de
entrada. Más del 85% de los casos no requiere
internación, entonces ¿No se podrían haber tratado en un
nivel ambulatorio sin pasar por hospitales donde hay
mayor circulación de virus?
El programa AMBA Salud podría haberse reforzado y
fortalecido y seguramente hubiera funcionado mejor la
estrategia de detección y confinamiento selectivo en el
marco de un modelo de responsabilidad nominal, con
criterios de prevención, con HCL digital, con un equipo
de salud que vaya a buscar el paciente.
6. ¿Sirve el actual modelo predominante de gestión
hospitalaria?
Esta pandemia puso sobre el tapete un modelo retrógrado
de gestión de hospitales públicos. Rígido, poco
profesional. Los directores hospitalarios no tienen
realmente las herramientas necesarias para gestionar y
esto quedó en evidencia.
7. ¿Hay un nuevo paradigma en la educación médica?
En esta pandemia se profundizó la educación a distancia
en las carreras relacionadas con la salud. Al igual que
con la teleasistencia cabe preguntarse si esto llegó
para quedarse.
8. ¿Cambiará el paradigma en I&D?
El SARS-CoV-2 puso a toda la investigación y desarrollo
atrás de ella. ¿No sería positivo repetir esta
experiencia con otras enfermedades como Chagas, TBC,
etc.? ¿Se pasará de que cada investigador decida que
investigar a investigar por problema priorizado? ¿El
Estado incentivará que investigar a partir de las líneas
de financiamiento? ¿Se romperá la dicotomía entre
tomadores de decisiones e investigadores? ¿Se integrarán
finalmente estos dos campos aparentemente enfrentados
poniendo fin a esta grieta?
9. ¿Se modernizarán las diferentes áreas del
Ministerio?
En esta oportunidad fallaron claramente varias áreas del
Ministerio de Salud de Nación poniendo sobre el tapete
un déficit de rectoría sobre el sistema. Solo por
mencionar dos señalamos salud de fronteras y el sistema
de información. Es urgente su fortalecimiento en
cualquier esquema que estén pensando para la reapertura
a una fase de cierta normalidad.
10. ¿Son las ENT las grandes perdedoras en la carga
de morbilidad de esta crisis?
¿Cómo hacemos para hacerlas visibles? Pareciera que
ahora nadie se enferma de enfermedades no transmisibles.
Desaparecieron directamente palabras como cáncer,
obesidad, hipertensión, diabetes, salud mental. También
palabras como prevención. ¿Será que no hacen picos y por
eso son invisibles? ¿Dejaremos de detectar los
“asintomáticos” de las crónicas? ¿Dejamos de “testear”
para detectar HTA, diabetes, cáncer? O sea ¿No hacemos
más prevención? ¿Cómo retomamos una agenda de las
crónicas?
11. ¿Es la salud pública como disciplina la gran
perdedora de esta pandemia?
El comando de esta crisis lo tuvo la infectología, y un
poco la epidemiología, pero la salud pública es más
holística. Incluye los determinantes sociales de la
salud. Incluye la economía, el trabajo, saneamiento,
medio ambiente, enfermedades crónicas, etc. ¿No
deberíamos haber tenido una mirada holística? ¿Se
analizaron cuántos AVAD se están perdiendo por otras
causas?
12. ¿Se revalorizará la producción local (pública o
privada) sobre la transnacional?
¿Es el fin de la globalización tal cual la conocemos?
¿Se integrarán las cadenas de producción en entornos
locales o regionales más cercanos? ¿Nos integraremos más
con países limítrofes? ¿Se fomentará la producción de
insumos hospitalarios nacionales como jeringas, guantes,
etc.? ¿Se avanzará en la producción de IFAS Nacionales
para no depender de China e India? ¿Vuelve el Compre
Nacional? ¿Cambiarán las modalidades de contratación
estatal, las leyes de contabilidad nacional y
provinciales?
13. ¿Es el SARS-CoV-2 una nueva enfermedad de la
pobreza?
Cuando aumentó la prevalencia de las ENT se decía que
eran las enfermedades de la civilización, de la riqueza,
de los de mayor poder adquisitivo, del desarrollo, etc.
Esto se explicaba desde la teoría de la transición
epidemiológica de Omran como la tercera y última etapa.
Pero Olshansky y Ault ya en 1986 hablaban de la cuarta
etapa de la transición epidemiológica que era el
retraimiento de las enfermedades degenerativas como las
llamaba Omran. Hoy, el 70% de la carga de morbilidad de
estas enfermedades crónicas está en los países más
pobres. La obesidad, diabetes, etc. se relacionan más
con la pobreza. Los países desarrollados ya están en la
cuarta etapa de transición. ¿Pasará lo mismo con esta
enfermedad? Empezó en países más desarrollados, pero ya
está la oleada instalándose por acá del Norte al Sur
¿Pasará allá y acá quedará en el tiempo? Lo cierto es
que en países con menores desigualdades el impacto fue
menor y que afecta más a los más pobres y además genera
más pobreza ¿Aumentará la brecha entre ricos y pobres al
interior de los países? Un estudio muestra que el índice
de Gini de desigualdades aumentó posterior a todos los
eventos estudiados (SARS-2003, H1N1-2009, MERS-2012,
Ébola-2014 y Zica-2016) (IMFnews blogs.imf.org How
pandemic leave the por even farther behind mayo 11,
2020).
14. ¿Estamos dispuestos como ciudadanos a resignar
libertad por salud?
¿Vamos hacia una sociedad más orwelliana? ¿Big Data=Big
Brother? ¿Puede desprenderse de esto la tentación de
gobiernos más autoritarios? ¿Perderemos grados de
libertad? ¿Se viene otro tipo de democracia? El filósofo
surcoreano Byung-Chul Han expresó al respecto “Nuestro
estado de salud, nuestro cuerpo, se convierten en
objetos de vigilancia digital. Existe temor a la
vigilancia biopolítica digital, al disciplinamiento
biopolítico”.
15. Finalmente ¿Alguien está pensando en todo esto?
Quizá la pregunta más importante. ¿No hubiera sido más
conveniente conformar un grupo, (comité, comisión, etc.)
transdisciplinario integrado por profesionales de la
política, de la salud pública, de la economía, de la
salud mental, del medio ambiente, de la filosofía, etc.,
para pensar estos temas? ¿La nueva normalidad será una
vieja nueva normalidad? ¿O realmente algo nuevo?
¿Aprovecharemos de la crisis o seguiremos con los mismos
problemas?
(*)
Médico. Especialista en Salud Pública.
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