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El mundo enfrenta un cambio radical de la normalidad y
ha puesto al desnudo las debilidades de las economías y
de los sistemas de salud como fenómeno global. Estábamos
acostumbrados a ver las mismas enfermedades en
diferentes regiones, pero no habíamos sufrido una que
exigiera que todos y cada uno de los países adopten
similares precauciones para enfrentar la enfermedad.
La respuesta al Covid-19, aunque sea improbable que se
erradique, también debe ser global.
La crisis ha puesto a prueba la solidaridad global y las
capacidades de los “Organismos Multilaterales” en
mejorar el acceso a las vacunas, a los test
diagnósticos, al material sanitario y a los
medicamentos, a un costo adecuado a sus posibilidades.
Quizás falta comprender que nadie estará a salvo hasta
que todos estén vacunados, porque la única forma de
derrotar al virus es atacarlo globalmente.
En su defecto el mundo se dividirá en dos: países y
regiones donde se podrá transitar libremente y con
seguridad y otros acantonados en sus fronteras.
El panorama se ensombrece por la crisis económica que
viene profundizando las desigualdades y la pobreza, como
así el déficit educativo, que constituyen prioridades
centrales que no todos están en condiciones de recuperar
sin ayuda.
Sólo la ciencia reaccionó de manera global con los
estudios internacionales de nuevas formas de vacuna.
Conocimientos que pertenecen a la humanidad como ya lo
dijera Luis Pasteur.
Pero nos enfrentamos con obstáculos de gran magnitud por
la actitud de los países de economías desarrolladas, por
razones geopolíticas, por el tratamiento comercial de
los laboratorios y por las regulaciones proteccionistas
del comercio internacional y el flujo de capitales.
Las vacunas y los medicamentos no constituyen un bien
público pues se consumen, se gastan. Por tal razón se
los ubica como un bien semipúblico y social, que los
laboratorios tratan como un bien comercial.
Los debates de los derechos de propiedad y las patentes
son largos y siempre terminan en soluciones a medias,
como otro fracaso de los Organismos Multilaterales. Los
acuerdos de licencia de transferencia de tecnología o la
implementación de licencias obligatorias pueden acercar
algún resultado positivo.
El impacto geopolítico hace visible las diferencias en
un escenario complejo de mayor rivalidad entre las
potencias, en donde China y Rusia tienen oportunidad en
ganar influencia y prestigio al poner a disposición de
muchos países las vacunas que pueden comprar a fiado o
en cuotas.
Cada país se acomoda a la puja geopolítica en forma
individual, sin haber intentado una integración regional
para compras en conjunto.
La desigualdad en la compra y los problemas de
distribución, o sea compras que no se distribuyeron,
determina que 18 países hayan concentrado el 88% de las
dosis distribuidas, en tanto que sólo el 11,6% de la
población mundial pudo adquirir el 50% de la producción.
Por otra parte las compras de los países de ingresos
altos han dejado poca disponibilidad para el mecanismo
COVAX que necesita dos mil millones de dosis para
distribuir en el 2021 entre los países pobres.
Este panorama afecta en gran medida a la Argentina, que
tras una extensa cuarentena con sus consecuencias
económicas y educativas no sólo padece estos
inconvenientes en la disponibilidad de elementos
diagnósticos, sanitarios y fundamentalmente de vacunas,
que se agravan por una gestión y logística inadecuada.
Por ello debiera encarar políticas para la integración
regional y la reducción de la dependencia de suministros
esenciales, así como, la regulación de los precios de
los medicamentos.
Es posible que el mundo después del Covid-19 no sea el
mismo.
El multilateralismo y el diálogo deberán avanzar para
enfrentar los desafíos de esta u otras pandemias. Por
tal razón la OMS y la Unión Europea han pedido a los
países un enfoque colectivo que haría al mundo más
resistente a los problemas globales.
Crear un tratado contra las pandemias tendría el
propósito de construir una arquitectura sanitaria
internacional para proteger a las generaciones futuras,
garantizando el acceso universal ante nuevas pandemias
que ningún país podrá enfrentar por sí solo.
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(*) Especialista en Salud
Pública y Sistemas de Salud - Profesor Emérito de la
Universidad ISALUD - Miembro del Grupo PAÍS. |
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