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Opinión


No te relajes que ahora viene lo peor

Por el Dr. Marcelo García Dieguez (*)


No es necesario debatir ni el sentido, ni la intención de las palabras del Presidente. Son una anécdota más que denota dos aspectos. Por un lado, que las autoridades sólo entienden el sistema de salud superficial y parcialmente. Por otro que no sienten que son parte de las causas, y mucho menos de las posibles soluciones.
La mirada expuesta sobre el subsector privado pareciera desconocer que en realidad se sostiene de los recursos de asistir a la masa asalariada, que de una u otra forma aporta a la seguridad social. Subsector que, con una proporción muy variable a lo largo y lo ancho del país, puede alcanzar la cobertura de la mitad de la población en los centros urbanos más grandes.
Desconoce que, en la atención de Covid-19, en algunos distritos, este subsector asistió a más del 40% de los pacientes.
Desconoce que, la seguridad social, el PAMI y los institutos provinciales han sido los grandes ausentes en responsabilizarse de los costos de atención de sus pacientes, en la forma que requiere su compleja asistencia.
Desconoce el atraso que tienen los honorarios desde larga data y a lo largo de varios gobiernos respecto de la inflación, en particular en las especialidades más golpeadas por la asistencia directa de pacientes Covid: la medicina general y/o familiar, la clínica médica y los intensivistas.
Estas especialidades, tradicionalmente relegadas en sus ingresos en la Argentina como en muchos lugares del mundo, no pueden menos que sentirse golpeadas, no por las palabras en sí, sino por la falta de comprensión.
Las referencias asistenciales de los dichos presidenciales, además, denotan un desconocimiento de datos e información científica que ha señalado sostenidamente la preocupación por como la pandemia, y la cuarentena prolongada particularmente, han relegado el control de problemas crónicos, ha agregado nuevas situaciones de la salud mental, y ha retrasado la resolución de problemas de salud previos a 2020.
¿Tiene el Presidente derecho a cuestionar la necesidad de alguien con, por ejemplo, dolor articular que llevaba más de un año de espera haya conseguido que le practiquen una cirugía ortopédica que reduzca su padecimiento?
En un sistema sin planificación, con atomización de financiadores y con la pérdida de confianza en los que toman decisiones no es justo criticar a quien elige resolver lo que percibe como más doloroso.
Los profesionales del subsistema público no están mejor. Varias semanas de protesta en Neuquén muestran al país cómo las ofertas de incremento están lejos de una inflación que parece ser una enfermedad económica que no requiere tratamiento por el momento.
Lejos está la salud en manos del Estado de ser el faro de atracción de profesionales. Su mayor atractivo sigue siendo la estabilidad laboral.
La vacunación recién ahora está tomando algún ritmo, y con el gran retraso en la segunda dosis la anhelada inmunidad de rebaño parece lejana. En ese contexto complejo, con equipos de salud agotados, enfrentaremos una segunda ola más compleja. La urgencia nos pone a solucionar la asistencia de estos pacientes, a resolver sobre falta de camas.
Poco se puede hacer hoy para incrementar el capital humano. Sería necesario que el Gobierno priorice cuidar sus ingresos y mostrar empatía a través de promover mejoras estructurales en el sistema. Para lograr credibilidad esto debería ser producto de una concertación amplia de sectores, y con la inclusión de las múltiples voces dispuestas a acercar propuestas e ideas.
En estos días, numerosos expertos han expresado sus opiniones en diferentes medios. Todos seguramente dispuestos a responder a una convocatoria sincera y sin prejuicios por parte de las autoridades.
El peor error en una crisis es creer que uno es el dueño de las únicas soluciones válidas.


(*) Médico. Master of Health Professions Education. Profesor Asociado del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional del Sur - Ex Director de Capital Humano del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación.

 

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