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Opinión


Las tribulaciones
de un chino en China

 Por el Dr. Antonio Angel Camerano (*)


Hace muchos años con un dirigente médico pensábamos si la lucha médico-sanitaria es continua o que continúa… y no es semántica es incertidumbre dialéctica. Porque por mucho que hablemos en situación de pandemia el futuro no existe… ahí y ahora parece que de tanto achatar la curva estamos en un estrés permanente.
Y la cuarentena se prolongó, la ASPO se abrió y cual mancha de aceite la circulación del virus se esparce hacia las comunidades del interior y nos muestra las realidades más macabras en cuanto a la queja y a quien puede que se defienda. La tensión es permanente y permanece constante, están los pro y los anti además de haber politizado la pandemia cual otro tema más en nuestro bendito suelo americano.
Tal como se titula en el artículo “La Pandemia del Miedo” … “Tres de las cosas más importantes que un ser humano necesita están siendo sistemáticamente deterioradas: la salud, las relaciones sociales y la economía”. Como nos dice María Ibáñez y Jesús Jiménez, (2020) … “Si a esto le sumamos el caos informativo que están padeciendo los ciudadanos, debido a que en muchos medios de comunicación se aporta una información simplista y alarmista encaminada a justificar la gravedad de las medidas tomadas, y por otro lado la información que llega a través de las redes sociales de profesionales sanitarios y periodistas que proporcionan otras explicaciones diferentes, más detalladas y argumentadas, ponen en duda que las medidas draconianas que se están tomando sean en realidad las más adecuadas, entonces la incertidumbre, los niveles de angustia, miedo y estrés se disparan”. Algunos se borraron; pero el personal de salud; de seguridad y el Estado no se pueden borrar como de la nada… Están ahí presentes.
Y todo sirve para todo. Se descuelgan del pensamiento mítico y psicótico las ideas más macabras que existen en el mundo y nos une la desesperanza y la incertidumbre. Y como apareció en un reciente artículo del Banco Mundial (setiembre 2020) “Crear sociedades más resilientes y pacíficas es el nuevo futuro”:
“La pandemia de Covid-19 ha expuesto algunos de los mayores problemas en las sociedades de todo el mundo. Si bien muchos Gobiernos enfrentan todavía el aumento de los contagiados, la violencia agrava la crisis en algunos de los entornos más frágiles del mundo”.
“Aparte de estas tendencias preocupantes, el Covid-19 ejerce nuevas presiones sobre las economías nacionales y locales en que se observan servicios públicos deficientes y una escasa capacidad para responder a la pandemia. Existe un gran riesgo de que esto pueda aumentar los impactos, generando mayor malestar social, violencia e inestabilidad. En países afectados por situaciones de fragilidad, conflicto y violencia (FCV), estas tendencias se agravan, conllevando una carga adicional para las sociedades. Dado que las personas son, en última instancia, las principales víctimas de los conflictos, es esencial encontrar soluciones socialmente sostenibles que aborden los obstáculos de larga duración para el desarrollo, como la exclusión, la falta de representación y la desigualdad”.
“Por último, el empoderamiento amplía las oportunidades a todas las personas para que forjen su propio futuro y tengan una participación importante en las sociedades, algo esencial para tener un Gobierno transparente y que responda a las necesidades de la población y para sentar los pilares del crecimiento inclusivo. Con el fin de apoyar el empoderamiento social es necesario reforzar la recta final de los programas de descentralización dirigidos a las comunidades y fomentar la rendición de cuentas impulsada por los ciudadanos desde la base. La responsabilidad social desempeña un papel fundamental en ese sentido” (sic).
Al momento de escribir estas líneas se ha dejado de hablar del tema con la intensidad precedente. El pueblo se cansó, y se puso a nivel mundial el peso en lo económico.
Pero al final el diario y los médicos del día después dirán la verdad. Parece que el virus vino para quedarse y el pobre poder amarillo no tiene la culpa. Porque estamos acostumbrados a buscar culpables siempre donde no están.
Los sistemas de salud llenos de palabras, de rectoría, de sistemas, de tecnología han sucumbido en lo sanitario puro y en lo económico llevando a un mundo de mayor hambruna que el precedente.
No sea que terminemos como el personaje de Julio Verne (1879) … “El amigo desaparece y Kin-Fo (el personaje primario) comienza a sentirse más disgustado, sobre todo cuando le informan que su fortuna puede ser salvada. Entonces comienza a viajar por toda China, esperando evitar ser asesinado antes de que el contrato expire”.
Y nos preguntamos, ¿Qué papel tendría que jugar en esta crisis sanitaria global? ¿Qué nos puede aportar para mejorar la realidad?
“Desde hace tiempo, nos hemos metido muchísimo con la naturaleza. La explotación inmoderada de los recursos naturales, la contaminación tanto de la atmósfera como de ríos, lagos y mares, la destrucción de los ecosistemas, el manejo y consumo de animales silvestres… no pueden traer como consecuencia sino situaciones como la presente. Por otro lado, me parece también que vivimos en ciudades con una monstruosa densidad poblacional y en espacios muy reducidos, donde apenas cabemos. Así pues, en la medida en que estamos más cerca unos de otros, somos más propensos al contagio de microorganismos” (Paulette Dieterlen Struck – UNAM - 2020).

Y al final no sabemos si continua o es continúa…

 


(*) Magister en Administración de Servicios y Sistemas de Salud UBA - FSG
 

 

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