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La determinación del gasto
farmacéutico es, quizás, uno de los componentes
del gasto en salud más complejos de calcular en
el sistema sanitario argentino. Esto es así, en
parte, por la cantidad de actores involucrados
tanto por el lado de la fragmentada demanda
(sector público, seguridad social y privado),
como en la oferta desagregada en sus diversas
etapas (laboratorios, droguerías,
distribuidoras, mandatarias y farmacias).
El mercado de medicamentos se compone de
diversos submercados, a saber: los medicamentos
éticos, es decir aquellos que requieren una
receta médica y los de venta libre. Dentro de
los primeros, a su vez, podemos distinguir los
ambulatorios, los de internación y los
medicamentos especiales. Los medicamentos
ambulatorios son los dispensados por las
farmacias con un descuento entre el 40%, 70%
(crónicos) y en ciertos casos al 100% (PAMI).

Los medicamentos de
internación tienen una cobertura del 100% para
el paciente. Finalmente, los medicamentos
especiales, definimos como aquellos medicamentos
innovadores, en su gran mayoría con protección
patentaria, éticos porque requieren prescripción
médica, son de alto precio ya que dan respuestas
a patologías catastróficas o de baja incidencia
y cuyo financiamiento público, de la seguridad
social o de prepagos alcanza al 100%.
El gasto en medicamentos fue disminuyendo desde
U$S 9.402 millones hasta llegar en el año 2019 a
U$S 7.084 millones. El gasto farmacéutico per
cápita alcanza los U$S 158 y el gasto de
bolsillo (40% del gasto en salud de los hogares)
es de U$S 63,2.
Como porcentaje del Gasto en Salud (GS), el
Gasto Farmacéutico (GF) evolucionó desde 15,8%
hasta 17,6%. La devaluación del peso y los
nuevos medicamentos especiales que son, en su
gran mayoría, importados, explican esa variación
de dos puntos.
Respecto del PBI se dio un incremento de la
participación a pesar de la baja del PBI en
dólares (devaluaciones) hasta llegar a
representar el 1,65% del mismo. Si lo comparamos
con el PBI Industrial (28,1% del PBI) el
porcentaje crece hasta llegar al 5,9% mostrando
la relevancia de la industria farmacéutica en el
marco de la economía argentina.
FINANCIAMIENTO DEL
GASTO EN MEDICAMENTOS
El financiamiento total del medicamento por
parte del sector público y la seguridad social
es de U$S 4.245,14 millones de dólares, en tanto
el financiamiento privado (copagos y venta
libre) alcanza los U$S 2.830 millones de
dólares.
El financiamiento obligatorio corresponde a
medicamentos especiales, 70% para medicamentos
crónicos y 40% del resto de medicamentos
ambulatorios que financia la seguridad social, y
los medicamentos de internación en su totalidad.
El medicamento de venta libre y los copagos de
medicamentos ambulatorios constituyen el grueso
del financiamiento privado de bolsillo que
tienen que desembolsar los hogares para poder
acceder a medicamentos, en algunos casos
esenciales.
La histórica debilidad institucional en materia
de genéricos que tiene el país hace que se
pierdan por esta opción importantes
diferenciales de precios que van a pagar “marca”
de medicamentos con patente vencida que podrían
costar un 30 o 40% del precio de mercado. Pero
que en el país no tienen oferta de calidad (bioequivalencia
y biodisponibilidad asegurada) para poder
competir por precio en ambulatorio.

EL GASTO EN
MEDICAMENTOS ESPECIALES
Según lo que ha relevado la OPS algunos países
de la Región han realizado cierta aproximación
conceptual a la definición de estos tipos de
medicamentos, principalmente a través de
indicadores cualitativos, como, por ejemplo,
medicamentos para enfermedades con alto riesgo
vital e indicadores cuantitativos mediante la
fijación de un importe como referencia por
paciente, año o tratamiento. Otras expresiones
habituales para referirse a esta tipología de
medicamentos son: medicamentos de alta
complejidad, asociados habitualmente a
procedimientos de administración complejos y
costosos, como el monitoreo frecuente para
conocer la evolución del enfermo o condiciones
muy precisas para su uso; y, medicamentos de
fuentes limitadas, enfatizando una de las causas
casi universales de alto costo, como es la
situación de exclusividad.


La noción de enfermedades
catastróficas, caracterizadas por su gravedad
médica y su elevado costo tanto de medicamentos
como de otros recursos sanitarios y cuya
necesidad implica un previsible esfuerzo
económico para quién las sufre –si es el
individuo/ciudadano quien tiene que pagar dichos
tratamientos directamente– o, para el sistema
público, si el tratamiento es cubierto a través
del financiamiento público. Sin ánimo de
encontrar una definición universal, todos estos
elementos –costo, exclusividad, novedad, tipo de
enfermedad– configuran las características de
este tipo de medicamentos que provocan graves
problemas de acceso y de sostenibilidad del
sistema (OPS, 2009).
Las enfermedades catastróficas son un conjunto
limitado de patologías que no solo matan o
incapacitan a quienes las padecen, sino que
además empobrecen a estas personas y a sus
familias. La investigación y el desarrollo
tecnológico se centran en ellas y, hasta el
momento, si bien los avances en los tratamientos
son importantes, muchas veces se limitan a
cuidados paliativos que resultan cada vez más
caros.
Como menciona Federico Tobar en el libro “Que
aprendimos de las reformas de salud” estas
patologías tienen las siguientes
características:
-
Alto costo económico.
-
Generan severos daños en
la salud de quienes las padecen.
-
Generan alta carga de
enfermedad, alteran significativamente la
calidad de vida y producen muerte prematura.
-
Presentan una curva de
gastos diferente.
-
Su financiación desde el
presupuesto de los hogares resulta
insostenible.
-
La mayor parte del gasto
se destina a medicamentos.
-
Su cobertura es definida
por vía judicial.
-
La
protección social de la población frente a
las enfermedades catastróficas plantea
dilemas de puja distributiva en la
financiación sanitaria.
En la Argentina, el gasto en
medicamentos especiales asciende al 38,7% del
total de ventas de medicamentos según
estimaciones propias en base información
suministrada por IQVIA. Y esto nos permite
avanzar con las estimaciones de lo que se
destina a medicamentos especiales respecto del
gasto en salud, del PBI y el gasto per cápita.
El gasto en medicamentos especiales sobre el
gasto en salud asciende al 6,8 % sobre un total
de 17,6% que se destina a medicamentos. La
diferencia radica en la composición del
financiamiento dado que este 6,8% está
financiado casi un 100% por alguno de los
financiadores del sistema: estado nacional,
provincial y la seguridad social (obras sociales
nacionales, institutos provinciales y PAMI), en
tanto que el resto (10,8%) corresponde a
medicamentos ambulatorios y una gran parte
corresponde a gasto de bolsillo.

En base al PBI en la
Argentina medicamentos especiales destina 0,64%,
muy cercano al promedio de la Región
(Información del Banco Mundial presentada en el
Congreso de Montevideo 2018), que asciende a un
promedio de 0,5% del PBI de los países.
Finalmente, el gasto per cápita anual pasó de
los U$S 82,6 en 2017 a U$S 61,2 en 2019 dadas
las sucesivas devaluaciones y caídas del
producto bruto interno.
Los medicamentos especiales son los únicos que
tiene un mecanismo de recupero y sólo para las
obras sociales nacionales. El Sistema Único de
Reintegros (SUR), que se financia a través del
Fondo Solidario de Redistribución, reintegra
alrededor del 20% del gasto en medicamentos
especiales, un porcentaje bajo debido a la falta
de actualización de los precios del listado de
medicamentos SUR, al aumento de precios de los
medicamentos post devaluación de 2019, a la
ineficaz gestión en la compra de medicamentos
por parte de algunas OSN, a que no todos los
medicamentos especiales suelen estar incluidos
en el SUR y algunos, producto de ineficiencias
suelen no presentarse o presentarse tardíamente
y finalmente al tiempo que se toma la SSSalud
para reintegrar los valores a la OSN.


Al analizar el gasto en
medicamentos especiales por financiador se
observó cierta heterogeneidad. En efecto,
mientras que el promedio de gasto per cápita
asciende a $ 251,90 mensuales, el sector público
nacional y provincial están muy por debajo,
mientras que las obras sociales nacionales están
dentro del promedio y el resto de los
financiadores por encima. Un hecho auspicioso
fue la realización de compras conjuntas en
medicamentos de hemofilia y oncológicos.
En síntesis, la Argentina tiene un gasto
farmacéutico del orden del 17,6% del gasto total
en salud, con una tendencia creciente en los
últimos años producto de la devaluación de la
moneda y el alto costo de los medicamentos
innovadores. De ese total el 10,8% corresponde a
los medicamentos ambulatorios y el 6,8% a los
medicamentos especiales, es decir 38,7% del
total de ventas de medicamentos.
A las características particulares de los
medicamentos especiales se suma el desafío de la
segmentación y la falta de coordinación entre
actores de nuestro sistema de salud. El gasto en
medicamentos es el componente del gasto en salud
que afecta más a los sectores de menores
ingresos. Por un lado, porque es el componente
más inelástico al ingreso del sector salud
sumada a su regresividad característica.
La estimación aquí brindada, expone una vez más
la disparidad entre e intra subsectores,
mostrando la inequidad e ineficiencia que ya
todos conocemos.
Este artículo intenta brindar claridad a un
mercado que hoy en día carece de ella y el
trabajo realizado por el IDEB
(www.ideblatam.org) para CAEME es un puntapié
inicial para analizarlo con mayor detenimiento y
profundidad ya que es un segmento que tiende a
crecer por encima de la media y captar porciones
cada vez más importantes de los presupuestos de
los financiadores.
1. Financiamiento y gasto en medicamentos
especiales. Documento Final (2019) preparado
para CAEMe por el Instituto de Economía del
Bienestar (Carlos Vassallo, Alejandro Sonis,
Guillermo Oggier, Rubén Roldan y Carlos González
Malla)
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