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En octubre de 2020 y sin demasiado estruendo la Resolución
1216/2020 de la Superintendencia de Servicios de Salud
estableció la digitalización de un trámite crítico, la “opción
de cambio” de obra social. Es uno de los cambios significativos
que impulsó la pandemia en el sistema de salud argentino y
también lo es la digitalización de otro trámite relacionado, la
“anulación de opción de cambio”, que llegó para contener los
“traspasos fraudulentos” de obra social que asolaban al sistema.
En ambos casos, logró torcerse el curso de la historia de una
compleja lógica de subsectores de salud que aún enfrentan
desafíos para su articulación.
OPCIONES DE CAMBIO EN LA ERA
PREDIGITAL
Como sabemos, en la era predigital (parece una eternidad, pero
sólo ha pasado poco más de un año) los trabajadores con empleo
registrado habilitados para ejercer este derecho podían cambiar
de obra social anualmente mediante la firma presencial, por
triplicado, en la sede de una obra social, certificada luego por
escribano o en sede bancaria.
En forma de expedientes, a los que también se incorporaban
fotocopias de documentación personal, la entidad aseguradora
debía posteriormente, a su vez, ingresar el trámite en soporte
físico por la Mesa de Entradas del ente regulador en su sede de
la Ciudad de Buenos Aires. Para ser justos, también se enviaba
un archivo digital, pero, por supuesto, esto no ahorraba la
presentación del expediente en soporte físico.
En síntesis, una opción firmada por un ciudadano en Tierra del
Fuego, por ejemplo, debía viajar en avión en una caja de correo
postal para ser luego entregada en mano por un empleado de la
obra social en la sede de Diagonal Norte del centro porteño.
Este absurdo afortunadamente fue reparado con la Resolución que
instruyó la digitalización de la opción de cambio en un trámite
100% digital, a través de un aplicativo que incluye validación
con clave fiscal y confirmación del trámite mediante el correo
electrónico personal.
Fue una transformación profunda dentro de la seguridad social.
Ya ningún argentino debió moverse de su casa para ejercer su
derecho de opción por la obra social que deseara.
¿QUÉ PASÓ EN OSPAT A PARTIR DE
ESTE CAMBIO?
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La posibilidad de la firma digital hoy les está permitiendo a
quienes quieren elegirnos, desde cualquier lugar de la
Argentina, realizar todo el trámite vía online, con validación
informática de su identidad y sin intermediaciones que
garantizan el ejercicio del derecho en libertad.
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Especialmente en el nivel regional redujimos la dotación de
personal que la obra social debía destinar a cumplimentar los
engorrosos movimientos de documentación física y los
reorientamos a la mejora de la calidad de la atención.
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Comprobamos la significativa reducción de los plazos para que
los interesados puedan conseguir su alta en la obra social: para
los trabajadores en relación de dependencia pasó de demorar
entre 2 y 3 meses, a concretarse entre 1 y 30 días. Es una
diferencia enorme y significó nuevos retos administrativos
puertas adentro de la obra social.
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En la era predigital existía una cuota mensual de rechazos
informados por la Superintendencia de Servicios de Salud,
motivados por errores técnicos. Problemas en la confección de la
ficha de opción, errores administrativos de la obra social, etc.
Esta cuota se redujo a cero. Si hay errores, surgen en el mismo
momento de concreción del trámite digital y quedan resueltos en
esa instancia.
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La incorporación de familiares al grupo siempre implica relativa
demora, sin embargo, desde OSPAT nos acoplamos y logramos que,
si los titulares del grupo obtienen su alta en la obra social el
primer día hábil, los familiares también pueden obtenerla
durante la primera semana del mes (para ello, transformamos
nuestros propios procesos). Cabe aclarar que, de todas maneras,
este aspecto sigue teniendo componentes analógicos, como la
presentación de documentación en delegaciones locales.
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Credenciales OSPAT: lograda el alta efectiva rápidamente, los
afiliados acceden al instante a una credencial digital
provisoria que los acredita en caso de necesitar prestación
urgente.
ANULACIÓN DE TRASPASOS
COMPULSIVOS
Se hacían hace años, pero se habían intensificado de manera
descarada para 2020.
Mediante prácticas fraudulentas, agentes del seguro de salud
argentino se habían dedicado sistemáticamente a fraguar la firma
de afiliados a obras sociales para traspasarlos contra su
voluntad a otra obra social. También se recurría a engaños o a
estafas varias.
En el caso de los monotributistas sociales, hubo en 2020
movimientos fraudulentos numerosos que la misma Superintendencia
de Servicios de Salud hizo públicos.
Respecto a qué podían hacer los damnificados, era poco:
embarcarse en una maraña burocrática lenta y poco productiva
para reclamarlo.
Desde octubre de 2020 a esta parte la Superintendencia de
Servicios de Salud ofrece una nueva herramienta digital para
“Anular” una opción de cambio al momento de identificar que se
ha sido víctima de una estafa de este tipo. Es de esperar que
esto detenga o disuada a los estafadores del sistema.
CONCLUSIONES DESDE OSPAT
En definitiva, la accesibilidad y la seguridad del trámite de
opción de cambio se ampliaron enormemente.
Aunque los traspasos fraudulentos persisten (con nuevos formatos
informáticos), también es más sencillo ahora denunciar un cambio
de obra social sin consentimiento del interesado y obtener una
respuesta oportuna por parte de la Superintendencia de Servicios
de Salud.
Por otro lado, a simple vista, esta transformación deparará
nuevos desafíos para la competitividad de las obras sociales
nacionales y la modernización interna. Nosotros ya hemos
recogido el guante hace tiempo con entusiasmo. Aunque estamos
comenzando el camino, claro está.
En un subsector que no se ha caracterizado por su elasticidad
para aggionarse a la gestión que exige el siglo XXI, son grandes
oportunidades.
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