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Obras Sociales


Situación actual y expectativas 2022

Por el Dr. Carlos A. Espelt - Director Médico - Construir Salud


En esta misma columna, en 2021, se comentaban aspectos nucleares del devenir de las OOSS en general y de las Sindicales en particular. Financiamiento, demanda y nuevas prestaciones, conformaban un eje temático tradicional pero esta vez con el matiz agregado de la pandemia de Covid-19.
Otros aspectos enumerados y comentados entonces han variado muy poco y otros en demasía. Veamos:

. A lo largo de 2021, especialmente en el segundo semestre, hay una reactivación lenta pero sostenida de la actividad productiva y de servicios, con moderado incremento de la tasa de ocupación formal (de 34% a esta fecha de 2020 a 41% a octubre 2021) y por ende de la población beneficiaria de las OOSS. Esto supone más aportantes y también mayor demanda, pero ¿cómo establecer un punto de equilibrio recaudación-servicios, debido las innúmeras obligaciones de nuestro subsistema más su imposibilidad fáctica de priorizar daciones?
. El valor estimado del PMO per cápita a octubre es de $ 4.382 pero fluctúa según el contexto de los modelos de financiamiento. Como tienden a predominar las contrataciones de riesgo (cápita, cartera fija, etc.) se presume razonablemente que el valor citado es una estimación de máxima. Además, hay que ponderar coseguros, copagos y aportes del FSR.
. Aún con esta construcción teórica, entre ENE-OCT 2021 el valor del PMO creció casi 43%, acompañando a una inflación de la que se acusa a cualquiera menos a los responsables.
. El abatimiento de la demanda de servicios generales de salud observada al comienzo de la pandemia, en la actualidad se ha revertido en buena medida, tendiendo a superar las tasas de uso habituales o, en casos, a superarlas.
La pandemia ha sido razonablemente controlada, siendo esta una de las causas coadyuvantes de las reactivaciones mencionadas al principio. Pero por diversas razones –no todas de orden epidemiológico- pareciera que no estamos cercanos a verla reducida a una endemia y mucho menos a que desaparezca.
En el resto del escenario de las OOSS se observa la continuidad de ciertas características crónicas, más algunas circunstancias nuevas o modificadas de las anteriores. Veamos.
. El aporte de los Monotributistas se ubica en el orden de los $ 1.409 (aproximadamente un 32% del valor estimado del PMO) y es un fijo independiente del ingreso real del aportante cuando debería ser proporcional a este, tal como lo es el salario. O bien equipararlo a la media del aporte de los trabajadores en relación de dependencia.
. La Educación Especial de personas que tienen Certificado Único de Discapacidad (CUD) sigue estando a cargo de las OOSS en todo el país, cuando debería (casi por razones de simple sentido común) ser gestionada y cubierta por el Ministerio de Educación de la Nación o los Ministerios de Educación de las respectivas provincias y de la CABA.
. Lo mismo sucede con el sistema de transporte para personas con Discapacidad, que debe ser gestionado y financiado por las OOSS cuando (lo mismo, con relación al mero sentido común) debería serlo por los organismos oficiales responsables de esa actividad.
Estas dos sencillas medidas aliviarían sobremanera las finanzas de las OOSS permitiéndoles cumplir con las abrumadoras obligaciones prestacionales que tienen y que en un extremo de simplificación se pueden reducir a dos enormes grupos: satisfacer la totalidad de la demanda prestacional de sus afiliados y al mismo tiempo, y sin posibilidad de priorizar prestaciones, desarrollar programas de prevención o diagnóstico precoz de enfermedades crónicas prevalentes. Capítulo aparte merecen las leyes de beneficios especiales incorporadas en los últimos años, que, como expresiones de derechos humanos, no son cuestionables, pero que en ningún caso contemplaron sumar fuentes de financiamiento que no provinieran exclusivamente del salario, ya sea por pago directo de la OS o por intermedio del FSR.
. La posible articulación de los subsistemas de salud: en los últimos 50 años se intentaron desarrollar varios Sistemas de Salud Integrados (desde el SNIS de 1973 hasta el Seguro Púbico de Salud entre 1999-2001). No se sabe de nadie que se hubiera opuesto formalmente a ello, ni siquiera durante la dictadura; pero a la hora del desarrollo todos fracasaron.
. Existen unas 400 OOSS (entre Sindicales, Provinciales, Universitarias, etc.) y más del doble de Empresas de Medicina Prepaga. Añádase el subsistema público y se compondrá un sistema de salud mastodóntico, que pudo ser eficaz pero que nadie podría decir que es eficiente, un sistema con una hiperestructura singular y una burocrática imponente. Un sistema en el cual la gente aún debe hacer colas desde la cuatro de la madrugada para conseguir un turno médico a las 11 o donde la interconsulta con un especialista puede tardar meses, -a veces incluso en los propios sistemas de prepago.

A todas luces algo está fallando en este sistema y no solo es su financiamiento. La articulación de los tres subsistemas de salud argentinos (cuatro si se considera al PAMI como subsistema) suena como un buen remedio y seguramente lo sea, pero también suena a panacea y no parece posible en el mediano plazo y resulta difícil de avizorarlo en el tiempo. Quizás nunca sea posible, pero nadie puede decir que plantearlo es irrazonable.
A pesar de todo, en las OOSS Sindicales, podemos permitirnos una modesta dosis de optimismo para 2022 a condición que la externalidad negativa (la pandemia) no desborde, que a los responsables de provocar la inflación pueda imponérseles algo de mesura, que las actividades prosigan su crecimiento aunque sea lento, que se modifiquen esos pocos aspectos de la gestión (aportes de los monotributistas, gestión de la educación y transporte de personas con discapacidad por parte de los ministerios específicos y no de Salud) y que los medicamentos de última generación para Enfermedades Poco Frecuentes se financien desde un Fondo Unificado al que tengan acceso igualitario todas las personas con independencia de sus coberturas. No parecen condiciones extravagantes ni inalcanzables.

(*) Obra Social del Personal de la Construcción – OSPeCon.

 

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