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DEBATE


¿Derrotaremos al Covid-19?

Por el Prof. Armando Mariano Reale (*)


El mundo enfrenta un cambio radical de la normalidad y ha puesto al desnudo las debilidades de las economías y de los sistemas de salud como fenómeno global. Estábamos acostumbrados a ver las mismas enfermedades en diferentes regiones, pero no habíamos sufrido una que exigiera que todos y cada uno de los países adopten similares precauciones para enfrentar la enfermedad.
La respuesta al Covid-19, aunque sea improbable que se erradique, también debe ser global.
La crisis ha puesto a prueba la solidaridad global y las capacidades de los “Organismos Multilaterales” en mejorar el acceso a las vacunas, a los test diagnósticos, al material sanitario y a los medicamentos, a un costo adecuado a sus posibilidades.
Quizás falta comprender que nadie estará a salvo hasta que todos estén vacunados, porque la única forma de derrotar al virus es atacarlo globalmente.
En su defecto el mundo se dividirá en dos: países y regiones donde se podrá transitar libremente y con seguridad y otros acantonados en sus fronteras.
El panorama se ensombrece por la crisis económica que viene profundizando las desigualdades y la pobreza, como así el déficit educativo, que constituyen prioridades centrales que no todos están en condiciones de recuperar sin ayuda.
Sólo la ciencia reaccionó de manera global con los estudios internacionales de nuevas formas de vacuna. Conocimientos que pertenecen a la humanidad como ya lo dijera Luis Pasteur.
Pero nos enfrentamos con obstáculos de gran magnitud por la actitud de los países de economías desarrolladas, por razones geopolíticas, por el tratamiento comercial de los laboratorios y por las regulaciones proteccionistas del comercio internacional y el flujo de capitales.
Las vacunas y los medicamentos no constituyen un bien público pues se consumen, se gastan. Por tal razón se los ubica como un bien semipúblico y social, que los laboratorios tratan como un bien comercial.
Los debates de los derechos de propiedad y las patentes son largos y siempre terminan en soluciones a medias, como otro fracaso de los Organismos Multilaterales. Los acuerdos de licencia de transferencia de tecnología o la implementación de licencias obligatorias pueden acercar algún resultado positivo.
El impacto geopolítico hace visible las diferencias en un escenario complejo de mayor rivalidad entre las potencias, en donde China y Rusia tienen oportunidad en ganar influencia y prestigio al poner a disposición de muchos países las vacunas que pueden comprar a fiado o en cuotas.
Cada país se acomoda a la puja geopolítica en forma individual, sin haber intentado una integración regional para compras en conjunto.
La desigualdad en la compra y los problemas de distribución, o sea compras que no se distribuyeron, determina que 18 países hayan concentrado el 88% de las dosis distribuidas, en tanto que sólo el 11,6% de la población mundial pudo adquirir el 50% de la producción.
Por otra parte las compras de los países de ingresos altos han dejado poca disponibilidad para el mecanismo COVAX que necesita dos mil millones de dosis para distribuir en el 2021 entre los países pobres.
Este panorama afecta en gran medida a la Argentina, que tras una extensa cuarentena con sus consecuencias económicas y educativas no sólo padece estos inconvenientes en la disponibilidad de elementos diagnósticos, sanitarios y fundamentalmente de vacunas, que se agravan por una gestión y logística inadecuada.
Por ello debiera encarar políticas para la integración regional y la reducción de la dependencia de suministros esenciales, así como, la regulación de los precios de los medicamentos.
Es posible que el mundo después del Covid-19 no sea el mismo.
El multilateralismo y el diálogo deberán avanzar para enfrentar los desafíos de esta u otras pandemias. Por tal razón la OMS y la Unión Europea han pedido a los países un enfoque colectivo que haría al mundo más resistente a los problemas globales.
Crear un tratado contra las pandemias tendría el propósito de construir una arquitectura sanitaria internacional para proteger a las generaciones futuras, garantizando el acceso universal ante nuevas pandemias que ningún país podrá enfrentar por sí solo.
 

(*) Especialista en Salud Pública y Sistemas de Salud - Profesor Emérito de la Universidad ISALUD - Miembro del Grupo PAÍS.

 

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