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El trabajo más difícil de la economía es hacer proyecciones.
Nadie tiene la bola de cristal, y tal como reza la teoría del
caos, “hasta el más pequeño aleteo de una mariposa en el oriente
puede causar un tsunami en el occidente”. Sin embargo, hay
tendencias y datos claves que no podemos obviar para plantear lo
que nos espera este 2023.
Economía mundial
Aún con resabios de la crisis del Covid-19, la guerra entre
Rusia y Ucrania, extendida ya por casi un año, ha impactado de
sobremanera en la economía mundial. Especialmente por el impacto
en los precios de la energía y alimentos. Su expansión hacia el
resto de la economía, ha generado una inflación récord e
inesperada a principios del 2022.
Consecuentemente, según lo proyectado por la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en sus últimas
previsiones, el crecimiento de la economía mundial pasará del
3,1% en 2022 al 2,2% en 2023. Estas son sensiblemente más bajas
de las proyecciones realizadas a principios del 2022.
Tanto Estado Unidos de América como Europa, serán las zonas más
afectadas por estas caídas con recesiones en su economía.
Contrariamente, con India y China a la cabeza, oriente crecerá
cerca del 5% anual. Latinoamérica se proyecta estar en la media
de crecimiento por encima de los 2 puntos.
En este contexto de bajo crecimiento o crecimiento negativo e
inflación elevada en forma persistente para gran parte del
mundo, el 2023 se proyecta como un año de alta incertidumbre y
gran convulsión social. Estará en manos de los gobiernos, las
herramientas para encausar el camino hacia la estabilidad.
Economía Argentina
La economía en la Argentina en 2022 estuvo marcada por un
momento clave, la renuncia, el 2 de julio, del entonces ministro
de Economía de la Nación, Martín Guzmán. Luego de acordar con el
Fondo Monetario Internacional, y en medio de fuertes críticas
tanto de la oposición como de una gran parte del oficialismo, su
renuncia impactó fuertemente sobre las expectativas, la
inflación media superó los 5% para ubicarse en 7,5% mientras que
la brecha cambiaria se ubicó en 140%.
Luego de una semana de idas y vueltas con Silvina Batakis como
ministra, finalmente desembarcó Sergio Massa como ministro de
Economía. Ante las alternativas de elegir una estrategia de
shock o una estrategia de programa gradual, se apostó por esta
última, ante el riesgo cierto de agravar severamente la
situación social.
Este paquete incluyó variables macro como recorte de gasto, suba
de tasas de interés, tipo de cambios diferenciados (con gran
éxito del “dólar soja”) y un estricto control sobre las
importaciones. A nivel micro se trabajó con acuerdo de precios
con distintos sectores de la economía, con la intención de bajar
las expectativas de inflación.
El desafío es que estas medidas logren impactar en los salarios
reales, ya que hasta ahora son los empleados tanto del sector
formal como informal, quienes más han perdido capacidad de
compra, con un 25% acumulado desde 2015.
Para el año entrante, las opiniones se encuentran divididas.
Mientras que las proyecciones internacionales indican que se
mantendrá el crecimiento en los niveles de actividad y la
creación de empleos, otras proyecciones indican niveles de
inflación y pobreza muy por encima de lo indicado en el
presupuesto nacional.
Con las PASO en la mira, las internas políticas marcarán el
rumbo del presente año. Será necesario observar el
comportamiento de los diversos actores públicos, tanto de un
lado como del otro, y cómo reaccionarán los mercados ante el
posicionamiento y chances reales de ganar las elecciones de los
candidatos. En definitiva, la economía depende mucho de las
expectativas, especialmente en países con inestabilidad
constante como el nuestro.
El sector Salud
El primer impacto en 2023 es consecuencia del Decreto 743/2022,
que establece “a partir del 1° de febrero de 2023 y por el plazo
de DIECIOCHO (18) meses, el incremento del valor de las cuotas
para los contratos individuales de adhesión voluntaria como tope
máximo el NOVENTA POR CIENTO (90 %) del Índice de Remuneración
Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) del mes
inmediato anterior publicado”.
Consecuentemente, a partir de febrero las empresas de medicina
prepaga y aquellas obras sociales que ofrezcan planes
superadores o tengan beneficiarios voluntarios, verán
restringido sus ingresos al nivel de aumento de salarios.
Además, deberán ofrecer planes con copagos a un valor del 25%
menor al valor actual.
Esta normativa, que responde a los acuerdos de precios antes
mencionados, tendrá efectos sobre los ingresos del sector y los
pagos a las clínicas como así ante las prestaciones que podrán
recibir los beneficiarios.
Como párrafo aparte, vale aclarar que, deberemos estar atentos
al accionar judicial ante esta situación, especialmente sobre
aquellas prescripciones que excedan los contratos y normativas
vigentes.
Por otro lado, mucho se habló sobre los recortes en el
presupuesto público. En los últimos años, con la alta inflación
los presupuestos han sido subestimados y a medida que
transcurría el año, los ejecutivos (nacionales y provinciales)
daban incrementos presupuestarios según necesidades y
posibilidades.
Este año, al presupuesto nacional, se le incluyó una cláusula
que limita el accionar del ejecutivo y dependerá, en caso de
mayores ingresos, del legislativo. Si bien, es lógico y
corresponde, generará mayores problemas en el sector, en caso
que las previsiones plasmadas en el presupuesto no se
correspondan con la realidad.
En resumen, luego de un año complicado desde lo económico y lo
sanitario, podemos esperar otro año muy difícil. A nivel
económico, con niveles de ingresos por debajo de la inflación y
con medidas, tanto sobre la economía general como el sector
salud en particular, al menos aquellas que hoy podemos observar,
de corto plazo, y que no generarán cambios que den soluciones
permanentes.
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