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La mayor parte de los expertos coinciden en que el
Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio nos dio
tiempo para preparar el sistema de salud para las
exigencias de la pandemia. El curso de los meses llevó
al agotamiento de la población, pero el enlentecimiento
en el ascenso del número de casos y la baja letalidad
permitieron que el sistema de salud complejo, poco
articulado, y con múltiples deficiencias, no se
saturara. La mayor parte de los informes dan cuenta de
ocupaciones moderadas de camas, en particular las de
cuidados críticos. Sin embargo, poco a poco se fueron
encendiendo las alarmas. Varias notas periodísticas dan
cuenta que algunos lugares puntuales como Jujuy en un
mes se pueden quedar sin médicos que puedan atender las
terapias intensivas.(1)
La Argentina tiene, según los últimos datos del
Observatorio Federal de Recursos Humanos en Salud
correspondientes a 2016, 172.502 médicos lo que da una
tasa de 39,6 por 10.000 habitantes, de los más altos de
la región. El problema es que debemos mirar la
composición y distribución más que los indicadores
globales. Esto por lejos no refleja la realidad de todas
las provincias, ni la realidad de las ciudades populosas
comparadas con las áreas menos pobladas de cada una de
ellas. Muchas más diferencias y dificultades se
detectarán si analizamos las diferentes especialidades y
su distribución. Debajo de lo cual subyacen las
definiciones de cómo se definen las especialidades y
cómo se planifican los recursos humanos.
La definición de especialistas y su reconocimiento son
el resultado de nuestro modelo federal. En los últimos
20 años es el COFESA, como instrumento de consenso de
políticas, el órgano que aprueba la propuesta de nuevas
especialidades que rigen en el ámbito del Ministerio
Nacional y a las que podrían adherir las provincias. Su
influencia en el accionar distrital es limitado. A
diciembre de 2019 son 70 las especialidades aprobadas a
nivel Federal. Un estudio realizado en ese mismo año por
la Dirección de Capital Humano del Ministerio de Salud y
Desarrollo Social muestra con detalle la enorme
dispersión de denominaciones y especialidades y
subespecialidades reconocidas que llegan casi a 150. (2)
Mayor sorpresa encontramos cuando vemos que pese a ese
número de las 70 aprobadas por el COFESA, sólo 42 están
representadas en todas las jurisdicciones. Este último
número no difiere de aquellos que alcanzan acuerdos
supranacionales como el Mercosur o la Unión Europea lo
que tal vez señale que son las que constituyen las
especialidades mayoritariamente aceptadas.
En segundo lugar, debemos considerar que, en el
desarrollo histórico de la conceptualización de
especialidad, ha primado la necesidad de recortar
espacios de práctica vinculados a factores económicos y
de trabajo, por sobre el análisis del proceso formativo
necesario para alcanzar las competencias que garanticen
esa práctica. Da cuenta de esto la escasa vinculación,
en estos 20 años, entre las especialidades reconocidas y
la creación de residencias por parte de los distritos y
del propio estado nacional, así como de Carreras de
Especialista por parte de las Universidades. Si bien
finalizar una residencia reconocida u obtener un título
de especialista asegura el reconocimiento como
especialista por parte de los órganos reguladores de la
práctica, esto sólo es posible si la especialidad está
incluida en el listado del distrito correspondiente.
La resolución 3393/2019, casi en las postrimerías del
último gobierno, intentó dar cuenta de esto
estableciendo distintos tipos de calificaciones:
especialidades, especialidades dependientes o
subespecialidades, capacitaciones agregadas/ especiales
o áreas de experticia. La norma vincula la incorporación
de especialidades con los trayectos formativos
necesarios para la adquisición de las competencias. Por
otra parte, la resolución del Ministerio de Educación
2643/2019, ha modificado la carga horaria de los
posgrados en ciencias de la salud con un formato que los
aproxima a la formación en residencia. Ambas normas son
un primer paso necesario para el ordenamiento del
sistema.
El análisis de los procesos de planificación de recursos
humanos federal nos muestra una serie de iniciativas a
lo largo de los últimos 15 años muy positivas, como el
examen único de ingreso a residencias y el compromiso de
financiamiento de éstas por parte del estado nacional en
casi todos los distritos del país. Pero este proceso
resulta insuficiente para influir en la elección de
especialidades en los graduados recientes. Esto tiene
varios motivos. En primer lugar, la residencia no es un
camino obligatorio ni único para hacerse de una
certificación como especialista. El número de vacantes
ha demostrado que tiene bajo poder para guiar esta
elección. El aumento de vacantes en especialidades
críticas sólo significó un aumento de los porcentajes
sin cubrir. Son necesarias políticas de estímulo
específico por especialidad, y estrategias en las
convocatorias que pospongan la elección de la
especialidad al momento de la adjudicación de cargos con
un ranking único al estilo del MIR español. Finalmente
avanzar en el camino de la residencia como camino
excluyente de formación, al menos para las
especialidades básicas o de primer nivel.
Otro componente importante de este fenómeno son las
acciones de planificación. Resulta clave poner en valor
para ello, el estudio de Análisis de la Distribución
Geográfica de Médicos Especialistas llevado a cabo en
conjunto con la Escuela Andaluza de Salud Pública. (3)
Aquí hay un minucioso detalle de cada especialidad con
perspectiva de género. Para la especialidad que inicia
estas reflexiones ya se predecía un déficit aún con una
demanda estable. Parte de este déficit también es
explicado por el complejo modelo asistencial argentino,
con una atomización de la oferta hospitalaria en
establecimientos de tamaño pequeño y por el sistema de
trabajo que promueve el multiempleo. Es necesario que,
en el único acto, con algún grado de armonización
federal, como son las vacantes de residencias, se
utilicen estos insumos y se vaya corrigiendo estos
déficits, concentrando vacantes en las especialidades
prioritarias sin dejar caer la oferta del resto de las
especialidades. Esto acompañado del resto de las medidas
señaladas más arriba podrá corregir a mediano plazo los
desbalances detectados. Las vacantes ofrecidas de
residencias aún están muy condicionadas por un modelo
“hospitalocéntrico” en el que la oferta de
especialidades como medicina general y/o familiar está
lejos de ocupar el 30% de las vacantes como recomiendan
los organismos internacionales. La proliferación de
especialidades sólo contribuye a fragmentar la atención
y la reducción de elección de especialidades necesarias
en favor de aquellas que suponen una mayor garantía de
éxito económico y profesional.
La duda que nos llevamos de estas reflexiones es si la
pandemia será el punto de partida para determinar cuál
es el punto óptimo de especialización médica necesario
para nuestra sociedad y cómo poner en marcha las
acciones necesarias para lograrlo. Entendiendo que este
punto es aquel que consiga los mejores resultados
sanitarios con los costos que podemos absorber como
sociedad, con un recurso humano que reciba la justa
retribución a su tarea.
REFERENCIAS
1. Mugica J. Jujuy en
crisis: cómo vive la provincia el aumento de contagios
de coronavirus que dejó al sistema de salud al borde del
colapso. Infobae. (Edición Digital) 26 Ago 2020.
Disponible
https://www.infobae.com/politica/2020/08/23/jujuy-en-crisis-como-vive-la-provincia-el-aumento-de-contagios-de-coronavirus-que-dejo-al-sistema-de-salud-al-borde-del-colapso/
2. Duré MI, Fernández Lerena M, Gilligan C y col.
Especialidades Médicas: Estado de situación y
antecedentes sobre el proceso de reconocimiento de
nuevas especialidades y su relación con la formación.
Buenos Aires: Ministerio de Salud y Desarrollo Social;
2019. Disponible:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/especialidades_medicas
_2019.pdf
Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/especialidades_medicas_2019.pdf
3. Navarro Pérez P y col. Análisis de la distribución
geográfica de médicos especialistas en la República
Argentina. Buenos Aires: Ministerio de Salud; 2015
Disponible en
http://docs.bvsalud.org
/biblioref/2018/05/884869/2015_ops_ms_arg_eadp _demo_
medica_argentina-1.pdf
(*) Médico, Máster of Health Professions Education,
Profesor Asociado del Departamento de Ciencias de la
Salud de la Universidad Nacional del Sur, Ex – Director
de Capital Humano del Ministerio de Salud y Desarrollo
Social de la Nación. |