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La presentación estuvo a cargo de los investigadores
ODSA-UCA-CONICET Ianina Tuñón, María Emilia Sánchez y
Carolina Emilia Martínez; y contó con las contribuciones
al debate de Gerardo Weisstaub, médico pediatra del
Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos
(INTA) de la Universidad de Chile, y Celia Rosemberg,
psicolingüística orientada a la comprensión del
desarrollo infantil y la educación (UBA, CONICET,
CIIPME).
El presente documento, como es habitual, recorre las
múltiples dimensiones del desarrollo humano y social de
las infancias y adolescencias en clave de derechos
humanos que el Estado argentino debería garantizar dada
la normativa internacional y nacional vigente en el
país.
Se sintetizan en el mismo las tendencias en los
indicadores durante el 2010-2020 en las dimensiones de
derechos: 1) Alimentación; 2) Salud; 3) Hábitat; 4)
Subsistencia; 5) Crianza y socialización; 6)
Información; 7) Educación; y 8) Protecciones especiales:
trabajo infantil.
Este informe se constituye en la línea de base a partir
de la cual se comienzan a evaluar las consecuencias de
la actual crisis humanitaria producida por el COVID-19.
RESUMEN DE RESULTADOS
La inseguridad alimentaria se incrementó casi 4 p.p.
entre 2019 y 2020, mientras que la situación más grave y
que afecta de modo directo a los niños/as y adolescentes
subió 1,5 p.p. Los más afectados fueron los
adolescentes, mientras que la infancia temprana fue la
más protegida. La Tarjeta Alimentar tuvo un efecto
protector de la primera infancia en el espacio de la
alimentación. A igual situación de pobreza e indigencia
los niños/as sin la Tarjeta Alimentar tuvieron el doble
de probabilidad de experimentar inseguridad alimentaria
severa que pares no destinatarios de Alimentar.
La pobreza e indigencia en términos monetarios guarda
analogía con la inseguridad alimentaria, la primera se
incrementó en 5,8 p.p. y la segunda en 1,6 p.p. La
primera infancia estuvo más protegida de la indigencia y
los adolescentes fueron los más afectados. Las infancias
del estrato bajo integrado fueron afectadas en mayor
medida respecto de 2019 por la indigencia y la
inseguridad alimentaria severa.
A partir del análisis descriptivo, se conjetura que las
transferencias de ingresos concentraron su efecto
distributivo en la pobreza extrema (indigencia monetaria
e inseguridad alimentaria severa), y fue muy limitado su
efecto sobre la pobreza y vulnerabilidad de los hogares
en el acceso a los alimentos en cantidad y calidad.
La atención preventiva de la salud del niño/a y
adolescente sano se postergó de modo significativo en el
marco del ASPO por COVID-19. Se estima que el déficit de
controles médicos preventivos se incrementó casi 12 p.p.
y el de la salud bucal 23 p.p. Si bien el aumento de la
incidencia del déficit fue mayor a medida que aumenta la
edad, en la primera infancia el déficit se duplicó. Las
desigualdades son persistentes, pero el efecto ASPO fue
transversal a las infancias.
Las condiciones del medio ambiente de vida
(hacinamiento, calidad de la vivienda) no experimentaron
cambios en el último año. Mejoró el indicador de
contaminación ambiental como en casi todas las ciudades
del mundo en el marco del ASPO. Las condiciones de
saneamiento tuvieron un leve retroceso concentrado en el
Conurbano, y en el estrato bajo marginal. Las
desigualdades sociales en el espacio del hábitat son
fundamentales para comprender el contexto del ASPO en la
infancia y adolescencia, y en particular en relación con
los procesos educativos, de crianza y socialización.
Los indicadores de estimulación emocional e intelectual
se mantuvieron estables en su incidencia durante el
último año, salvo el de estimulación a través de la
palabra (contar cuentos o relatar historias orales).
Este indicador creció de modo superlativo afectando
especialmente a los niños/as en edad escolar y en los
estratos bajos y medio no profesional. Los estilos de
crianza nocivos también se incrementaron en su
incidencia de modo transversal a los grupos de edad y el
estrato social, salvo en el maltrato físico que fue
mayor en el estrato bajo marginal y en general mayor en
los hogares monoparentales.
El ASPO tuvo un efecto muy relevante en los procesos de
socialización de las infancias y adolescencia. Esto se
advierte en el incremento de 10 p.p. de la insuficiente
actividad física y el comportamiento sedentario. Ambos
indicadores afectan a casi el 70% de los chicos/as entre
5 y 17 años. Si bien la insuficiente actividad física
guarda una correlación regresiva a medida que desciende
el estrato social, en la coyuntura ASPO, parece haber
afectado de modo más significativo a las infancias de
los estratos sociales medios no profesionales y
profesionales. Mientras que el comportamiento sedentario
es un fenómeno transversal a las infancias, en esta
coyuntura, afectó en mucha mayor magnitud a las
infancias más aventajadas en términos socioeconómicos.
Los indicadores de acceso a la información
experimentaron una mejora relevante en el último año
como consecuencia de una mayor conectividad por parte de
los hogares con niños/as y adolescentes a través de
servicios de internet en el hogar. Este avance se
registra en los hogares más bajos y medio no
profesional. No hubo avances tan relevantes en la
adquisición de tecnología como PC o celulares.
El comportamiento lector de textos impresos sigue su
involución como un fenómeno transversal a las infancias,
pero que en la actual coyuntura afectó especialmente a
los niños/as entre 5 y 12 años.
Es complejo medir la no asistencia a la escuela en el
contexto del ASPO - COVID-19. No obstante, se logra una
aproximación a las desigualdades sociales en el tipo de
comunicación principal que han mantenido los niños/as y
adolescentes de cada nivel educativo con sus docentes.
La comunicación a través de redes sociales (WhatsApp,
Facebook, Instagram, etc.) fue más frecuente en los
estratos sociales más bajos y en la educación inicial y
primaria; mientras que la comunicación a través de
Plataformas virtuales (Zoom, Teams, Classroom, etc.),
fue más frecuente en los estratos sociales más
aventajados y en la educación secundaria. Las
disparidades sociales se registran en brechas muy
amplias en el interior de un mismo nivel educativo, pero
tendieron a ser mayores en la primaria y secundaria. Así
como la falta de comunicación y el uso de redes fue
mayor en la educación inicial.
Por último, el trabajo infantil económico y doméstico
intensivo experimentó una merma muy significativa como
consecuencia del ASPO - COVID-19 y la baja del trabajo
informal del que participan las infancias en las grandes
ciudades del país. Asimismo, se infiere que la mayor
disponibilidad de adultos en los hogares también
repercutió en la falta del trabajo doméstico intensivo
en niñas, niños y adolescentes. Se conjetura que ésta
tan pronunciada está muy asociada a la coyuntura de las
medidas restrictivas de circulación y la mayor
disponibilidad de adultos de referencia en el interior
de los hogares en dicho contexto.
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