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Como si estuviésemos recorriendo las imágenes de una
película de terror, cuadro a cuadro los directores de
hospitales repiten las mismas frases casi con la
esperanza que de tanto repetirlas se gasten: no
tengo personal. Esta frase que nos angustia no
es nueva, ya que hace muchos años que se viene hablando
de la escasez de enfermeros y de médicos en proporciones
cada vez mayores por zonas y provincias de la Argentina.
Se estimaba en 2007 que el déficit de enfermeros era
cercano a los 40.000 en todo el país.
La sucesión ininterrumpida de funcionarios nacionales de
salud que ningunearon este problema, diciendo que los
recursos humanos de la salud no eran un problema de
Estado, nos llevaron hoy a encontrarnos ante dilemas de
incapacidad de atención por falta de personal. Frases
como “el problema del personal es problema de quien los
contrata” pareciera dejar afuera de toda esencialidad y
valoración a los profesionales, técnicos, personal de
apoyo y administrativos de la salud, sólo tenidos en
cuenta por su costo económico y no por su función
profesional y social.
No tengo personal suena como la excusa
torpe para explicar un evento adverso prevenible
del sistema de salud y del que son víctimas su personal
y los pacientes. ¿Cómo hacemos para organizar las
guardias de esta semana?, ¿conoces a los reemplazantes?,
tengo enfermos incluso a los jefes y supervisores
también y los que quedan están agotados. ¿Qué hacemos?
No hay peor cosa que prospectar el futuro con ánimos de
ahorrar angustias para el futuro y encontrarnos que
nadie escucha los avisos. Y nuevamente la excusa que no
explica nada: no lo pudimos esquivar.
Que los recursos humanos de la salud son escasos no creo
que sea una noticia que sorprenda a nadie, que por los
magros salarios la gente tenga dos o más empleos no les
corta el hipo a los bebés de una NEO, o que hoy cerca de
la mitad del personal de la salud está contagiado o
aislado. ¡Ah! Eso es distinto. Si, distinto porque se
pudieron prever medidas de monitoreo o de mitigación y
no se tomaron.
En ese contexto nos planteamos en ProSanitas BSC y
con el auspicio de SADAM (Asociación Argentina de
Auditoría y Gestión Sanitaria), hacer un estudio
encuestando a nuestros RR.HH. de la salud para saber:
cómo se estaban preparando los hospitales, clínicas y
sanatorios y los equipos de salud para recibir el pico
de los contagios.
Le preguntamos a más de 1.300 profesionales de la salud
durante 4 meses acerca de los temas críticos que en el
mes de mayo se distinguían en los informes de los
sistemas de salud europeos, y los incluimos en el diseño
de la: “Encuesta a Recursos Humanos de la Salud en
tiempos de Covid - Argentina 2020”.
Mientras diseñábamos la Encuesta, en Europa la
proporción de personal sanitario contagiado oscilaba,
según el país, entre el 12 y el 20% de los infectados.
En esos meses en la Argentina los pacientes afectados
por el coronavirus eran pocos y las instituciones de
salud estaban vacías por debajo del 50% en camas
generales y menos del 33% las camas de las terapias.
La Encuesta fue respondida por 1.374 profesionales de
la salud, en las siguientes proporciones: médicos
(20%), enfermeros (49%), otras profesiones sanitarias
(13%), administrativos y otras profesiones no sanitarias
(11%) y personal de apoyo (7%), pertenecientes a
hospitales públicos y privados, clínicas y sanatorios,
centros comunitarios de comunidades extranjeras y CAPs
de todo el país. Se distribuyó durante 4 meses (Jun/Set)
por páginas web de entidades de salud y redes sociales,
fue de carácter voluntario, independiente, con finalidad
científica y de investigación en materia de recursos
humanos de la salud.
Sabíamos que este estudio inédito podía favorecer la
construcción de un conocimiento sin registro previo,
a partir de las condiciones y recomendaciones que se
iban fijando semana por semana en los países europeos y
los Estados Unidos y cuya aplicabilidad en el territorio
nacional debatimos antes de que aparecieran
recomendaciones locales.
Nuestras fuentes de información fueron el Instituto
Robert Koch de Alemania, el Istituto Superiore di Sanità
de Italia, el Ministerio de Sanidad de España, OMS, Our
World in Data de la Universidad de Oxford, la
Universidad John Hopkins de los Estados Unidos y las
publicaciones de los medios de comunicación de dichos
países.
Inicialmente nuestro foco estuvo en verificar la
información recibida por el personal de salud para el
autocuidado, la capacitación de quienes hacían las tomas
de muestras para testeo y la provisión de elementos de
seguridad personal. Luego incluimos aspectos
actitudinales y de percepción personal de la pandemia,
lo que junto a la información de dotación e
institucional constituyeron el esquema principal de la
Encuesta.
La gran cantidad de información recogida durante 4 meses
nos permitió pesquisar tendencias y ver el efecto de un
problema o varios sobre una situación mayor en
importancia como el ausentismo y como afectaban en la
medición.
También
se aplicaron correlación lineal y puntos de equilibrio a
grupos de indicadores para verificar influencias o
sesgos. De este modo pudimos anticipar puntos de
alarma con tendencias negativas para varias
jurisdicciones con especial afectación de los hospitales
públicos.
Desde agosto vimos como progresivamente se instalaba la
pandemia más temida en la gestión de recursos humanos:
el ausentismo masivo. Es creciente el número de
instituciones cuyas dotaciones sanas se encuentran por
debajo del 60%, sea por contagios, por pertenecer a
algún grupo de riesgo, por aislamiento o por
agotamiento, el personal de salud fue progresivamente
dejando su lugar de trabajo.
¡Una vez más la realidad superó a la imaginación y nos
encontramos ante la sorpresa de que tenemos camas y
tenemos respiradores, pero no tenemos personal para
atender a los enfermos!
La cobertura de 4 meses de Encuesta permitió ver una
progresión temporal en las opiniones de las mujeres y
los hombres de la salud, opiniones que mantuvieron un
sentido en algunos casos y cambiaron de dirección en
otros, dejando al descubierto las inquietudes y
angustias vividas a lo largo de más de 7 meses de
tensión y cansancio físico y mental.
La criticidad de la situación fue estudiada a través de
4 variables, las que combinadas permitieron proyectar el
escenario de potencial crisis de atención:
-
Dotaciones presentes por subsectores.
-
Antigüedad del personal presente.
-
Percepción y estado de ánimo.
-
Conocimiento acerca de colegas contagiados.
ANÁLISIS POR SUBSECTORES
Se analizaron las respuestas según la condición de
pertenencia laboral a: Subsector Público, Privado o que
trabaja en ambos (Pluriempleo).
a. Subsector
Público
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El
31% de los encuestados dicen trabajar sólo en el
Subsector Público de la Salud. Su distribución por
provincias es la siguiente: 41.5% de la Prov. de Buenos
Aires, el 30.4% de CABA, 5% de Mendoza, 5.1% de Santa
Cruz, 6.3% de Entre Ríos, 3.8% de Neuquén, 4.6% de
Tierra del Fuego, 1.8% de Santa Fe, 1.1% de Córdoba y
por debajo del 1% en el resto de las provincias.
Las 4 variables que inciden en la condición de las
dotaciones del Subsector Público evidencian una
condición de mayor criticidad creciente ya que el 48%
de los hospitales, donde los encuestados trabajan,
se encuentran con menos del 60% de su personal
presente. Un 38% es personal con más de 16 años de
antigüedad y otro 38% tienen entre 6 y 15 años. El
grupo de los más jóvenes no superó a lo largo de los 4
meses el 24%.
De los encuestados del Subsector Público, el 61% son
mujeres, el 68.4% conocen a un infectado de su dotación
y solo el 64% de ellos cobró el Bono dado para el
personal de salud.
Las palabras que representan el estado de ánimo del
personal del Subsector Público son: INCERTIDUMBRE y
AGOTAMIENTO.
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Subsector Privado-Encuestados por profesión:
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Palabras que expresan su estado de ánimo: |
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b.
Subsector Privado
El 49% de los encuestados dice trabajar sólo en
el Subsector Privado de la salud.
Su distribución por provincias es la siguiente: 51.4% de
CABA, 32% de la Prov. de Buenos Aires, el 3.8% de Santa
Fe, 3.6% de Córdoba, 2.5% de Mendoza, 1.4% de Entre
Ríos, 1.2% de Salta, 1.1 % de Chubut, 1.1 % de San Juan,
1% de Río Negro y por debajo del 1% el resto de las
provincias.
Las 4 variables que inciden en la condición de las
dotaciones del Subsector Privado muestran una
presencia muy superior de su personal en la atención,
teniendo al 40% de sus instituciones con 80% de su
dotación presente.
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Predomina el personal con una antigüedad de entre 6 y 15
años con un 47% del total, en tanto que los
mayores de 16 años representan el 30% de los presentes
en el Subsector Privado. En un rango muy similar al
del Subsector Público los más jóvenes son el 23%.
De los encuestados del Subsector Privado son mujeres
en un 68%, el 71.75% conocen a un infectado de
Covid en su institución y sólo el 51.29% de ellos
cobró el Bono dado para el personal de salud.
La palabra que representa el sentir del personal del
Subsector Privado es INCERTIDUMBRE.
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Subsector
Privado-Encuestados por profesión:
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Palabras que
expresan su estado de ánimo: |
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c.
Los que trabajan en ambos subsectores: pluriempleo
Este grupo de profesionales y trabajadores de la salud
que se desempeñan en roles de los otros dos subsectores
en forma simultánea, son los comúnmente denominados del
PLURIEMPLEO.
Dentro de nuestra Encuesta también participaron personas
de este amplio grupo de personal que se desplazan
cotidianamente de un lugar a otro teniendo
simultáneamente entre 2 y 3 empleos, los que llevando
adelante extensas jornadas laborales de más de 12 hs.,
muchas veces se encuentran en situación de precariedad
laboral.
El 20% de los encuestados pertenecen a este subgrupo de
trabajadores de la salud y se concentran especialmente
en CABA y el Conurbano bonaerense, aunque el fenómeno
del pluriempleo o los que trabajan en ambos subsectores,
se lo ve en crecimiento en la mayor parte de las
capitales provinciales.
La composición de este grupo es, en casi su totalidad,
médicos y enfermeros de mediana edad en adelante, que
desarrollan tareas en guardias de instituciones públicas
y privadas, aunque también hay jefes y supervisores.
Un 46% de ellos tienen más de 16 años de antigüedad
en su función, de ellos un 55.3% cobraron el Bono
establecido para el personal de salud y un 73%
refiere conocer colegas infectados por coronavirus
en las instituciones en las que trabajan. Este grupo
tiene un 55% de hombres.
Estos profesionales son los que muestran signos más
visibles de cansancio y deterioro y es el primero
entre los trabajadores de la salud en colocar la palabra
AGOTAMIENTO en el tope de sus opiniones en el mes
de agosto, trasladándose en setiembre dicha valoración a
los grupos de público y privado también. Un 45% de
las dotaciones de las instituciones donde ellos trabajan
están con menos del 60% de dotación presente, por lo
que se puede inferir que este personal hoy está haciendo
reemplazos o refuerzos en instituciones con alto
ausentismo, siendo ellos el grupo de trabajadores con
mayor exposición al contagio y a contagiar.
Sus opiniones se pueden apreciar comparándolas con los
encuestados de los otros subsectores:
CONCLUSIONES
Gracias a las opiniones vertidas en la Encuesta por más
de 1.300 profesionales de la salud de todo el país,
pudimos comprender la magnitud del problema y compartir
nuestros resultados con funcionarios del Ministerio de
Salud de la Nación, sociedades científicas y médicas y
entes de acreditación de calidad en salud.
Luego de un análisis exhaustivo de las variables a lo
largo de 4 meses (junio a setiembre 2020) se fue
evidenciando un panorama que progresivamente se
complejizó con relación al personal sanitario, a su
posibilidad de continuar trabajando, al riesgo de
contagio que ellos enfrentan en sus lugares de
trabajo-en particular los de pluriempleo-, y a la
calidad de la atención brindada a los pacientes, por
equipos agotados y en constante tensión por más de 7
meses. Este conjunto de condiciones presentes hoy en los
hospitales y centros de atención más un progresivo
deterioro de los miembros de los equipos de salud
permiten adelantar una posible crisis de atención.
El grado de desgaste es entre alto y muy alto entre los
encuestados del subsector público de Prov. de Buenos
Aires y CABA, jurisdicciones donde las dotaciones
mermadas se encuentran en los más altos porcentajes,
asociado a condiciones insuficientes para sostener el
nivel de exigencia al cual está sometido todo el equipo
de atención directa de pacientes, los equipos de apoyo y
el personal administrativo.
En estas jurisdicciones el predominio de las respuestas
a la palabra que define su estado de ánimo es
AGOTAMIENTO, en más de un 40% a fines de setiembre
seguido muy de cerca por INCERTIDUMBRE. En tanto
que la palabra SOLEDAD es la que apareció en
agosto entre las más elegidas, en particular, entre los
médicos y enfermeros que trabajan en ambos subsectores
(público y privado).
Se comprenden estas expresiones al incorporar al marco
de análisis las respuestas a otras tres preguntas de la
Encuesta:
-
60%
de los encuestados dice NO disponer de un espacio de
descanso amplio dentro de sulugar de trabajo,
-
53%
las instituciones NO cubren sus necesidades de
alimentación,
-
28%
no poseen EPP completos disponibles.
El
aspecto del espacio de descanso es al que más atención
se deberá prestar si se desean disminuir las cadenas de
contagios intrahospitalarios: vestuarios, office de
enfermería, salas de espera y comedores que son los
lugares donde se producen los contagios. El no disponer
de espacio adecuado para el descanso o la alimentación,
con capacidad de garantizar el distanciamiento
recomendado para cuando deben quitarse los barbijos,
constituye un punto de atención para los directores y
administradores de hospitales.
Desde junio en zona AMBA se observa un aumento
progresivo en los contagios dentro del personal de
salud, mes en el que 48% de los encuestados dijo conocer
a un colega con coronavirus. Esta progresión ha ido en
crecimiento ininterrumpido tocando 71% en julio y 73% a
comienzos de setiembre, impactando en el ausentismo y en
la calidad de atención. En octubre se sumaron también
las principales ciudades de nuestras provincias donde
han debido derivar pacientes con coronavirus desde los
hospitales públicos a las clínicas locales, al verse
superada su capacidad de atención.
El grupo de trabajadores de la salud con mayor riesgo de
colapso son los médicos/as y los enfermeros/as que
trabajan en ambos subsectores (Pluriempleo) y que
representan el 20% de los encuestados. Estos son los que
manifestaron mayor nivel de agotamiento unido a una
sensación de soledad.
Se observa un mayoritario predominio de las mujeres en
los roles de atención, en condiciones de trabajo de
altísima exigencia mental, física y espiritual. Tanto en
el Subsector Público como en el Privado, las mujeres son
mayoría entre los encuestados representando el 65% del
total de las respuestas.
La Encuesta permitió comprobar una clara toma de
conciencia respecto de los malos hábitos en la práctica
asistencial cotidiana, encontrando en esta situación
histórica un reconocimiento hacia el valor del lavado de
manos, que fue señalado como el primero entre los nuevos
hábitos que continuarán practicando luego de esta
pandemia. Los otros dos más elegidos: la distancia entre
colegas y la higiene del teléfono celular.
Es claro que si las dotaciones del sector asistencial de
salud en la Argentina ya reportaban hace más de 15 años
niveles de marcado déficit en su composición y
distribución en el territorio nacional, hoy ese personal
insuficiente sometido a un muy largo período de
exigencia está mostrando síntomas de agotamiento, que
nos hace pensar que estamos en el umbral de una
crisis de atención sanitaria por falta de personal
adecuadamente formado y con la experiencia para cuidar a
los pacientes en las terapias intensivas y cuidarse a sí
mismos.
La pandemia ha puesto al desnudo las falencias
estructurales del sistema de salud argentino y entre
ellas la de los recursos humanos, siempre pospuestos
ante otros gastos más importantes. Pero para una
comprensión correcta de la crisis hay que remontarse a
decisiones desacertadas y omisiones que están en el
pasado y que si no hubiesen continuado escondidas.
Las condiciones de atención en la crisis de coronavirus
han deteriorado la salud de los integrantes de los
equipos de salud, las largas horas de trabajo en muchos
casos con inadecuado equipamiento, la falta de lugares
apropiados para descansar guardando la distancia
recomendada, mucho personal que no recibe la
alimentación adecuada en su turno de trabajo, el miedo
al contagio y a llevarlo a casa, han ido agravando un
clima laboral que se deteriora día a día, pese a los
esfuerzos individuales y de algunas instituciones que
están apoyando a su personal con dispositivos
psicológicos, el sector asistencial debe sobreponerse
solo y a puro corazón.
Hoy tenemos hospitales bien equipados con tecnologías,
camas y respiradores que no pueden atender más pacientes
porque les falta el personal y los reemplazos no tienen
la misma idoneidad de los que están enfermos o aislados.
Hasta el 14 de octubre se han contado oficialmente
46.430 infectados y 229 muertos entre médicos y
enfermeros de todo el país. Y más allá de las
precisiones y de aquellos no incluidos en ningún
informe, ellos y ellas no han sido tapa de diarios
digitales ni trending topic de las redes sociales ni
tema de interés para los medios de comunicación masivos
ni para muchos que deberían haberse ocupado de ellos,
sin embargo, queremos dedicar nuestro trabajo de
investigación a los que dieron todo de si hasta el
final. En una sociedad frívola y cortoplacista donde la
vocación y el sacrificio están devaluados, vaya el
recuerdo emocionado para los colegas profesionales de la
salud de la Argentina que murieron para que otros vivan.
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