|
|
 |
|
Una institución en crecimiento, que
piensa en el hospital del futuro
|
|
Por el Dr. Jorge Gilardi,
Presidente
de la Asociación de Médicos
Municipales
|
|
Dolor, angustia, pandemia, Covid-19,
encierro, son algunas de las
palabras que calaron en lo más
profundo de todos desde el 19 de
marzo del 2020 hasta el día de la
fecha; ni más ni menos que más de
600 días donde pasaron miles de
situaciones para todos, los que
estamos dentro del hospital y para
la sociedad en particular.
Hoy nos empezamos a mirar a los ojos
lentamente, con aforos reducidos;
algunos no están porque se fueron en
medio de esta enfermedad tan cruel
que hizo estragos en todo el mundo y
llegó para quedarse. Por eso una
mención para dos colegas que
recordaremos siempre: el doctor
Alejandro Hakim que falleció en
medio de una marcha hacia la sede
del Gobierno porteño en reclamo de
mejoras en las condiciones de
trabajo y también para el amigo y
secretario gremial de la AMM,
Alejandro Jorge.
En ese escenario también aparecieron
las unidades febriles, los centros
de testeos, el personal del SAME y
su nuevo uniforme blanco entrando y
saliendo de lugares de traslados de
pacientes como muchos de los
geriátricos de la Ciudad de Buenos
Aires.
En el camino también hubo falta de
comprensión, ausencia de licencias,
destrato y una parte de la sociedad
que rápidamente cambió los aplausos
de las 21 por el escrache a quienes
simplemente vivíamos o teníamos
nuestro consultorio en algún
edificio. Nos dejaron de cuidar.
En estos más de 600 días el mundo
cambió y desde la AMM nos pusimos al
frente de los reclamos diarios para
que los colegas pudieran hacer
frente al trabajo diario porque las
condiciones no eran las mejores.
Desde lo gremial nos tocó conducir
la entidad en la crisis sanitaria
más importante de la historia y que
atravesó a todos los países del
globo, ante un virus desconocido que
recién empezó a ser domado con las
vacunas, aunque en la actualidad
está demostrado que hace mucha falta
de madurez social para que la
situación no empeore. Y lo hicimos,
lo estamos haciendo y trazamos las
bases para lo que viene, porque
todos sabemos que el futuro será
otro, la dinámica gremial y laboral
también.
La pandemia dejó al descubierto que
no estábamos preparados. No había
elementos de protección personal por
la sencilla razón que no había y
allí salimos a buscar los elementos
para los que trabajan a diario en
los hospitales y para que nuestros
colegas los tuvieran a su
disposición para estar en el frente
de batalla. Mejoramos las
condiciones laborales y rápidamente
nos pusimos a trabajar en la otra
faceta, en la económica.
Mientras nuestra voz en reclamo de
mejoras se multiplicaba, nos
encargamos de nuestros colegas:
dispusimos de subsidios para quienes
se contagiaron de Covid-19: 40 mil
pesos que fueron destinados a 2.000
colegas, una cifra que salió de
nuestra entidad y que en alguna
medida colaboró con la economía
doméstica de las familias que
tuvieron que atravesar este momento.
También 40 mil pesos para los
nacimientos, uno de los reclamos más
escuchados y en la mayoría de los
casos provenientes del sector más
joven de la institución, además
dispusimos un descuento del 60 por
ciento al seguro de mala praxis, que
tuvo una gratuidad para los
residentes del primer y segundo año.
Esto se hizo porque tenemos una
administración ordenada, sin deudas,
que le devuelve a cada uno de los
médicos todo el esfuerzo que
realizan a diario, es ahí donde la
entidad tiene que estar presente.
Con todo, hubo hechos que no
tuvieron trascendencia hacia afuera
pero fue muy importante hacia
adentro y tiene que ver con el
programa de protección de salud para
todos los médicos y médicas, que fue
tratado con reserva pero es
importante destacar que el mismo
englobó a la línea telefónica para
asistencia de los profesionales de
salud y de sus familias, la
asistencia terapéutica y
postraumática, la contención y el
seguimiento psicológico del personal
en todo este tiempo donde el estrés
fue el denominador común en cada
hospital, no fue fácil convivir con
el dolor, la angustia y la toma de
decisiones donde estaba en juego
nada más y nada menos que la vida
humana. Por este programa pasaron
alrededor de 800 colegas y sigue
abierto y a disposición de todos
porque la pandemia continúa.
Levantamos la voz y nos escucharon,
se alcanzan la cifra de 580 puestos
nuevos para la carrera, la misma
carrera que nos da la seguridad
laboral de todos los días. Esto es
muy importante porque estamos
hablando de los peores momentos
donde la estabilidad laboral estaba
en juego, nosotros dijimos acá
estamos y acá está la carrera de
profesionales de la AMM y de la
Federación de Profesionales.
Hicimos mucho, nombramientos,
guardias pagas a los residentes, los
concurrentes en las plantas
transitorias, hubo una lucha que
encabezamos por las licencias
ordinarias y por estrés, la misma
que hicimos por el MIA, programa que
no criticamos pero que sí
cuestionamos la forma en que se
estaba aplicando y que dificultaba
el cobro a muchos de nuestros
colegas que estaban enfermos.
Nos escucharon y nos vieron en los
medios nacionales. Después de 30
días de aplausos, de carriles
exclusivos en las autopistas, de un
idilio breve, comenzó el destrato,
el abandono y la falta de respeto
que nos obligó a salir a la calle y
hacer un paro para que nos valoren,
queremos hacer hincapié en que este
Comité tiene el apoyo total de cada
uno de los médicos de la Ciudad de
Buenos Aires.
En esa mirada hacia adelante
queremos decir que la AMM no quiere
discutir más porcentajes ni tampoco
tablas que contemplen fórmulas para
establecer si nuestro salario quedó
por debajo o no de la inflación;
queremos que sea la sociedad la que
se manifieste y que exprese cuánto
tienen que ganar sus médicos.
Vamos a luchar para que haya un
salario para la salud, así como lo
debe haber para la seguridad y la
educación, los tres pilares de todo
conjunto de personas que sueñen en
vivir en sociedad. Parece una
utopía, pero es lo que corresponde
porque las autoridades no deben
decir que no hay plata para los que
formamos parte del sistema de salud
y que lo demostramos dando la vida
en lo peor de la pandemia y lo
seguiremos haciendo.
La agenda de lo que viene tiene que
comenzar por un salario digno y el
respeto de las CyMAT, esto es
mejoras en las condiciones
laborales, de seguridad, edilicias y
hasta la comida, la movilidad, el
descanso y el día a día de la vida
de los médicos y médicas argentinos,
también la mejora para nuestros
jubilados y por el blanqueo de los
no remunerativos, esta lucha es
innegociable, como también lo es
nuestro reclamo por el injusto
impuesto al trabajo que castiga con
la deducción de una quinta guardia
en beneficio del fisco nacional.
En la misma línea está la pelea por
las mejoras de las condiciones de
trabajo, el armado de grupos de
trabajo, el alcance de todos a las
nuevas tecnologías porque de eso se
trata, no sólo de enfrentar las
nuevas variantes que nos presenta el
Covid-19, sino aggionarnos y pensar
en el hospital que viene.
La AMM ya firmó convenios de
capacitación para que nuestros
médicos lo puedan hacer desde
nuestros simuladores, siendo de este
modo los primeros en Latinoamérica
en hacer este movimiento que nos
dejará mejor parados ante la
tecnología del futuro. Ni hablar de
las mejoras edilicias, ésas que
hablamos siempre y que hoy nos dan
la razón, casi que fuimos unos
adelantados en hacer estas
observaciones.
Mirando hacia atrás, hoy hemos
crecido como entidad. Tenemos una
incipiente comisión de género de la
cual estamos muy orgullosos porque
no debemos permitir el maltrato
hacia nuestras médicas y médicos.
Mucho menos la violencia dentro y
fuera de los hospitales.
En él mientras tanto seguimos siendo
los mismos dentro de nuestros
guardapolvos blancos, ésos que dan
la vida por el otro, anónimos pero
consustanciales con la única causa
que es poner al hospital público de
pie y al servicio de la sociedad. Es
nuestra obligación y estamos
orgullosos de hacerlo. Sólo pedimos
que nos cuiden. |
|
|
|
|
|
|