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En momentos de tanta incertidumbre y volatilidad como los
actuales, resulta difícil superar la planificación a corto plazo
y poder ver más allá de las turbulencias que continuamente hacen
tambalear la supervivencia de nuestras organizaciones.
No han sido pocos los obstáculos que debimos sortear las obras
sociales este año. Pero el desafío está en poder visualizar los
objetivos estratégicos que nos permitirán sostener en el largo
plazo la visión organizacional, en nuestro caso, la de una obra
social sindical, innovadora, solidaria, accesible y con
servicios de alta calidad.
Crisis laboral del personal
sanitario
El hecho de que cada vez más profesionales de la salud
desarrollen sus actividades exclusivamente por cuenta propia -al
margen de las obras sociales y prepagas-, coloca a las entidades
financiadoras en una encrucijada a la hora de garantizar la
cobertura de todas las especialidades médicas exigidas por el
Plan Médico Obligatorio.
En algunas zonas del país, se suma al anterior otro punto
crítico: el poder de presión de los Colegios Médicos para fijar
honorarios desproporcionados con relación a la cápita percibida
por las obras sociales a través de aportes y contribuciones.
Rol del Estado
La política de desfinanciamiento que avanza cada vez con mayor
ímpetu sobre los fondos de las obras sociales perjudica
directamente a un actor social: los trabajadores. A ellos
corresponde el Fondo Solidario de Redistribución, y es su
derecho a una salud de calidad la que vulnera el Estado al
apropiarse de estos recursos.
En cuanto al financiamiento de todas aquellas prestaciones
médico-asistenciales denominadas de alto costo, es imperativo
que, en el marco de la insostenible situación económica general
del país, sean absorbidas por el Estado Nacional. La salud es
una de sus obligaciones prioritarias, por lo cual el Estado debe
asumir la responsabilidad de auxiliar a las obras sociales en
lugar de contribuir a su hundimiento.
Las obras sociales sindicales administramos recursos de los
trabajadores que confían en nosotros para cuidar su salud. No
cabe duda de que es nuestra obligación administrar estos
recursos con la mayor eficiencia posible, pero no debemos
olvidar que estos recursos son finitos. En este sentido, el
Estado Nacional también tendría campo de intervención en el
control de los laboratorios que proveen medicaciones de altísimo
costo, con efecto devastador para todo el sistema de salud.
Telemedicina
Con OSPAT fuimos pioneros implementando el servicio de
telemedicina Hola Doctor! en el ámbito de las obras sociales, y
continuamos trabajando fuertemente para que nuestros afiliados
perciban los beneficios de la modalidad remota.
Sabemos que la tecnología desempeña un papel fundamental en la
atención médica y en el fortalecimiento del sistema de salud,
sin embargo, resta todavía medir el beneficio productivo de la
telemedicina y su impacto en la gestión del riesgo clínico.
Existe, por ejemplo, alguna evidencia de mayores prescripciones
y derivaciones cuando el paciente no se encuentra cara a cara
con el profesional de la salud; los médicos más jóvenes parecen
sentir un mayor peso frente a la carga de riesgo en la consulta
virtual.
No obstante, ello, tengo la certeza de que la telemedicina es
una herramienta de accesibilidad muy poderosa que no tiene
vuelta atrás. Lo que planteo es que, responder con evidencia
científica a los nuevos interrogantes que abre la telemedicina
permitirá diseñar políticas más eficientes y con mayor calidad
en la atención, optimizando los recursos disponibles y
reduciendo costos.
Prevención y atención primaria
La estrategia de salud digital de OSPAT está alineada con la de
Atención Primaria de la Salud. En 2021 lanzamos las Estaciones
Diagnósticas Hola Doctor!, pequeñas cabinas dotadas de alta
tecnología que permiten al paciente realizar autochequeos
asistidos por voz e imagen, utilizando un conjunto de
dispositivos que proveen información diagnóstica interactuando
con un médico en videoconsulta. Funciona como un centro de
atención primaria de salud que, ensamblado con telemedicina,
aumenta la accesibilidad a consultas simples que requieren
contención diaria, reduciendo al mismo tiempo la demanda en el
segundo nivel de atención.
El nuevo desafío ahora es implementar circuitos integrados más
eficientes, que optimicen las derivaciones de la consulta
virtual al ámbito presencial y de pacientes ambulatorios a
hospitalizados.
El concepto de salud cambió en los últimos años y las
organizaciones del sector debemos acompañar esos cambios. Dado
que la salud pasó de ser la mera ausencia de enfermedad a un
estado integral de bienestar físico, mental y social, ya no
basta con brindar servicios asistenciales, debemos promover
también hábitos saludables.
En esta línea, en noviembre de 2022 implementamos desde OSPAT un
programa de cesación tabáquica para que nuestra población
afiliada acceda fácilmente a videoconsultas con especialistas
junto con la medicación requerida para garantizar la efectividad
del tratamiento. Entendemos que es enorme el potencial para
desarrollar desde las obras sociales en materia de prevención en
salud y hacia allí nos enfocaremos fuertemente en el 2023.
Innovación
En el contexto actual, los referentes del sector de la seguridad
social nos vemos obligados a innovar. Y cuando hablo de
innovación no me refiero solo a la incorporación de tecnologías
y procesos más eficientes; pongo a la innovación en el centro de
toda estrategia de transformación tanto al interior de nuestras
organizaciones como también del sector.
Debemos generar propuestas innovadoras para hacer frente en
forma conjunta a las políticas de desfinanciamiento, los costos
crecientes de la judicialización de la salud, el negocio de los
laboratorios con capacidad de desangrar financieramente a
cualquier obra social con medicaciones de bajo impacto y
altísimo costo.
Es necesaria una reforma que elimine los incentivos perversos y
garantice la equidad y accesibilidad de los trabajadores al
sistema de salud, ello sin poner en jaque la supervivencia del
subsistema de obras sociales.
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