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Llegó el momento. Tanto de hablar sobre cambios de
paradigma sanitario, de salud anémica, del nuevo
siglo, de las políticas públicas… y de un día para el
otro regresamos a tiempos ancestrales con una pandemia
que arribó del oriente y nos llevó un único elemento
cierto como una simple cuarentena. Y todos los
trabajadores de la salud se pusieron el tema al hombro.
Y el miedo a la real incertidumbre nos unió y pudimos
ver a nivel universal todo, todas las virtudes y
miserias juntas.
Pegó duro. Sobre todo, cuando países como Italia y
España junto a sus sistemas de salud se estresaron. Como
nuestros abuelos llegaron en los barcos este virus hoy
siglo XXI llegó en los aviones.
Se prepararon el sistema público, privado, las Obras
Sociales… y la información endémica o infodemia nos
apoderó. Todos eran especialistas, epidemiólogos e
infectólogos y empezamos a trabajar “home office”. Y
salió la receta electrónica y la videollamada y los
centros de salud con su talento humano se enfrentaron
por sobre todos al tratamiento costo-efectivo, que,
aunque sea eficiente debió tener una regulación de la
justicia distributiva en el momento procesal oportuno
del estado financiero.
Y el costo y los sistemas productivos y los parámetros
que lateralmente inciden en la salud empezaron a sufrir.
Estrés económico, psíquico, sobre el estrés de la
pandemia… a nivel mundial.
Empezaron las comparaciones y las buenas o malas
intenciones que perturban la vida social con una
eficiencia y dificultoso benchmarking, además de la
eficacia basada en el tratamiento. El impacto en los
casos y la mortalidad “número de fallecidos”. Y todos
sabíamos de todo. Peras con manzanas…
Y los centros de salud junto a la contención de la
atención primaria demostraron que el valor más
importante de la salud es el humano, que le pone garra,
fuerza y hasta su vida. Desde la macro, la meso y la
micro gestión (por sobre todo estas dos últimas) …
Y poco a poco se descifró el genoma, se estructuraron
los casos por edad, el contacto con infecciosos,
síntomas, gravedad, búsqueda de un tratamiento actual y
otras estrategias como la mutante definición de caso
sospechoso. Todo era nuevo. Pero debemos reconocer que
el Estado y las Instituciones de nuestro bendito país
estuvieron presentes.
El factor demográfico del AMBA y el transporte como
determinantes que ya mencionamos, el hambre y los
ingresos definieron a esta nueva pandemia como
dependiente del transporte y las megalópolis en cuanto a
las condiciones habitacionales.
Y todos querían el hisopado. Hasta que comprendimos que
el mismo se activa cuando corresponde el protocolo, es
decir cuando existe un fundamento que justifica el
tratamiento médico.
Y siguiendo al Dr. Arce: “El hospital como un
adolescente que le pide dinero al papá Estado fue
transformándose en una empresa pública de servicios que
responde a la demanda”. Y tenemos lo que tenemos y
pudimos lo que pudimos…
Y la vacuna en más de cientos de trabajos empezó a
desarrollarse con una velocidad que definirá el futuro
de la investigación médica, y los tratamientos y todos
los ardides de optimización de los tratamientos.
Ya no todo será igual, estaremos más separados, con
máscaras y cuidado personal. Seguramente con oleadas que
no sabemos si serán del mismo virus o de patologías
estancadas por el estrés del sistema o de patologías
psiquiátricas que como respuesta normal del hombre al
aislamiento y a la presión aparecerán.
Y la política se escabulló por ahí. Pero como ciudadanos
independientes debemos afrontar a las políticas públicas
que surjan a nivel nacional e internacional por el bien
público. Y seguramente habrá errores, cambio de planes,
y de conductas.
El Banco Mundial prevé que el coronavirus dejará a 100
millones de personas en la pobreza extrema. La
institución para el desarrollo con sede en Washington
había estimado antes que 60 millones de personas caerían
en la pobreza extrema, pero el nuevo cálculo es de 70 a
100 millones, y “esa cifra podría aumentar” si la
pandemia empeora o se prolonga, lo cual es posible. Aun
así, más países se verán obligados a reestructurar sus
pasivos. “Las vulnerabilidades de la deuda son altas y
el imperativo de obtener luz al final del túnel para que
puedan ingresar nuevos inversionistas es sustancial”.
En un reciente artículo, se menciona que las economías
avanzadas del Grupo de los 20 (G20) ya se han
comprometido a suspender los pagos de la deuda de las
naciones más pobres hasta fin de año, y existe un apoyo
creciente para extender esa moratoria en 2021.
Pero el presidente del Banco Mundial dijo que no será
suficiente, ya que la recesión implica que esos países,
que ya bregan por proporcionar un respiro a sus
ciudadanos, no estarán en una mejor posición para hacer
frente a los pagos… (Agencia AFP 2020).
Y quiero recordar en este momento a una adaptación de la
obra de H. G. Wells “La guerra de los mundos”. En donde
los alienígenas de Marte mueren por la presencia de los
microbios aquellas pequeñas estructuras como este virus
que hoy nos afecta. Y como decimos la fantasía supera a
la realidad.
Y la OMS ¿?? La misión conjunta OMS-China, en la que
participan expertos de Alemania, Canadá, Estados Unidos
(Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades, Institutos Nacionales de la Salud), Japón,
Nigeria, República de Corea, Rusia y Singapur, permanece
un tiempo en Beijing y también viaja a Wuhan y a otras
dos ciudades. Sus miembros hablan con funcionarios de
salud, científicos y personal de salud de los
establecimientos sanitarios.
Se establece el Fondo de Respuesta Solidaria contra el
Covid-19 para recibir donaciones de particulares,
empresas e instituciones. La OMS y sus asociados ponen
en marcha el ensayo “Solidaridad”, un ensayo clínico
internacional que tiene por objeto generar datos sólidos
de todo el mundo para encontrar los tratamientos más
eficaces contra el Covid-19.
Y me gustaría cerrar esta columna poco académica pero
realista con…. Un continuará¡!!.
(*) Magister en Administración de Servicios y Sistemas
de Salud UBA - FSG
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