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La República Argentina tuvo varias
revoluciones según algunos historiadores, la de Mayo, la
de la Organización Nacional de 1853, la de la Ley Sáenz
Peña del voto universal, obligatorio y secreto -que sin
embargo excluía a las mujeres-, la del Trabajo con
Perón, que además hizo justicia con la sanción del voto
femenino y la del retorno a la democracia de 1983.
Sin embargo, la de mayo fue una revolución
inconclusa. Mariano Moreno es el símbolo perenne del
fuego revolucionario.
Moreno quería todo. La revolución democrática, la
independencia, la soberanía del pueblo, la organización,
la difusión de la cultura, la demolición de los resabios
coloniales, la secularización de la sociedad, la
victoria militar contra la potencia colonial, la unidad
del Virreinato y la de la “Patria Grande”.
Para él la revolución no debía
renunciar a nada.
Moreno fue un adelantado del proyecto colectivo de los
argentinos. (1)
Cuantas veces nos acercamos al ocaso de esas ideas. Sin
embargo, siempre, los argentinos luchamos por las ideas
de mayo. De a poco fuimos alcanzando ideales Morenistas.
Fue y es un camino muy difícil,
tuvieron voceros y fuerzas que conspiraron contra
nuestra independencia y nuestro desarrollo como Nación.
Pero también siempre a esos criterios limitados
les llegó su ocaso y avanzamos hacia el futuro
con más equidad, de a poco, pero continuamente.
Hoy nos enfrentamos a la pandemia.
No sabemos cuándo será el final de este drama mundial.
Nuestro sistema de salud responde con la valentía,
sapiencia y el coraje de aquellos que se unen para
enfrentar, lo que, sin el apoyo decidido del
Estado, sería una catástrofe aún peor.
Un Estado que recuperó al Ministerio de Salud rebajado a
secretaría durante el Gobierno anterior.
La desinversión era fenomenal no sólo
en salud, también en educación y en todo el espectro
social. Aunque muestren números y estadísticas que, como
ciencia ficción, digan lo contrario.
Los argentinos no somos tontos.
Cualquiera se da cuenta que la infraestructura era
deficitaria. Que hubo incluso centros hospitalarios
terminados que no se inauguraban.
Como en el origen de las ideas morenistas, los
argentinos renacemos ante una nueva aurora…
El Sistema Nacional Integrado de Salud Argentino
comienza a discutirse, en un debate amplio,
esperanzador, con un reverdecer de la Energía de las
Ideas Utópicas. (2)
El debate de la salud por fin está instalado.
La salud como un derecho universal, una conquista social
e histórica de la comunidad y una responsabilidad
indelegable del Estado (3) es no sólo un fin, es la
continuidad de la flecha del tiempo del pensamiento
Morenista, es mayo en el siglo XXI.
Este pensamiento originado en Montesquieu, con los
jóvenes estudiantes de Chuquisaca, que abrevaron en los
escritos del sur de Italia, parte de Aragón en ese
momento.
Esas energías utópicas reverdecen y son parte de cada
uno de los jóvenes que desafiaron al Status Quo, en las
comunas de París del siglo IXX o en la Imaginación al
Poder del ’68.
El SNISA es no sólo propuesta, es respuesta al
mercado, ávido de considerar a la salud como negocio en
lugar de como bien social.
La idea de la salud como resultado de políticas públicas
que colocan al ser humano, individual y colectivamente,
en el centro de su preocupación coincide fuertemente con
la esencia misma de una fuerza política que se para
frente a la posibilidad de modificar los factores
determinantes, como empleo digno, redistribución del
ingreso, cuidado del medio ambiente, protección social y
canales fluidos de participación popular entre otros.
La universalización de la educación y de los servicios
de salud con calidad y gratuidad, califican hoy en el
mundo un proyecto de gobierno, como se pone de
manifiesto en los países centrales en donde fuerzas en
el extremo del espectro político forcejean sobre estos
dos componentes, en ocasiones conceptualizados como
derecho o como mercancía. (4)
Fuerte apoyo a las políticas de integración de los
subsectores, hoy más fragmentados que nunca, tratando de
obtener lobby para acrecentar las ganancias sobre la
enfermedad, en vez de propender a políticas de promoción
y prevención, más productivas sobre la salud de la gente
a mediano y largo plazo.
Una Estrategia Nacional de Medicamentos, considerados
bienes sociales y por lo tanto el acceso a medicamentos
de calidad, seguros y eficaces en la cantidad y
oportunidad adecuadas es un derecho. (5)
Gran inversión en producción estatal y articulación de
todos los laboratorios, nacionales y provinciales entre
sí y con el Sistema Científico – Tecnológico. (6)
Necesitamos condiciones laborales dignas para el
personal de salud a través de una carrera sanitaria.
Eliminando el pluriempleo, que no sólo permita igualdad
económica, sino que deje el tiempo necesario para la
formación continua, en un mundo cambiante y pleno de
avances científicos.
Calidad sanitaria equitativa en todos los rincones de la
Patria.
Currículas universitarias modernas y que eviten estar
comprometidas con intereses sectarios.
Estrategias que eliminen la medicalización de la
sociedad.
Políticas federales que eviten la concentración de los
recursos alrededor del AMBA y de las grandes ciudades.
Regulación general del sistema y de los subsectores en
el mediano plazo.
Propender a la normatización consensuada en las
distintas patologías según protocolos nacionales e
internacionales debidamente comprobados.
Hay mucho por pensar… Pongamos manos a la obra…
El Sistema de Salud fragmentado argentino es el
ocaso…
La sinergia y la complementariedad entre los subsistemas
es una necesidad y no una elección…
Es hora de la integración y de pensar en un
modelo nuevo, más solidario, en una sociedad más
solidaria…
El Sistema Nacional Integrado de Salud Argentino es la
aurora…
… Es la aurora del pensamiento de mayo.
REFERENCIAS
(1) Mayo, la Revolución inconclusa/Alejandro Poli
Gonzalvo/Edic. Corregidor.
(2) Las Energías utópicas/Jürgen Habermas/Instituto de
Frankfurt/Alemania.
(3) (4) (5)(6) Ejes centrales para un Programa de Salud
2020/2024 /Fundación Soberanía Sanitaria/Buenos
Aires/2020. |