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Las residencias no escaparon a los cambios que impuso la
pandemia. En primer lugar, por el debate sobre su rol en
el nivel asistencial y los riesgos de su exposición. En
este sentido la monumental demanda de personal zanjó la
discusión. Incluso los países afectados temprana y
brutalmente, como Italia, acortaron los procesos de
formación para aumentar la fuerza de trabajo. No todas
las residencias se afectaron igual mientras unos
asumieron alta demanda, otros fueron reubicados en
tareas fuera de su especialidad de formación, mientras
otros perdieron oportunidades con los cambios en el modo
de trabajo de los hospitales.
En cuanto al ingreso muchos países comenzaron sus
procesos antes de que se decretaran las cuarentenas. En
otros casos se retrasó el proceso. Pero casi ninguno fue
indiferente al fenómeno pandémico. En EE. UU. está
comenzando el proceso 2020-2021 que en parte será
electrónico, incluyendo las entrevistas, y se limitarán
seguramente las visitas previas. En Canadá se harán
electrónicos los exámenes escritos. Algunos países como
México mantendrán un examen presencial en noviembre.
Las residencias en la Argentina constituyen el camino
por el que logran una formación especializada, y su
consiguiente certificación, más del 60% de los médicos,
y muchos otros profesionales de salud. La cantidad de
cupos ofrecidos en medicina supera al total de graduados
desde hace varios años, aunque casi el 30% no se cubren
y la presencia de profesionales extranjeros entre
quienes intentan acceder a la formación llega al 25%.
El número total de residentes de todos los profesionales
de la salud supera los 15.000 en todo el país, aunque
como todos los aspectos formativos superiores se
concentran en la zona central del país, principalmente
en CABA y la Provincia de Buenos Aires.
Desde 2011 el examen único de ingreso a residencias
impulsado por el Ministerio de Salud de la Nación se
convirtió en una política de Estado, comenzando con las
provincias patagónicas, e incorporando distritos más
allá de los cambios políticos.
Para 2019, con excepción de Córdoba, todo el país estaba
incluido junto con un número significativo de vacantes
del subsector privado. En 2020 se sumó la importante
oferta de la Universidad de Buenos Aires.
Con un corrimiento de 4 meses, y más allá de la carga de
angustias y dificultades propias del contexto, de
aspectos comunicacionales y de ajustes propios de un
proceso nuevo, se logró sortear en virtualidad el examen
escrito y el proceso de adjudicación. Esto no sólo
sorteó los problemas de la preespecialidad, sino que,
conectividad mediante, permitió una gran accesibilidad.
Con una mirada retrospectiva, puede reflexionarse si el
retraso del ingreso -necesario para poner en marcha
todos estos procesos de selección virtuales- no terminó
siendo paradójico, ya que en la fecha original de
ingreso del 1 de junio el número de casos nuevos
confirmados de Covid-19 fueron 564.
Mientras que en la fecha de comienzo final el número
diario de casos alcanzaba los 14.001 y el país se
acercaba al millón de casos. Tal vez haber pensado en
mecanismos de incorporación diferente más temprana, en
particular para las especialidades más requeridas,
hubiera dado un espacio para prepararlos en los momentos
más críticos con menos riesgos.
Un párrafo particular merece el instrumento en sí, un
examen de preguntas de opción múltiple en un número
variable. Es clave comprender que este instrumento sólo
tiene como utilidad establecer un “ranking”, y de modo
alguno buscar poner en evidencia competencias o
características que predigan el comportamiento futuro.
Numerosas investigaciones han mostrado que son otros los
instrumentos necesarios si éstas son las intenciones. De
un examen de esta naturaleza sólo se pide, en términos
psicométricos, una adecuada confiabilidad. Es decir que
si un postulante volviera a rendir obtendría un puntaje
y ubicación similar. Esto ha sido probado en numerosas
publicaciones.
Nos queda poco para lograr un proceso similar al MIR
español: 1) Modificar la modalidad de inscripción
haciendo de este un proceso único por profesión y
retrasando la selección de especialidad al momento de
adjudicación; y 2) Hacer este proceso de elección de
cargos con mayor integración distrital. Ambos aspectos
deberían redundar en una cobertura más completa de la
oferta.
Aún se está en proceso de readjudicación, es difícil
hacer predicciones sobre porcentajes de cobertura
finales. La situación económica crítica puede ser un
impulso para decidirse por el proceso de un formativo
remunerado, asimismo los temores de insertarse en el
sistema de salud en este momento pueden operar como un
disuasivo.
El año 2021 nos enfrentará a un nuevo fenómeno. La
mayoría de las Universidades han suspendido sus
actividades prácticas durante casi todo el año. Muy
tímidamente se están analizando procesos para recuperar
la presencia de estudiantes en ambientes asistenciales
de bajo riesgo. El nivel de cursado virtual,
mayoritariamente restringido a contenidos teóricos, y
proceso de razonamiento clínico, ha sido variable en las
diferentes unidades académicas. Esto se aplica a la
mayoría de las carreras de ciencias de la salud.
En medicina la Práctica Final Obligatoria del último año
de carrera se incorporó como estándar de acreditación
como un paliativo para mejorar la carga práctica de los
estudiantes en un país en el que el título es
habilitante. Con estas dificultades para acceder a la
práctica el número de graduados y el momento de
graduación aún es incierto. El número de residentes para
el año 2021 es impredecible. Fenómenos que hoy parecen
poco relevantes frente al número de casos y de
fallecidos, pero sin duda un condicionante de la
disponibilidad de recursos humanos en el futuro que no
debemos soslayar
(*) Médico, Máster of Health Professions Education,
Profesor Asociado del Departamento de Ciencias de la
Salud de la Universidad Nacional del Sur, Ex – Director
de Capital Humano del Ministerio de Salud y Desarrollo
Social de la Nación. |