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Los modernos terraplanistas, defienden la idea de que la
Tierra es un disco centrado en el Polo Norte y rodeado
de un muro de hielo de 45 metros de altura como límite
exterior, al cual identifican con la Antártida. El mapa
resultante se inspira en la proyección azimutal
equidistante centrada en el Polo Norte, usada como
emblema por las Naciones Unidas.
Obviamente nadie que esté en sus cabales creería esto.
Por lo tanto, el dilema planteado entre economía y salud
es un terraplanismo recargado.
Si el agente que origina la pandemia, el virus, es
biológico, el modo en que se propaga es social,
resultado del contexto en el que se inserta, de las
condiciones que le ofrecen la economía y la política; es
consecuencia de un sistema complejo e históricamente
situado que articula sociedad, instituciones y
cultura.(1)
Obviamente, cuando la cuarentena termine, en ese momento
haremos un análisis de nuestro Sistema de Salud y como
respondió a la pandemia.
Seguramente tendremos que desfragmentar la incoherencia
de la relación entre subsistemas.
Analizaremos la relación de inequidad geográfica entre
regiones. Cuanto más se alejan las zonas de las grandes
metrópolis más falta de complejidad y más falta del
recurso humano.
A propósito de este tema comprenderemos que la formación
médica está totalmente tecnologizada y dependiente de la
técnica. Los intereses creados a partir de la
aparatología desmesurada nos convirtieron en
instrumentos de esa tecnología y los médicos estamos a
su servicio, invirtiendo la ecuación humana.
Descubriremos que las currículas universitarias están
construidas a partir de esos intereses y funcionan al
servicio de la tecnología y las farmacéuticas.
Debemos renovar las “Escuelas de Salud Pública”,
pensándolas como cantera de estrategas de la salud… Y
fundar nuevas donde sea necesario.
También se revelará ante la sociedad que los médicos
están abandonados en cuanto a su actualización
científica, ya que el multitrabajo mal pago, los agota y
no les queda tiempo ni recursos para ello.
Podremos observar que el subsector público funciona
mejor que muchos privados, donde la hotelería y el
marketing es más importante que la preparación
científica de los recursos humanos.
Debemos aprender que la prevención es parte de las
estrategias de salud, no solo un excelente calendario de
vacunas.
Es verdad que el enlentecimiento en la velocidad de los
contagios a través de la cuarentena permitió reacomodar
los servicios esenciales para su atención, sobre todo
los servicios de terapia intensiva.
También deberemos crear los recursos humanos para las
terapias. No pueden funcionar como “no servicios”. Más
del 90% de ellas tienen un coordinador y luego médicos
de guardia cada 24 horas. O sea que un intensivista no
tiene carrera profesional. Hará guardia toda la vida
útil. Se calcula que los especialistas en medicina
intensiva reales son alrededor de 1800, en un territorio
extenso y con una población de aproximadamente 44
millones.
No alcanza con comprar tecnología, no alcanzan ni los
intensivistas ni la enfermería especializada. Esto
último es un mal endémico, una vergüenza nacional, el
destrato hacia la enfermería y la falta de formación
universitaria, debe alguna vez cambiar…(2)
Así como debe cambiar alguna vez el mecanismo de
autorización de medicamentos, se debe renovar a la ANMAT,
con herramientas que posibiliten la aceptación de
fármacos basados en la evidencia clínica.
El renacido Ministerio de Salud deberá ser el eje de las
políticas sanitarias, no dejando en manos de las
Provincias las estrategias, que son muchas veces
producto de utilización política, sin resultados útiles
para las poblaciones que deberían ser los destinatarios
de esas políticas.
A propósito de este tema observemos lo que paso en los
territorios más alejados de las grandes urbes durante la
pandemia: descalabro de los sistemas provinciales,
estrategias fallidas, falta de prestadores tanto en el
ámbito público como privado, protocolos que no se
cumplen, médicos que en algunos casos no están
preparados para situaciones como esta, falta de
estrategias o ausencia total de las mismas. En muchas
Provincias se produjo una transformación excesivamente
corporativa de los servicios, luego de tantos años de
abandono y falta de regulación, rayana en la
irresponsabilidad ética y social.
Como vengo afirmando desde hace tiempo ya, la equidad
complementaria como modelo de desarrollo entre los
subsectores de salud de la República Argentina es un
modelo posible y replicable, dado que existen las
condiciones entre esos subsectores, por la injerencia
marcada entre los mismos. El decreto 9/93 posibilita
esto. Pareciera que retrotraer dicho decreto no está en
la estrategia de ningún planificador.
Entonces hagamos un salto de calidad hacia adelante
utilizando esa imbricación como complementariedad.
En los últimos cuatro años de la funesta gestión
anterior, la Argentina ha asistido a procesos de cambio
muy significativos en todos los órdenes: políticos,
económicos, sociales y culturales. Todo esto en el marco
de un escenario inédito de recesión nacional, acompañada
de una crisis global nunca vista y con un escenario de
estancamiento sostenido durante esos cuatro años.
Frente a esta realidad, todo parece indicar que el
espacio de la política social, en su concepción más
amplia y no como administración de las llamadas áreas o
sectores sociales - Salud, educación, previsión social -
sino en su papel distributivo y como parte consultiva de
las políticas públicas, debe estar en expansión y
fortalecimiento en una rueda sin fin.
El mismo contexto se da en la salud, la equidad es una
problemática de difícil desarrollo en el terreno antes
descripto. La complementariedad de los sistemas se ha
vuelto una necesidad estratégica y no un mero discurso
político. La aparición de amplias porciones de la
población que pasan de un sector de la economía a otro,
descendiendo en la pirámide social y acompañando la
tendencia generalmente recesiva de la economía es el
campo de oportunidades para desarrollar un nuevo sistema
integrado de salud.(3)
Las pandemias, a la larga son igualadoras porque atacan
a todos sin mediar condición social. Pero la desigualdad
hacia adentro de los países se profundizará.
Es un error asimilar salud con medicina, es como
confundir abogados con justicia.
La salud pasa por otro lado… En nuestra Argentina hay 7
millones de ciudadanos que no tienen servicio de agua
potable y casi 20 millones no cuentan con cloacas.
El sistema de salud argentino, sin embargo, cuenta con
algunos elementos positivos: la universalidad de la
atención.
El mérito de esta posibilidad es de Ramón Carrillo. Su
estrategia de construir 21 hospitales con 22.000 camas
hizo que el derecho a la salud sea eso, un derecho y no
una beneficencia otorgada por la oligarquía nacional.
No hay dudas que el sistema de salud argentino,
fragmentadísimo, está siendo capaz de brindar frente a
la pandemia una respuesta mejor que la que pueden dar
países como Estados Unidos, donde muchos de los
pacientes hospitalizados por Covid-19, reciben facturas
impagables.
De todas maneras, no podemos considerar al solo acceso,
como un concepto cerrado, sin observar que es lo que
sucede con la calidad y la seguridad en la atención.
La inequidad es algo que finalmente debemos tratar.
Tenemos una nueva oportunidad, tenemos un Ministerio de
Salud con experiencia y ganas de hacer.
Los sanitaristas conocemos las estrategias que se deben
aplicar, hace falta decisión, sumergirse en la solución
de todos los problemas del sistema y de sus actores, con
audacia y ética, pensando que la flecha del tiempo no es
la eternidad, ya casi no queda tiempo hasta la próxima
pandemia.
REFERENCIAS:
(1) La redistribución del virus/ José Natanson/ Le
Monde Diplomatique/agosto 2020.
(2) Conversaciones con la Dra. Liliana Chertkoff/Médica
Sanitarista/Epidemióloga.
(3) La equidad complementaria como modelo de desarrollo
entre los subsectores de salud de la República
Argentina/Dr. Mauricio Klajman/El debate público -
privado en las políticas de salud /VIII JORNADAS
INTERNACIONALES DE ECONOMÍA DE LA SALUD IX JORNADAS
NACIONALES DE ECONOMÍA DE LA SALUD. |