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NECESITAMOS UN MODELO DE ATENCIÓN
INTEGRADO E INTEGRAL
El modelo de atención de la actualidad debería ser integral,
integrado, longitudinal, continuo, en red de servicios,
personalizado, poblacional al mismo tiempo, customizado para los
casos especiales, inteligente para tener respuestas rápidas, de
precisión para orientar diagnóstico y tratamiento, con población
asignada y conectada, proactivo, gestión de la enfermedad
crónica, digitalizado para el manejo de la información, que se
nutre de los modelos prestadores con responsabilidad sobre las
personas, la familia, la comunidad, en la eficiencia, la
continuidad en el tratamiento, que debe desarrollar modelos de
contrato por hacer, por conseguir, en lo que se llama medicina
basada en el valor, en un modelo de prescripción adecuada, con
identificación, nominalización, y referenciación, que exige
impulsar medidas de cuidados tan profundas como las
farmacológicas, preventivas, curativas, de rehabilitación, o
paliativas. Estamos frente a lo que podríamos llamar una ventana
de oportunidad, entre ellas con profesionales de la salud en el
área legislativa, varios sanitaristas y con experiencia en
gestión pública. Con las urgencias de profesionalizar áreas en
la gestión de la seguridad social y los prepagos, para mitigar
la inflación en salud y lograr que sea sustentable el sistema.
A pesar de la larga historia de los orígenes del término,
atención integrada debe ser analizado como una preocupación
política sanitaria que requiere una respuesta al cambio
significativo en la demografía mundial enmarcada en las
condiciones crónicas relacionadas con la edad y reemplazó la
prevalencia de las enfermedades transmisibles como el desafío
más significativo al que se enfrentan todos los sistemas de
salud y de atención sin precedentes.
Este cambio en la carga de enfermedad de la sociedad moderna
significa que el costo económico de las enfermedades crónicas
representa ahora hasta el 80% del gasto en salud (Nolte y McKee
2008). Este crecimiento se asocia significativamente con el
envejecimiento de la población, pero no solo por ello, sino
también por la tecnología, las innovaciones terapéuticas, la
exigencia de la población, la inflación de la salud, y el
advenimiento del Covid-19, que modificó normas de seguridad de
atención. Por ejemplo, se ha estimado que en 2034 más del 5% de
todas las personas de Europa occidental tendrán más de 85 años y
una quinta parte de ellas vivirán con cinco o más comorbilidades
(necesidades físicas y de salud mental simultáneas) (Comisión
Europea y Comité de Política Económica de 2009). Pero una cosa
es la cronicidad, que es parte de sufrir el éxito de la atención
sanitaria, y otra el “consumerismo” que es utilizar, demandar, o
la inducción de los agentes y peticionar prácticas, que no
tienen indicación, que hay que combatir mediante la prevención
cuaternaria de la iatrogenia.
La realidad en nuestro país especialmente en las grandes
ciudades (fundamentalmente la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
muestra una población crecientemente envejecida casi Europea
junto con una carga progresiva de enfermedades crónicas, de
acuerdo con las encuestas de salud, y los controles realizados
en distintos colectivos, con manifiestas expectativas de los
consumidores y avances innovativos (ensoñación tecnológica)
desafían la prestación de atención médica, medicamentos,
dispositivos, intervenciones y prácticas, que aumentan el gasto.
Al mismo tiempo, las enfermedades infecciosas, no retroceden
como debieran, porque hay un 50% de la población, que vive en
condiciones desfavorables, de vivienda, ingresos, empleo, acceso
a servicios que lleva al aumento de patologías como la
tuberculosis, y las enfermedades de transmisión sexual.
Claramente tenemos muchos países dentro de un mismo país, muchas
ciudades dentro de una misma ciudad. Donde muchos conciudadanos
están excluidos y otros expulsados del sistema. Esto genera una
transición demoepidemiológica híbrida.
En un contexto general de limitaciones económicas y financieras
crecientes, de interesarnos por sostener las fuentes de
financiamiento y la inversión en salud (la caja de Busse), por
la eficiencia y la prescripción adecuada, predomina el modelo
bismarkiano, de seguros sociales y privados de salud, pero por
debajo de él existe otro, beveregiano, que ofrece una capacidad
instalada de hospitales y centros de atención primaria, públicos
financiado por tres jurisdicciones que son la nacional, la
provincial y la municipal, sin un plan estratégico de
organizaciones sanitarias integradas, sin complementación de
camas, que expresan las pulsiones diacrónicas del poder a lo
largo de los años, este desorden hace que no tengamos la
población nominalizada, ni georreferenciada, ni asignada a un
sistema de atención, el paciente, el ciudadano y su familia, no
conocen su sistema de salud hasta que lo necesitan y son pocas
las estructuras que censan la población en su área programática
y determinan la carga de enfermedad, los programas de salud
siguen esa lógica anárquica por enfermedad vinculada con la
demanda, que superpone oferta, desconectada, no tenemos una
historia clínica que permita que el paciente se mueva dentro del
sistema de salud y que pueda ser consultada por varios
proveedores. Algunos de nuestros ciudadanos, con capacidad de
pago reciben prestaciones similares a la de los países más
desarrollados y de elevado PBI, pero tampoco integradas,
mientras que otros no tienen una consulta al año.
La integración pretendida se da en un contexto y entorno de
provisión de servicios de salud y sociales atomizada del
individualismo positivista, la acumulación sin sentido, con una
demanda compleja, en un ambiente de fragmentación de proveedores
muy clara, que obliga a procesos de ajuste permanente, y genera
gastos de ineficiencia notorios, no mensurados, pero con
ejemplos de gestión que construyen evidencia empírica, que
muchas veces involucra a los pacientes, las familias, las
etnias, las poblaciones, segmentadas por sus ingresos, que los
hacen o no elegibles como clientes.
SALUD 4.0 PODRÍA SER UN
CRISTALIZADOR DE LA INTEGRACIÓN
La prestación de atención médica se encuentra en los albores de
un cambio fundamental hacia la nueva era de atención médica
inteligente y conectada, conocida como Atención médica 4.0. que
nos propondrá unos desafíos que, si se colocan en el radar
estratégico, y en la voluntad política en condiciones de
desarrollar, tanto en el sector público y privado, en términos
de manejo de datos, tecnología, modelos asistenciales, procesos
esbeltos, dinámica de implementación, integración prestadora,
involucramiento de las personas, de los pacientes,
profesionales, sistemas y los resultados de salud.
Los avances recientes en las tecnologías de la salud digital
(tanto en registros médicos electrónicos, monitoreo de la salud
y dispositivos portátiles) no solo son transformadores para
rediseñar los procesos de atención y mejorar los resultados de
la atención médica, sino fundamentalmente como la calidad de la
atención, la seguridad del paciente y disminuir desperdicios.
Para lograr una atención individualizada o personalizada al
mismo tiempo que integrada, primero es necesario comprender
mejor las necesidades y características de los pacientes para
poder estratificarlos en diferentes clases (por ejemplo,
herramientas de estratificación de riesgo para accidente
cerebrovascular, cáncer y delirio (Stroke Risk in Atrial
Fibrillation Working Group, 2008; Rodríguez y otros, 2012;
Newman y otros, 2015). La estratificación es fundamental, pero
visibiliza la demanda. Obligará a los prestadores a poner a los
pacientes bajo programa.
Utilizando entonces herramientas de estratificación y
clasificación, se pueden identificar factores importantes
correlacionados con una enfermedad específica. Podemos ir más
allá del estudio de esta asociación y descubrir la relación
causal positiva entre los factores del paciente y una enfermedad
específica, lo que puede ayudar a los médicos a crear planes de
intervención específicos para el paciente dirigidos a esos
factores. Esto puede proporcionar la base para desarrollar un
apoyo a la toma de decisiones clínicas para el diagnóstico y el
tratamiento que pueda satisfacer las necesidades específicas de
cada paciente. Los programas de gestión de enfermedad deben
nutrirse de herramientas de estratificación y evaluar cual es el
mejor tratamiento, de acuerdo con el grado evolutivo de la
enfermedad, con una decisión compartida con el usuario, además
en función de una customización.
Con esos elementos establecer medidas de seguimiento,
intervención y tratamiento óptimo. Para mejorar los resultados
de los pacientes, se necesita una estrecha monitorización de los
signos vitales y otros factores críticos específicos del
paciente (p. ej., Zois, 2016; Shah et al., 2016; Correll et al.
2018) y un análisis y predicción continuos del estado del
paciente para actualizar dinámicamente intervenciones de
atención y planes de tratamiento y apoyo a la toma de decisiones
médicas óptimas para cada paciente. Los sensores inalámbricos,
los dispositivos portátiles, así como la computación perimetral
y los portales de pacientes, brindan la posibilidad de
autocontrol o monitoreo remoto. Los modelos avanzados de
análisis y optimización de datos pueden ayudar a desarrollar
planes de intervención y tratamiento adecuados e
individualizados.
Otro elemento de integración y de salud 4.0 es la Atención
preventiva y proactiva. Los resultados de los análisis de
predicción se pueden utilizar para crear planes de atención
preventivos y proactivos (Vlaeyen et al., 2017; Struckmann et
al. 2018; Hendry et al., 2019). Además de prevenir o ralentizar
el desarrollo de enfermedades, podemos abordar mejor cómo
prevenir errores de medicación y mejorar la seguridad del
paciente (Wetterneck et al., 2011; Carballón et al., 2015). La
investigación de los factores críticos que afectan los
resultados del paciente y la respuesta al tratamiento puede
proporcionar recomendaciones para desarrollar planes de
atención. Exige un plan de salud que recuerde la vacunación, los
estudios que debe realizarse, ingesta adecuada de los fármacos,
controles de salud adecuados.
La inteligencia artificial, la historia clínica electrónica, los
dispositivos transmitiendo datos por 5G mediante IoT y IoS,
confluyendo en una nube, ajustada por nodos de middleware, no
reemplazarán al juicio clínico, lo fortalecerá, mejorará la
seguridad de los pacientes y la calidad de la atención médica,
nos ayudará a pensar, nos dará tranquilidad, y difundirá más
rápidamente el conocimiento, pero la independencia del mismo
dependerá de la importancia de la función de rectoría y las
sociedades científicas, que no entreguen el patrimonio
deontológico a los intereses comerciales del complejo industrial
médico.
Se están introduciendo de forma continua y exponencial varias
opciones de diagnóstico y tratamiento, se generan e informan
datos extensos, se han instalado numerosos equipos, sensores y
dispositivos cableados e inalámbricos en hospitales, clínicas,
hogares, farmacias y muchos otros entornos de atención. Además,
se han logrado actualizaciones revolucionarias en el poder de
cómputo, los algoritmos novedosos de aprendizaje automático,
estadísticas e inteligencia artificial (IA) se están
generalizando, se han desarrollado técnicas nuevas y complejas
de modelado y optimización, y se consideran cada vez más los
impactos cognitivos y los factores humanos.
La integración necesita de la digitalización, de los datos, de
la historia clínica como elemento de amplia disponibilidad para
la referencia y contra referencia, para la evaluación del
desempeño, la información de las imágenes, de los dispositivos,
de la interoperabilidad, de la transmisión de los datos, de los
resultados de las imágenes, de la tele interconsulta, de la
teleconsulta, el seguimiento para desarrollar una atención
integrada, esto con el desarrollo de la salud 4,0 es posible.
La atención inteligente, humanizada, cibernizada, y sostenible,
en calidad, eficiencia, productos y servicios serán nuestra
responsabilidad.
CONCLUSIÓN DE ESTA INTERVENCIÓN
Las oportunidades siempre tienen la perspectiva del desafío, y
estamos frente a ella, no pudiendo hacer los cambios si no
conocemos la forma de implementarlos, en relación, con
liderazgo, la motivación, la enseñanza permanente, el
entrenamiento, las herramientas de la ingeniería de sistemas, la
gestión Lean, las otras innovaciones organizacionales, la
interoperabilidad que requiere esa corriente de información,
ordenada, para conformar el conocimiento relacionado con la toma
de decisiones.
Es necesario abordar el problema de tener registros médicos
fragmentados, historias clínicas y sistemas informáticos
incompatibles, no interoperables, carencia de datos de salud
pertinentes y en múltiples divisiones, con la imposibilidad de
unificar la información de la red de prestadores. Tener formas
más seguras para captar los datos reales de los pacientes,
métodos confiables, oportunos y eficientes de automatización de
los servicios, modelos efectivos para garantizar la
ciberseguridad, tener servicios de monitoreo efectivo de los
pacientes, facilitar la integración de datos heterogéneos, sumar
adicionalmente los determinantes sociales a los sistemas de
seguimiento y la toma de decisiones. Mejorar el acceso a los
dispositivos inteligentes. Ayudar a profesionalizar la gestión
sanitaria y a los gerentes, que se planifique en función a tener
sistemas de información seguros, que manejen la big data y
posteriormente la inteligencia artificial, para mejorar la
calidad y la seguridad de la atención.
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