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1.- Sentarse frente a un paciente para explicarle una propuesta
de tratamiento, protocolo o medicamento complicado, más allá de
ser el comienzo del acto médico, puede ser una de las tareas más
importantes y cruciales que tenga usted como médico.
Después de la sanción de la Ley de los Derechos de los Pacientes
y el nuevo Código Civil y Comercial en la Argentina, entre otras
varias normas, el cumplimiento del Deber de Información hasta
obtener el consentimiento del paciente luego de recibir una
adecuada y comprensible información médica, está a la vanguardia
de las decisiones compartidas entre el médico y su destino.
Como venimos comentando desde 1986, la forma en que un médico
maneje el proceso de consentimiento informado puede ser la
diferencia entre un momento positivo y un largo momento
negativo.
Es una línea fina entre la angustia y la felicidad, porque a
menos que su paciente sea un proveedor de atención médica, la
medicina es muy complicada de entender para los pacientes, y
sobre todo lo que harán en su cuerpo, en su salud, en su vida. Y
encima, el cuerpo es de él.
Además, ese cumplimiento del deber de documentar la interacción
es fundamental para una adecuada relación médico-paciente,
aunque los médicos siguen observándolo con rebeldía y
escepticismo.
Como con cualquier cosa en medicina, la regla clave es que “si
no está documentado es porque no se hizo”, se dice hace casi 450
años. Esto también significa documentación diligente en todos
los aspectos del registro médico, ya sean manuscritos como
informatizados. La cuestión es que para los médicos no es un
acto médico. Es un papel más. ¡Número equivocado!
Dicho esto, es importante saber qué es suficiente y qué es
demasiado finito cuando discuten un procedimiento con sus
pacientes.
Uno de los aspectos más desafiantes del consentimiento
informado, especialmente para los médicos jóvenes, es cómo
discutir un procedimiento, o la prescripción de un medicamento
riesgoso, de una manera que sea relevante y concisa pero
entendible para el paciente y su entorno.
“He tenido residentes, me decía un jefe de servicio, a punto de
realizar una biopsia de piel y pasar varios minutos cubriendo
todos los aspectos de cada resultado potencial de una biopsia de
piel de rutina. El paciente queda traumatizado y confundido en
cuanto a si debe o no proceder con el pequeño procedimiento”.
En cambio, el objetivo del consentimiento informado es
garantizar que el paciente tenga una visión general del
procedimiento y que el médico esté facultado, porque el paciente
le dio permiso para hacerlo, sabiendo que la decisión de
proceder es, de hecho, parte de su proceso de toma de
decisiones.
La duración de una discusión sobre el consentimiento informado
depende del procedimiento.
“Cuando estaba en práctica como cirujano plástico, las
conversaciones variaban desde el directo “te estoy quitando este
lunar de la mejilla y existe el riesgo de cicatrices y sangrado”
hasta hablar sobre una mastectomía y reconstrucción mamaria, que
podría tomar una hora o más para resolver”, me decía un cirujano
plástico.
En última instancia, es tan esencial que los médicos expliquen
los riesgos asociados con un procedimiento, como lo es que los
pacientes entiendan con precisión lo que implica, y cumplan con
el tratamiento indicado, por entenderlo.
También se recomienda crear un flujo a la conversación que
coloque la discusión de los riesgos dentro del contexto de por
qué se realiza el procedimiento. De esta manera, se puede lograr
claridad sobre los riesgos y la necesidad del tratamiento o
procedimiento.
Al hacerlo, es fundamental asegurarse de que prácticamente está
hablando el idioma del padre del paciente, literalmente. Un
estilo coloquial, no académico.
Si el paciente tiene problemas de audición o visión, se debe
tener todas las contingencias listas para asegurarse de que
todos estén en completa comunicación. No puede ser igual con
todos los pacientes.
Hace muchos años atrás yo decía en mis charlas con filminas, “no
se puede hablar por teléfono o mirar por la ventana mientras su
paciente está esperando ansioso sus comentarios”. Hoy en día,
tienen que esconder el celular, la tablet y la compu, para no
tentarse.
No es suficiente darle a un paciente un pedazo de papel y
decirle que lo firme. Debe haber alguna evidencia documentada de
que el paciente no solo ha leído el documento, sino que las
partes clave del documento han sido explicadas y que el nivel de
comprensión del paciente ha sido evaluado y verificado.
Es vital si el paciente tiene una discapacidad, un deterioro
neurológico o una condición neurocognitiva o psiquiátrica que
podría impedir su capacidad para comprender el consentimiento
que el médico está buscando, que su asistente o residente, lo
ayuden a verificar que el paciente o su acompañante han
entendido lo que hace, ve, comenta, diagnóstica, pronostica,
entre otras circunstancias,
2.- Tal vez, sería mucho mejor, si un “apoderado clínico”
manejara el consentimiento (por ejemplo, una enfermera, un
empleado de su consultorio, un residente, hasta un avanzado
estudiante de medicina que hubiera aprobado Semiología con buena
nota) colaborando con el médico y su tiempo, en desarrollar una
buena parte del proceso informativo.
Esto podría ser muy útil porque significa que el paciente ha
tenido tiempo para leer la documentación de consentimiento
informado con terceros. Luego debería volver el médico, con el
paciente sentado o acostado frente a frente a verificar si ha
entendido, aclararle, si es necesaria alguna aclaración, y que
el paciente ha aceptado afirmativa y activamente el tratamiento,
y así estampar él y el médico su firma.
Es increíble la cantidad de consentimientos informados que aun
aparecen sin firmar por el médico dentro de las historias
clínicas. ¿Alguien vio lo difícil que es que un paciente reciba
una somera explicación de un anestesiólogo?
3.- ¿Qué sucede cuando las cosas van mal? Si demandan por
incumplimiento del deber de información y por nulo o defectuoso
proceso de obtención del consentimiento informado, y el paciente
afirma que el médico no explicó completamente los riesgos
potenciales, y el no tuvo oportunidad de decidir, lo primero que
se debe considerar es por qué sucedió esto.
“Muy a menudo, estas situaciones ocurren si hubo alguna
dificultad o capacidad de comunicar”, me decía un maestro de la
medicina legal y coautor de la Ley 17.132. “Es posible que haya
hecho todo bien, pero de alguna manera el paciente no ha
entendido el procedimiento requerido, y hoy se encuentra frente
a un resultado inesperado por lo mal informado”.
Acaso a nosotros los abogados o los médicos, alguien nos
capacitó en la facultad acerca de técnicas de comunicación. No
que yo sepa. Quedamos entonces expuestos a una cuestión de fino
criterio. Deben analizar detenidamente cómo explicar los riesgos
y los posibles efectos secundarios. Para quienes realizan estos
procedimientos médicos regularmente, los riesgos pueden parecer
pequeños e inconscientemente, pueden minimizarlos para el
paciente. Pero cuando algo sale mal, el paciente puede sentir
que no entendió completamente la frecuencia de los malos
resultados o la gravedad potencial, porque no se lo aviso antes
y el no tuvo opción de decidir o de escuchar alternativas.
4.- A continuación, es importante realizar un “análisis de la
inexistencia de barreras” para identificar, evaluar y darle
tratamiento a las cosas que salieron mal, porque el médico no
hizo las cosas bien. Eso significa mirar todos los factores
potenciales involucrados para identificar cuál fue el eslabón
débil. Dónde falto la barrera, la valla para evitar que
ocurrieran, o bien para avisar que podrían ocurrir, y por qué.
Puede ser que el paciente estuviera en un frenesí de firmas y se
retirara de Admisión mal informado.
El objetivo es aprender cómo cerrar la brecha para este caso y
para casos futuros. Entender los médicos y las instituciones que
los consentimientos informados hechos en Admisión firmados en
blanco y sin explicaciones, son inservibles. Si piensan que así
se gana tiempo, ¡Teléfono descompuesto!
5.- Para protegerse, considere también usar la tecnología a su
favor, especialmente porque las demandas por consentimiento
informado generalmente ocurren varios años después del
procedimiento. Esto es cuando un paciente puede argumentar que
no le informó sobre posibles complicaciones y que podría haber
optado por no participar en el procedimiento si hubiera sabido
sobre esos problemas con anticipación.
Recordemos que el plazo para demandarlo empezará a correr a
partir del descubrimiento por su paciente o por algún colega
suyo o mío, de la existencia de un presunto daño.
Incluso después que el plazo legal de lo que se llama
prescripción de la acción judicial pareciera haberse cumplido,
esté listo para recibir una demanda. No se olvide que si bien
generalmente en medicina, el supuesto “daño” es casi inmediato,
el plazo comenzará a correr a partir del descubrimiento del
daño.
Tal vez las nuevas generaciones de médicos, hoy y con los
avances informáticos, podrían estar dispuestos a tomar un video
de su conversación o hacer una grabación de la conversación de
información previa a la obtención del consentimiento informado,
con todas las previas advertencias para su
interlocutor-paciente-pariente.
De esta manera, si hay una pregunta sobre lo que dijo, habrá un
video de ello. Serían como las cámaras callejeras que hoy nos
muestran el accionar de un hecho contrario a derecho.
Para muchos médicos, esto sería un gran cambio: grabar en video
y luego almacenar todas sus conversaciones de consentimiento
informado. Lo más probable es que ocurra una demanda, pero
algunos médicos pueden sentir que ese proceso es engorroso y
lento, y prefieren encontrar otra forma de asegurarse de que los
pacientes comprendan los riesgos.
6.- La pregunta es si el resultado hizo que esa probable brecha
o falla en el proceso de obtención del consentimiento informado
plasmado en un documento, que aparecerá en el video, ahora
resulte perdonable por el paciente o por el pariente del
paciente.
La esperanza es que no haya nada dañino para el paciente y que
el beneficio del procedimiento, sea demostrable a pesar de
cualquier brecha en el proceso de consentimiento informado.
Al final de cuentas, el consentimiento informado debe ser una
cuestión de buena comunicación antes, durante y después de
cualquier tratamiento o procedimiento.
Cuando se establece la relación médico-paciente que necesita
cualquier procedimiento, pequeño o grande, debe hacerle sentir
al paciente que se preocupa por él, y que, si bien ni el médico
ni el sistema son perfectos, lo cuidará. Ese es el resultado que
los pacientes esperan.
Trabaje para ello con Ud. mismo.
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