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La pandemia dejó al sector médico
prestador privado al borde de la
quiebra. El motivo no fue el
desborde de pacientes sino la falta
de pacientes.
La salida para la crisis de los
prestadores deberá combinar ajustes
de aranceles con un ordenamiento
impositivo que está hundiendo al
sector privado de la salud desde
mucho antes de la pandemia.
LA
CAÍDA DE LA ACTIVIDAD MÉDICA
La decisión de establecer una
cuarentena estricta para evitar un
contagio masivo que pudiera hacer
colapsar el sistema de salud hizo
que la actividad económica en el mes
de abril sufriera una abrupta caída
del 26%. (1) La economía sufrió un
fuerte desmoronamiento con una
disminución del PBI en el segundo
trimestre del 19%, lo que se tradujo
en una pérdida similar del empleo
total. (2)
El confinamiento también produjo una
abismal caída de la demanda por
atención médica. La demanda en las
áreas de guardia de los hospitales
privados cayó en los meses de abril,
mayo y junio en un 70% promedio. En
el período julio-octubre cierta
gente empezó a acercarse a las
guardias, pero el nivel de ocupación
quedó promediando el 55%.
En el caso de las áreas de prácticas
de imágenes más convencionales, la
caída fue aún mayor. La radiología
simple llegó a caer cerca del 90% en
abril; y las ecografías, resonancias
y tomografías lo hicieron entre 70%
y 80%. Es importante destacar en
este punto que, gran parte de la
caída de la ocupación se debe, no
sólo al “miedo al contagio” sino
también al espaciado de turnos, la
separación física de personas y la
descontaminación de superficies.
Las áreas ambulatorias intensivas en
tecnología médica, como las de
imágenes, tienen un lucro cesante
muy elevado porque son áreas con
inversiones de infraestructura y
tecnología de muy alto costo.
Tenerlas inmovilizadas supone una
pérdida de generación de ingresos
muy gravosa.
Retomando el hecho de que la
cuarentena estricta se aplicó en
prevención a evitar un colapso de
las terapias intensivas, sirve
analizar que ocurrió con la
ocupación en las áreas críticas del
sector privado. En los meses de
abril, mayo y junio, las terapias
intensivas estuvieron trabajando muy
por debajo de su capacidad (menos
del 70% (3)). Habría sido de esperar
que en julio y agosto se tienda a la
normalidad por ser meses núcleo de
la temporada invernal y porque las
tasas de contagio levantaron vuelo.
Sin embargo, la ocupación se mantuvo
en el orden del 74% en pleno
invierno, cuando era de esperar una
ocupación, como mínimo, del 85%.
LA
CRISIS ECONÓMICA DE LOS PRESTADORES
MÉDICOS
El vaciamiento de pacientes de las
instituciones privadas de salud
trajo como correlato directo la
caída en los ingresos monetarios.
Los márgenes económicos de los
prestadores médicos provienen más
que nada del volumen de pacientes y
del valor agregado incorporado en la
alta complejidad de las
prestaciones.
Ante la evidencia de que los
prestadores médicos privados tenían
problemas económicos, se instrumentó
la reducción de hasta un 95% de la
contribución patronal con destino al
sistema previsional, y el programa
de Asistencia al Trabajo y la
Producción (ATP) para el sector
salud. Este subsidio cubrió
aproximadamente un tercio de la masa
salarial.
Si bien la ayuda fue importante, no
fue suficiente para evitar que
muchos prestadores entren en un
preocupante estrés financiero. Según
un relevamiento a asociados de
Adecra+Cedim, el 90% experimentó
demoras –adicionales a las que ya
traían– en los cobros de los
financiadores de hasta 120 días.
Asimismo, un 22% de los prestadores
sufrió el rechazo de cheques,
porcentaje elevado para el sector
privado de la salud que suele
trabajar con flujos fluidos entre
financiadores y proveedores.
Todo esto generó que el 92% de las
instituciones aumenten su deuda ya
sea financiera, comercial o
impositiva; y que un 14% incurra en
suspensión de personal por razones
económicas. Este porcentaje es menor
de lo esperado, debido a que, las
instituciones de salud no pueden
prescindir del personal por ser
intensivas en recursos humanos.
El golpe económico a los prestadores
médicos privados no vino sólo por la
falta pacientes. En paralelo
actuaron los siderales aumentos de
costos por la provisión de
medicamentos de terapia intensiva e
insumos Covid-19 (4), cuyas
cantidades demandadas aumentaron un
303%.
Del cruce de datos entre los
asociados de Adecra+Cedim surge que
el incremento de precios promedio de
insumos Covid-19 medido en agosto
2020 fue de 615% interanual, con
picos en los meses de marzo y abril.
Entre el extraordinario aumento de
las cantidades consumidas y de los
precios de los insumos Covid-19, el
aumento del gasto en insumos Covid-19
ascendió al 2.776%.
Por su parte, algunos medicamentos
de terapia intensiva han llegado a
incrementos de hasta un 700%. La
razón de ello fue la escasez que se
produjo en el mercado, no por la
complejidad del medicamento, sino
por el aumento de la cantidad
consumida debido al largo tiempo de
internación de los pacientes.
LA
NECESIDAD DE UN ORDENAMIENTO
IMPOSITIVO
Una particularidad distintiva del
sector salud argentino es que nunca
se resuelven los problemas de
política sanitaria: el mejor ejemplo
en este sentido es la Emergencia
Sanitaria, iniciada en 2002 y
prorrogada hasta hoy. Uno de los
factores que impidió salir de la
emergencia es la imposibilidad
fáctica de los prestadores de
cumplir con sus obligaciones
tributarias.
A la hora de analizar el peso de los
impuestos en un sector hay que medir
diferenciadamente lo que son los
impuestos indirectos (que son los
que se aplican en el proceso
productivo) de los impuestos
directos (que son los que se aplican
sobre el producto o ingreso final).
Del
Cuadro 1 se desprende que, un
prestador privado de salud paga 30%
de impuestos cuando atiende a un
paciente. Luego, cuando factura esa
atención médica debe pagar un 6%
adicional en impuestos directos. En
suma, cuando un paciente recibe
atención médica está pagando 36% de
impuestos.
Dado que no se sabe si se tendrá que
convivir con la pandemia por un
tiempo más, es necesario ordenar
impositivamente al sector privado de
la salud ya que la atención del
coronavirus demanda costos extras.
PERSPECTIVAS A FUTURO
En el Cuadro 2 puede verse que, por
la revisión de los salarios de
comienzos de año más la negociación
2020, el costo laboral tendrá un
aumento de 44% a diciembre 2020.
Sumando los aumentos proyectados
para el resto de los insumos surge
que el aumento de costos totales se
ubicará en 47%. Las ayudas otorgadas
por el Estado (ATP y decreto 300)
representan un alivio de 20%. Por
tanto, a diciembre, el peso efectivo
en el aumento de costos será de
aproximadamente 27%.
Dado
que estas ayudas finalizan en
diciembre del corriente año, el
ajuste de aranceles que requerirán
los prestadores será de 56%. Este
valor surge de actualizar los costos
laborales (entre enero y marzo 2021
se integrarán las sumas fijas al
salario básico); y, de incluir al
resto de los costos -con excepción
de los servicios públicos- las
proyecciones de inflación del
Relevamiento de Expectativas de
Mercado del Banco Central.
Es muy difícil pensar que se podrá
recuperar un atraso de 56% de
aranceles en un solo paso. En este
sentido, una alternativa técnica y
políticamente viable sería combinar
aumentos de aranceles con rebaja de
impuestos, fundamentalmente aquellos
indirectos que pegan más fuerte
sobre los costos médicos: utilizar
los créditos de IVA-compras para
cancelar contribuciones patronales;
igualación del impuesto al cheque al
de las obras sociales; ingresos
brutos diferencial para prestadores
médicos; vuelta de los impuestos
municipales a tarifa en lugar de
porcentaje de facturación; y
moratoria amplia para los
prestadores de salud.
(*) Asociación de Clínicas,
Sanatorios y Hospitales Privados de
la República Argentina.
1) Fuente: Estimador Mensual de
Actividad Económica del INDEC.
2) Según la Encuesta Permanente de
Hogares (EPH) del INDEC, 2,5
millones de personas perdieron su
trabajo. Unos 1,3 millones eran
trabajadores asalariados no
registrados y otros 900 mil
cuentapropistas. Ambos tipos de
empleos muy ligados al nivel de
actividad económica. En cambio, la
caída entre los asalariados
registrados fue de 300 mil
trabajadores debido a la prohibición
de despido y subsidios al salario.
3) La caída de ocupación en áreas de
cuidados críticos en gran parte se
debe a la separación por áreas, y la
limitación en personal disponible e
insumos.
4) Estos insumos se conforman por
los elementos de protección personal
(alcohol en gel, mascarillas,
quirúrgicas y respiratorias, batas
impermeables, dispositivos oculares,
etc.). |