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Uno de los impactos radicales que está generando la
tecnología en el sector salud, y en la nueva forma de
trabajo de los médicos, es haber logrado extender el
alcance de la participación de los profesionales
sanitarios en el proceso de cuidado de la salud de sus
pacientes.
Por 3.000 años los seres humanos practicaron el arte de
la medicina teniendo un alcance muy limitado en su
capacidad de tratar a los pacientes de manera integral;
los recibían en su lugar de trabajo ya enfermos, los
diagnosticaban, les indicaban estudios y tratamientos,
les daban consejos e indicaciones… y quedaban a la
espera de una nueva y eventual visita de sus pacientes.
Adolecían de todo tipo de posibilidad de hacer un
seguimiento proactivo, y muy pocas oportunidades para
educarlos en el cuidado preventivo de su salud.
El acceso masivo de la población y de los médicos a
internet y a los teléfonos móviles, y la proliferación
de apps interactivas cambió por completo el panorama;
hoy son los pacientes los que buscan estar contactados
24x7 con sus médicos, y con la información vinculada a
su salud, se ha expandido la frontera de la influencia
de los médicos y el alcance potencial de los
tratamientos a todos los estadios. La educación de los
pacientes en prevención, el diagnóstico y el seguimiento
de los tratamientos son ahora actividades que se
encuentran al alcance de millones de personas y de sus
médicos tratantes.
Como dice el prestigioso cardiólogo Eric Topol, “esperar
a los síntomas para diagnosticar es mala idea, cuando
tenemos tecnologías que nos pueden ayudar a identificar
potenciales condiciones muchos años antes de su
desarrollo”.
“Connected
care” y “Patient engagement” se han vuelto dos de los
conceptos que todas las organizaciones de salud modernas
están abrazando progresivamente, intentando buscar la
forma de brindar atención médica al paciente a lo largo
de todo el proceso de cuidado de su salud y lograr su
adherencia a los tratamientos.
Según el estudio “Digital Health Trends 2021: Innovation,
Evidence, Regulation, and Adoption”, recientemente
publicado por el IQVIA Institute of Human Data Science
en julio de este 2021, el número de mobile health apps
para consumidores ya supera las 350.000 apps. Obviamente
el 2020 fue el año récord de lanzamientos, contando con
90.000 nuevas apps de salud sólo ese año.
Si bien históricamente la mayoría de las apps de salud
giraban alrededor de temas como dietas, fitness y
wellness, en los últimos años fueron ganando espacio las
apps enfocadas en prevenir, monitorear y tratar
condiciones especiales.
En 2018 sólo el 28% de estas apps se enfocaban en una
condición particular, mientras que en 2020 crecieron
hasta representar el 47%.
Esta especialización ha creado dos nuevas categorías en
el segmento de las health apps; las aplicaciones DC
(Digital Care) de acceso libre, y las DTx (Digital
Therapeutics), las cuales demandan aprobaciones formales
de los gobiernos para poder ser lanzadas al mercado, y
deben contar con prescripción médica. Estas
aplicaciones, desarrollos de software a medida de
especialidades y patologías, se han incorporado
progresivamente como una nueva forma para tratar,
prevenir y manejar enfermedades en tiempo real. En
algunos mercados como Estados Unidos y Europa, recetar
apps ya es una práctica habitual entre los médicos.
La cantidad de productos DTx y DC disponibles están
creciendo rápidamente. Actualmente hay en el mercado
global más de 250 productos funcionando, y unos 150 ya
disponibles comercialmente.
Aproximadamente 25 productos de terapias digitales (DTx)
lograron aprobaciones del Gobierno americano a través de
un proceso regulatorio, y ya están disponibles
comercialmente para que los médicos receten.
La incorporación de tecnología a lo largo de todo el
proceso de atención sanitaria ha generado que las
empresas de software, hardware e infraestructura estén
lanzadas a construir soluciones completas para
prestadores y financiadores, integrando múltiples
elementos, propios y de terceros, para ofrecerle a sus
clientes una solución que resuelva los múltiples
desafíos de atención de pacientes, y el backoffice de
los sistemas que los atienden.
Empresas que históricamente eran asociadas al hardware
como Phillips, Medtronic, entre otras, fueron
desarrollando alianzas con empresas líderes de software
(grandes como Oracle, Salesforce o Microsoft, pero
también con nuevas startups emergentes) en búsqueda de
articular soluciones integrales que ofrezcan a sus
clientes nuevos “ecosistemas” que resuelvan los cuatro
grandes objetivos del sector: generar beneficios para
los pacientes, para el staff médico, mejorar los
resultados clínicos en los pacientes y lograr un impacto
en la reducción de costos. “Nuestra propuesta es lograr
el cuádruple aim”, nos comentaba Daniel Canepa, Business
Marketing Manager Health Informatics de Philips Platino.
“Buscamos generar soluciones end-to-end para promover la
digitalización progresiva de las organizaciones de
salud”.
Para lograr la construcción e implementación de estos
ecosistemas digitales, el sector ha adoptado el sano
hábito de trabajar en equipo con los distintos jugadores
involucrados, promoviendo la “Co-creación” de soluciones
y procesos a medida.
Las soluciones se incorporan a los procesos de atención,
no solo vinculando a profesionales y pacientes, sino
también integrando sus interacciones con los sistemas
que los contienen; sus prestadores, financiadores,
farmacias y hasta las empresas farmacéuticas
involucradas.
Las soluciones se integran utilizando todo tipo de
software, dispositivos médicos interactivos, bases de
datos e inteligencia artificial, desarrollados a la
medida de las necesidades de patologías y especialidades
particulares. Una vez desarrolladas, las mismas se van
fortaleciendo con el valor que le suma cada equipo de
usuarios.
Claro ejemplo de esto es el proceso de construcción de
algoritmos de inteligencia artificial para exploración
de diagnósticos o tratamientos, los cuales son
construidos en pilotos por los propios profesionales
(con data de sus pacientes) y luego pueden ser
utilizados y/o mejorados por los usuarios posteriores.
Este cambio radical en la prestación de servicios de
salud ha generado una nueva corriente de inversiones en
el segmento de la “salud digital”. Según el 2020 Global
Health Innovation Funding, publicado por
StartUphealth.com, sólo en el primer semestre de 2021 el
vertical de digital health recibió inversiones de riesgo
por U$S 20.1 billones, casi la totalidad de los U$S 21.9
billones recibidos en todo el 2020.
Después de algunos años de paciente inversión, el 2020
fue el tipping point para la generación de liquidez y
éxitos para los inversores en salud digital. Mientras se
hablaba con cierto escepticismo de la ausencia de IPOs
en startups de la categoría, en 2020 hubo 7 IPOs y en el
primer semestre del 2021 ya hubo 9 empresas de medicina
digital que lograron colocar sus acciones en mercados
financieros masivos con valuaciones billonarias.
En la Argentina el cambio de mindset de todos los
jugadores líderes del sector salud fue también muy
visible, y los últimos 18 meses han sido explosivos en
términos de decisiones de digitalización de procesos,
requerimientos tecnológicos e intercambio de propuestas
de digitalización para las organizaciones del sector.
Nos queda un largo camino por recorrer, pero ya nadie
discute que la digitalización de la salud es un proceso
en curso que no tiene marcha atrás
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