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El año 2020 es ya un hito en la
historia mundial y particularmente
en la de nuestro país. En medio de
una crisis ya crónica, descontrolada
desde el 2019, los meses de
aislamiento obligatorio dejaron a
gran parte de la Argentina en la
pobreza extrema y a la mayoría de la
clase media al límite. Desempleo
masivo, cierre de pymes, éxodo de
grandes empresas y al sistema de
salud pendiendo de los ATP y las
compensaciones por la caída de
aportes.
En este contexto, sólo queda
acelerar cambios profundos,
estructurales, porque el status quo
sólo lleva al fracaso.
La Cámara de Entidades de Medicina
Privada participó junto a la UAS en
cada una de las reuniones con el
Gobierno para generar las acciones y
medidas necesarias para sostener la
capacidad de respuesta del sistema
sanitario durante la pandemia.
También presentamos diversas
propuestas acerca de los cambios que
creemos necesario implementar en
forma urgente para reconstruir el
sistema de salud en la pospandemia y
prepararlo para nuevos desafíos que
se avizoran, como el impacto de las
enfermedades derivadas del
envejecimiento de la población, la
resistencia antimicrobiana y la
posibilidad de nuevas epidemias y
pandemias.
En ese sentido, dentro de CEMPRA se
crearon comisiones de trabajo en
diversas áreas: tecnología, médicos
auditores, abogados y contadores
para aprovechar el capital humano de
especialistas con que cuentan las
entidades que integran la Cámara
para generar cambios concretos que
permitan corregir distorsiones en el
sistema, en la legislación vigente,
impulsar proyectos y lograr una
evolución sobre la situación actual.
Así, la comisión de médicos
auditores está analizando estudios
científicos internacionales sobre
diversos tratamientos de alto costo
para generar recomendaciones de
protocolos basadas en la evidencia,
tomando como ejemplo el caso de
éxito del Fondo Nacional de Recursos
de Uruguay.
En el 2021 tiene como objetivo
trabajar también en un Nomenclador
Nacional que permita la
homogeneización de los tratamientos
disponibles.
Por su parte, las comisiones de
abogados y contadores trabajan en la
revisión de la legislación que rige
al sector para abordar los vacíos
legales y las distorsiones que
incentivan la industria del juicio
en detrimento de los aportes y la
calidad de atención de la masa de
afiliados a las obras sociales y
prepagas.
La meta es generar un marco jurídico
que reconozca los derechos
individuales de los beneficiarios,
pero a la vez permita la
sustentabilidad de las obras
sociales, empresas de medicina
privada y mutuales, protegiendo así
los derechos del colectivo de
beneficiarios.
Resulta fundamental una revisión del
Programa Médico Obligatorio, a
partir de un Nomenclador Nacional,
para establecer la canasta de
prestaciones, con un orden y límites
definidos a la cobertura.
Es necesario generar un acuerdo
entre todos los sectores para la
sustentabilidad del sistema
sanitario. Tender los puentes entre
el Gobierno, sociedades científicas,
economistas académicos, todo el
sector salud y también legisladores
y jueces, a fin de evitar, por
ejemplo, el dictado de nuevas leyes
por enfermedad, sin un estudio
previo de su impacto presupuestario
en los financiadores, así como las
sentencias sin información sobre la
evidencia de los nuevos tratamientos
de alto costo y sin tener en cuenta
el impacto que el costo desmedido de
esos tratamientos tiene en el
recorte de prestaciones y calidad de
atención que recibe el resto de los
usuarios de prepagas y obras
sociales que progresivamente van
desfinanciando.
Deberán acordar todos los sectores
cómo se financiará el alto costo
para hacer posible continuar
incorporando nuevas tecnologías cada
vez más caras.
Entre las alternativas, está la
posibilidad de generar un reaseguro
mixto o que sea el Estado (a través
de fondos mixtos) el que unifique y
brinde las prestaciones, así como la
medicación. Esto permitiría el
establecimiento de protocolos
unificados, la realización de
compras conjuntas y la planificación
para disminuir los costos y lograr
mayor acceso a los tratamientos.
Finalmente, otra medida necesaria es
la revisión de la carga tributaria
que tienen los usuarios del sistema
privado, que resulta injusta
teniendo en cuenta que estos
ciudadanos están renunciando a
atenderse en el sistema público
-evitando así su desborde-. Y en
caso de atenderse, las obras
sociales y prepagas abonan el
arancel correspondiente por esas
prestaciones. Así, los usuarios de
la Seguridad Social y el sistema
privado sostienen con sus impuestos
al hospital público y a la vez deben
pagar diversas tasas nacionales y
provinciales en la cuota de su
cobertura. La migración de usuarios
del sistema privado a las obras
sociales o al sistema público sólo
genera desequilibrio.
Se debe analizar la política
sanitaria sin prejuicios ideológicos
acerca de lo público y privado,
entendiendo que el sistema es uno
solo, que el sistema público sólo no
da abasto para atender a toda la
población, sino que se deben
articular todos los subsectores para
lograr un sistema sólido, con
capacidad de respuesta ante los
nuevos desafíos sanitarios.
(*) Cámara de Entidades de Medicina
Privada de la República Argentina. |