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El jueves 19 de marzo de 2020 se anunció la cuarentena
obligatoria que comenzó a regir en la Argentina a las
00,00 horas del viernes 20. Empezó lo que ya todos
conocemos, el inicio de diferentes cambios en nuestras
vidas y en SIFEME el comienzo de la lucha por coordinar
los traslados sanitarios y las prestaciones en todo el
territorio nacional.
SIFEME realiza su primera comunicación con medidas
preventivas a las empresas integrantes de la Red y a sus
clientes el día 31 de enero detallando el protocolo que
en aquel entonces se comenzaba a aplicar y que se fue
adecuando a la evolución de la pandemia según el estado
epidemiológico que se oficializaba en todo el país. De
este modo comenzamos a implementarlo desde el mismo día
que empezó todo en función de las resoluciones
ministeriales que fueron apareciendo cronológicamente y
se amplió cuando se anunció el aislamiento preventivo
impuesto por el Poder Ejecutivo Nacional, atento a la
cantidad de llamados que exponencialmente se suscitaron.
No se sabía mucho, no entendíamos bien a que nos
estábamos enfrentando esta vez, un nuevo virus sí, por
lo que volvimos a gatillar los mecanismos de
organización y gestión como en el año 2009 (Virus H1N1 -
Gripe A), pero ya desde la primer semana en nuestro
diálogo permanente con las autoridades sanitarias, nos
informaban que este enemigo era mucho más complejo, lo
que obligó a un cambio en los diferentes paradigmas en
nuestro sector de trabajo, que afortunadamente hacían
pie en la experiencia adquirida.
Los días pasaban y los casos aumentaban, cada vez fueron
más los llamados y las empresas de emergencias
comenzaban a tomar los recaudos sugeridos, tanto para el
personal como para las unidades, esto significó que a la
demora lógica de la demanda se sumaran los ciclos de
preparación para cada dotación (EPP - equipos de
protección personal) y el procedimiento de sanitización
de cada móvil. Se empiezan a aceptar las nuevas medidas
y tanto las grandes flotas como las empresas pequeñas
fueron tomando los recaudos necesarios para proteger a
su personal y a quienes operaban desde sus cabinas.
SIFEME acondiciona sus recursos humanos para que operen
desde su domicilio (home office) y crea turnos
presenciales con la modalidad de burbuja. Se optimiza el
servicio de Telemedicina SIFEME-Doctor en Casa, que
logra una importante contención en todo el país, dando
respuesta suficiente descomprimiendo tanto zonas de alta
densidad como aquellos pedidos en localidades remotas.
Las empresas prestadoras de la Red nos trasladan los
costos de los Kits de Bioseguridad Covid-19 y del
proceso de sanitización de las unidades. Esto último se
transforma en algo para tener muy en cuenta, ya que en
ese período de tiempo el móvil queda desafectado de la
operativa, lo cual replantea los procesos de toma de
servicios y despacho de los mismos. Las grandes flotas
del país quedan expuestas a esto y en localidades chicas
directamente casi se perdió la disponibilidad. Lejos de
ser un tema económico la realidad manifiesta que en
muchísimas localidades del territorio nacional ni el
sistema privado y mucho menos el público está en
condiciones de dar respuesta per sé a la situación.
SIFEME comienza a triangular recursos de diferentes
capitales provinciales e incluso desde CABA. Ya no es
sólo un tema Covid-19, innumerables pacientes están
necesitando ser trasladados por cirugías programadas que
ya no se pueden dilatar más, así como los pacientes de
las ART que sufren accidentes con traumas de urgente
traslado hacia mayor complejidad.
Comienzan a crecer sugerencias que se transforman en
aportes a la confusión general propiciada desde
diferentes sectores y distintas regiones del país, donde
se interpretan distorsionadamente las consignas
preponderantes de quiénes sí están analizando
permanentemente un escenario tan drásticamente dinámico.
Incluso con una finalidad protectora de su población,
caen en el error de gestionar esa protección sin un
sustento sanitario, afectando más la situación, de por
sí crítica.
Miles de ejemplos se comenzaron a suscitar, algunos de
lamentable conocimiento público y muchísimos otros no
tanto… “se recibe llamado de una ART solicitando un
traslado urgente por un politrauma de un paciente que
necesita ser intervenido en CABA para no perder una de
sus córneas. El prestador local refiere que a indicación
de su autoridad de salud el móvil que viajaba hacia Bs
As debía realizar una cuarentena de 14 días al
regresar”.
SIFEME toma conocimiento de esta situación y acordando
con los profesionales de origen y destino envía desde
CABA la UTIM necesaria ya que no existía una opción
mejor en las decenas de localidades consultadas. Al
ejemplo anterior donde los móviles no pueden salir de
algunas localidades, se suma que no se les permite
entrar a los móviles provenientes de otros destinos,
independientemente de si éstos poseen EPP aprobados y
protocolizados. Una posición que nos planteó una
situación dilemática que debimos sortear apelando a
infinidad de mecanismos e instituciones para hacer
comprender lo inconcebible de algunas medidas.
Somos uno de los primeros eslabones en la cadena de
vida, por ende, quienes más enfrentamos el riesgo de
contagio; recibimos a un paciente abrumado y un entorno
familiar en permanente demanda. Debemos contener todo
este escenario al mismo tiempo que gestionamos el
destino acorde a la patología que se presenta, tenemos
que autenticar la filiación de quienes trasladamos con
celeridad y sin margen de error donde los minutos
cuentan.
Es imprescindible que concienticemos que debe existir un
protocolo unificado en nuestro sector. SIFEME acompaña y
acompasa en cada servicio a las empresas que la
integran, le otorga apoyo de gestión a cada móvil para
guiar y dar confianza. Aprendemos y trasladamos nuestro
aprendizaje a cada uno de quienes enfrentan esta
situación, médicos, enfermeros, operadores de cabina y
cada recurso humano que se suman a una logística en
permanente lucha que no es sólo contra un virus, sino
contra burocracias que dificultan la difícil tarea,
interponiéndose en nuestro objetivo permanente de salvar
vidas.
De más esta decir que gracias al esfuerzo, capacitación
e inquebrantable voluntad de todo el personal de la
salud, la pandemia desatada hace un año está siendo
mucho menos dañina de lo que pudo haber sido, a costa de
su salud y hasta de su propia vida..
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