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Durante julio y agosto se han
publicado dos informes claves sobre
el futuro inmediato de la humanidad
cuyo eje central se enfoca en el
cambio climático y su impacto. Las
noticias no son buenas, ya que nos
alertan sobre efectos devastadores a
corto plazo y nos invita, casi
obliga, a tomar acciones inmediatas
para detener el efecto causado por
la actividad del hombre.
En el informe del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC) los
científicos observan cambios en el
clima de la Tierra, en todas las
regiones y en el sistema climático
en su conjunto. Estos tienen
precedentes en cientos de miles de
años, siendo algunos irreversibles,
al menos en varios siglos o
milenios. De todos modos, en su
resumen final, insta a la reducción
sustancial y sostenida de gases de
efecto invernadero, ya que limitaría
el cambio climático, mejorando la
calidad del aire y la estabilización
de las temperaturas en 2 o 3
décadas.
El informe estima que, a los niveles
de emisión actuales, será imposible
alcanzar el objetivo de limitar el
calentamiento cerca de 1,5º C o
incluso a 2º C. Como consecuencia
del aumento de temperaturas, las
diferentes regiones experimentan
distintos cambios; en particular,
cambios en la humedad y la sequedad,
los vientos, la nieve y el hielo,
las zonas costeras y los océanos,
siendo causante de sequías e
inundaciones.
El segundo informe referido, emitido
por el Banco Mundial “Impacto de las
crisis climáticas en la pobreza y la
macroeconomía en la Argentina”, hace
un recorrido sobre cómo el cambio
climático ha afectado la economía
argentina y que podemos esperar para
el futuro si no hay un cambio
inmediato. Cabe destacar del informe
que “las precipitaciones extremas
(inundaciones y sequías) son los
principales riesgos climáticos del
país”.
Algunos datos: en los últimos 40
años, la cantidad de inundaciones
extremas se triplicaron, provocando
pérdidas por U$S 22.500 millones;
para los próximos años se proyecta
un escenario de duplicación de
inundaciones y las pérdidas podrían
aumentar un 125%. Además, las
inundaciones afectan especialmente a
los hogares más pobres, ralentizando
el objetivo de erradicación de la
pobreza.
Por otro lado, las sequías han
afectado al desarrollo del PBI,
siendo explicación de, al menos, el
50% de la caída del 2,5% en 2018, o
las caídas en 2009 y 2012. Cada
sequía afecta el rendimiento
potencial de la soja en un 50%, del
maíz y trigo un 30% y del girasol un
10%.
Cabe recordar que el sector
agropecuario representa el 60% de
las exportaciones argentinas
representando una parte importante
de las divisas e ingresos fiscales.
El informe trae consigo posibles
cambios para mitigar el impacto
económico, como cambios fiscales o
incentivos en la producción.
En resumen, el cambio climático,
causal de inundaciones y sequías, ya
es una realidad generalizada, que se
está intensificando, con
consecuencias nefastas para la
economía mundial, particularmente
con gran impacto en la economía
argentina. Sin embargo, estas
consecuencias, nos llevan a plantear
¿Cómo impacta en el sistema de
salud? ¿Para qué nos debemos
preparar en los próximos años?
EFECTOS SANITARIOS
LA OPS advierte en su página que “El
Cambio Climático es la mayor amenaza
para la salud mundial del siglo
XXI”. Prevé que ocurrirán 250.000
muertes adicionales por año en las
próximas décadas, a causa de los
impactos directos e indirectos, que
paso a destacar a continuación:
Impacto directo: lesiones,
enfermedad y muertes por causadas
por:
-
Olas de calor, que serán más
habituales y duraderas.
-
Agravamiento de enfermedades
circulatorias y respiratorias.
-
Catástrofes naturales como
tormentas, inundaciones,
huracanes, tsunamis, etc.
Impacto
indirecto: efectos indirectos a
través de los sistemas naturales
-
Agravamiento del asma y otras
enfermedades respiratorias
alérgicas por la exposición a
los aeroalérgenos y mayor
mortalidad cardiopulmonar por la
presencia de partículas y la
alta concentración atmosférica
de ozono muy tóxico.
-
Enfermedades transmitidas por el
alimento y el agua. Se destaca
que aumentará, según la OPS,
entre un 8-11% riesgo de diarrea
en los trópicos y subtrópicos,
aumentará el crecimiento, la
supervivencia, persistencia y
transmisión de microbios
patógenos y se producirá un
cambio de la distribución
geográfica y estacional de
enfermedades como el cólera,
esquistosomiasis y la floración
de algas nocivas.
-
El clima más cálido hará que
aumente la reproducción,
resiliencia y distribución de
enfermedades transmitidas por
vectores. La OPS estima que el
número adicional de personas
infectadas de malaria durante
todo el año en América del Sur
subirá de 25 millones en 2020 a
50 millones hacia el 2080.
Impacto indirecto: efectos
indirectos a través de los sistemas
socioeconómicos
-
Inseguridad alimentaria y del
abastecimiento del agua, y
desnutrición a causa de la caída
de la producción de alimentos y
el menor acceso a los mismos,
con graves efectos crónicos,
especialmente en los más
pequeños.
-
Disminución de la capacidad
laboral y mayor cantidad de
accidentes laborales para
quienes trabajan al aire libre.
-
Aumento del estrés de todos los
enfermos mentales y grado de
estrés suficiente para contraer
una enfermedad mental de quien
aún no la padezca, ejemplo:
angustia reactiva, depresión,
agresión y psicopatías
complejas, sensación de pérdida.
Por
último, sumo algunas reflexiones del
Académico Dr. Vicente Ortún Rubio en
su conferencia de noviembre del año
pasado “la pérdida de la
biodiversidad y el calentamiento
global es el origen de esta pandemia
(por el Covid-19) y de las que
vendrán” y “hay estudios serios, que
pronostican que, dentro de 50 años,
que no es tanto, entre 1.000 y 3.000
millones de personas del planeta,
que hay 7.8 mil millones, no podrán
vivir donde están viviendo”. En
resumen, estamos obligados a
trabajar contra el calentamiento
global y, a la vez, prepararnos para
los graves efectos sobre la salud de
las personas, antes que sea muy
tarde.
(*) Asociación de Economía de la
Salud.
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