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En el campo de la atención del cuidado de la salud, la
prestación tanto por parte de los médicos cuanto, del
resto de los miembros del equipo de salud, está
cambiando a medida que continúa la pandemia de Covid-19,
lo que crea presiones adicionales para mantener la
seguridad del paciente. En mi visión, ella pasa por las
conductas y el conocimiento médico. Dicha presión puede
dar forma a nuevos riesgos de responsabilidad
profesional médica tanto para las instituciones
prestadoras, como para los miembros del equipo de salud.
Lo que hoy está ocurriendo, y tal vez pase inadvertido
para los aseguradores y asegurados del riesgo de RC
Médica, sea en lo inmediato, el nuevo repertorio de
temas para promover reclamos económicos. Comprender cómo
se están desarrollando estos nuevos riesgos y cómo se
podrían evaluar los eventos adversos en el campo
judicial (peritos y jueces) que también está y estará,
bajo presión, ya sea en el ámbito del Derecho Civil
cuanto, en el Derecho de Consumo, es el primer paso para
hablar de medidas de protección, tanto de los asegurados
como de los aseguradores del riesgo de praxis médica.
¿Qué tipo de demandas se podría esperar vinculadas a la
pandemia?
Circunstancias extraordinarias y un flujo constante de
directivas (y revisiones de las mismas) de los Gobiernos
nacionales, provinciales y municipales podrían haber
puesto a los prestadores institucionales públicos y
privados, y a los médicos y resto del equipo de salud en
ambos escenarios, para que practiquen la medicina como
nunca antes lo habían hecho, o para no practicarla,
cuando ciertas formas programadas de atención hubieran
sido suspendidas por acción del Gobierno o decisión del
proveedor o del financiador, a menudo para conservar el
EPP (equipo de protección personal) y otros recursos, y
abaratar costos.
A pesar de los esfuerzos razonables en condiciones
difíciles, es probable que algunos eventos adversos se
remonten a esos momentos, y no se hayan advertido, o no
se hayan evaluado convenientemente, o quizás hasta se
hayan subestimado o subestimen. Es importante señalar
que “programado” en este contexto no significa que la
suspensión se haya efectuado por entenderlo innecesario
u opcional. Incluye procedimientos importantes de
detección, no sólo del Covid-19, sino también de
diagnósticos como colonoscopias, algunas cirugías
cardíacas y de cáncer y la mayoría de los procedimientos
dentales. La “pérdida de chance de curación”, de
“sobrevida en mejores condiciones” o de “oportunidades”,
pueden estar agazapados, camuflados y esperando en la
“gatera” del reclamo.
La demora de los procedimientos programados puede ser
una fuente de mayor litigio: muchas biopsias de cáncer,
por ejemplo, se han retrasado últimamente, y si la
“demora en el diagnóstico” o el “sin diagnóstico”, o el
“error de diagnóstico” ya era una de las áreas de
litigio de difícil defensa y alto costo del acuerdo
extrajudicial o de la sentencia antes del Covid-19, con
mayor razón lo será por la circunstancia actual. Otros
retrasos en la atención pueden estar relacionados con
problemas de acceso al cuidado de la salud, en
patologías “no Covid-19”, y hasta en el agotamiento de
las áreas administrativas, que deberían y deben ser
rápidamente advertidos y corregidos.
La “Telemedicina” ha sido un salvavidas para muchos
proveedores durante esta crisis, pero algunos pacientes
vulnerables, o consumidores de “vulnerabilidad
agravada”, pudieron no haber tenido acceso a ella. Es
que la infraestructura informática de la población
también puede representar una barrera para la atención,
ya que algunos no tienen suficiente ancho de banda de
internet para las consultas por video. Además, las
circunstancias han obligado a los médicos a utilizar
está herramienta de acuerdo con formas en las que
normalmente no lo hacen.
La telemedicina es ideal y complementaria a la atención
en persona y, por lo tanto, no es la mejor opción para
una primera visita con un nuevo paciente, pero durante
el pico de riesgo de infección, se hicieron excepciones,
y quizás algunas instrucciones y limitaciones de la
“Buena Práctica” establecida por asociaciones médicas y
hasta por aseguradores del riesgo, no hayan sido oídas.
Entre las nada frecuentes reclamaciones en la Argentina
ni siquiera antes del Covid-19, el diagnóstico erróneo
puede ser la principal alegación, y no puedo imaginar
que el riesgo de un diagnóstico erróneo haya disminuido,
dado el aumento en el uso en condiciones no óptimas.
En este sentido, para los aseguradores del riesgo de
praxis puede vislumbrarse otro reclamo originado por el
propio asegurado, médico, que bien puede no estar
enterado de la inclusión o exclusión de la cobertura de
ese tipo de prestación, y mucho menos en caso de que el
consultante hubiera sido residente en jurisdicción
diferente a la del domicilio del profesional, y este
último transformarse en un “consumidor de vulnerabilidad
agravada” por defectos de información del asegurador,
alentado a reclamarle a su asegurador por la vía del
derecho del consumo.
Además, anticipo que algunos casos relacionados con
reclamos por Covid-19 podrían estar fundados en la
escasez de EPP; esas reclamaciones pueden provenir tanto
de pacientes como de empleados o profesionales no
necesariamente bajo relación de dependencia, y en los
ámbitos público y privado.
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CUESTIONARIO DE AYUDA
1.- En estos tiempos de Covid-19, ¿ha notado usted
alguna demora no habitual en la realización de algún
procedimiento médico programado por la situación de
pandemia?
2.- Durante la pandemia, ¿el cuerpo directivo o el
equipo al cuidado de la salud sintió presiones
adicionales?
3.- Durante el mismo período, ¿existieron
necesidades adicionales para mantener la seguridad
de los pacientes de esta patología?
4.- ¿Se pudo advertir la presencia de nuevos riesgos
que pudieran comprometer la responsabilidad médica
en las prácticas del equipo de salud?
5.- ¿El equipo de salud se sintió sobreexigido para
dar cumplimiento con las directivas gubernamentales
(Nación, Provincia, Municipalidad, protocolos y
otros)?
6.- ¿El equipo de salud siempre estuvo dispuesto al
cumplimiento de la totalidad de las directivas?
7.- ¿El equipo de salud pudo estar tan sobre-
exigido como para no practicar la medicina por las
formas electivas de atención para conservar el EPP y
otros recursos (Electivos)?
8.- ¿Recuerda qué eventos adversos han ocurrido
durante todo este tiempo?
9.- ¿Los registró?
10.- ¿Los denunció a su asegurador de mala praxis? |
Los proveedores brindan atención de manera diferente
durante el Covid-19. ¿Podrán disminuir o aumentar los
riesgos por estos cambios?
En el agitado mundo de la gestión de una crisis de salud
pública, muchos establecimientos médicos, públicos y
privados, han tenido que tomar medidas temporales que
afectan la seguridad del paciente. Algunas de estas
medidas mitigan ciertos riesgos, pero pudieron
amplificar otros. Los proveedores de atención médica en
las zonas afectadas por los contactos manuales están
trabajando más horas, a veces con un equipo de
protección personal insuficiente, a veces en especies de
grandes tiendas de campaña instaladas en
estacionamientos u otros lugares desbordados.
En lugares físicos destinados a la atención de la
emergencia, el personal de otros departamentos puede
estar atendiendo en el departamento de urgencias o en la
unidad de cuidados intensivos; esto podría aumentar el
riesgo de brechas en las comunicaciones. Todas estas
medidas de ampliación de recursos, tomadas en conjunto,
pueden sumarse a un perfil de riesgo que es más que la
suma de sus partes,
Mientras se responde a las directivas de salud
gubernamentales de cualquier nivel, así como a las
recomendaciones del Centro para el Control y la
Prevención de Enfermedades (CDC) y otras fuentes
confiables, como explicara el Ministerio de Salud, el
establecimiento médico y las prácticas continuarán
experimentando retrasos inevitables en el tratamiento de
todos los pacientes. Los retrasos en las pruebas no
ayudan. Además, debido a las preferencias de los
pacientes, se han retrasado muchos controles y pruebas
de rutina. Los eventos adversos relacionados con estos
retrasos podrían afectar la responsabilidad del médico.
¿Qué puede hacer el médico o el establecimiento para
protegerse?
La documentación concienzuda una vez más se convierte en
el más experto testigo para el médico en un juicio o en
las negociaciones afiebradas para resolver un entuerto
en un proceso de mediación prejudicial. En la era de
Covid-19, las prácticas pueden beneficiarse de
documentar no solo las interacciones con los pacientes
individuales, sino también, cómo la práctica sigue las
pautas de control de infecciones y las recomendaciones
de las autoridades de salud gubernamentales y de las
sociedades médicas, en momentos específicos. Esto podría
ser tan simple como escribir una nota diaria en un
calendario electrónico.
¿Cómo los cambios en un proceso de mediación durante la
pandemia desafían a los equipos de defensa?
En un reclamo prejudicial reciente por negligencia
médica, un médico asegurado en una aseguradora de
praxis, con la asistencia de un abogado y un médico,
obtuvo un acuerdo rápido a pesar de muchos cambios en el
entorno de un reclamo que podría haber planteado
problemas mayores si no hubiera estado respaldado por
una sólida documentación.
Hemos visto recientemente cómo los abogados que realizan
una “audiencia” de mediación prejudicial durante el
Covid-19 necesitan un equipo médico que esté preparado
para los cambios en los análisis del caso, que esté bien
dispuesto para respaldar tratativas rápidas. Hoy día
estas reuniones de mediación se pueden completar por
video, con múltiples pantallas para los abogados, las
partes y las pruebas.
Estoy convencido que en este campo - el de la
liquidación del siniestro de praxis médica - tiene que
haber grandes cambios, y rápido. Un juicio de mala
praxis no puede “tardar” 15 años en resolverse.
El estrés de los litigios supone una carga para los
médicos en cualquier momento. ¿En qué se diferencia esto
durante la pandemia?
Los juicios propiamente dichos contra médicos
individuales y establecimientos médicos están tomando
cada vez más tiempo de duración, lo que agrava la
situación patrimonial de todos, incluido el asegurador
del riesgo, pues el largo plazo convierte en
insuficientes las sumas aseguradas para todos los
involucrados, más allá de que el tiempo procesal
mantiene al médico en una incógnita casi inconsciente de
ello.
Con un solo juicio abierto, los médicos pasan más del
10% de sus carreras viviendo bajo la sombra de una
reclamación abierta por negligencia, que no es bueno
para su salud mental. La situación de la pandemia en
nada lo ha cambiado, por ello es deseable no llevarse
ningún reclamo en la mochila de este año, y mucho menos
un evento potencialmente compensable no detectado que
pueda llegar en el futuro inmediato
(*) Consultor Externo de TPC Compañía de Seguros S.A.
CEO de RiskOut. Consultora Especializada en
Responsabilidad Profesional Médica. Gestión de Riesgos y
Seguridad del Paciente.
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