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 Opinión 

    

EL HOSPITAL Y LA GENTE

Por el Dr. Carlos Javier Regazzoni (*)


Sin hospitales casi nadie llegaría a los 50 años de edad; la mortalidad infantil, por ejemplo, sería 50 veces más elevada, y la neumonía sería 10 veces más letal.
A partir de las innovaciones de San Juan de Dios en el siglo XV nunca se dejó de crear y mejorar hospitales por una sencilla razón: la alternativa (no hospitales) es intolerable. El hospital es imprescindible; complejo; y costoso.
El funcionamiento hospitalario representa el 40% de la inversión total en salud; servicios médicos ambulatorios son un 20% adicional, y los medicamentos otro 10 a 12%. En los hospitales el principal costo es de personal (70% a 75% según la institución).
Siendo entonces que el gasto en salud es el 10% de nuestra economía, el funcionamiento de hospitales y sanatorios representa un 4% del PBI (poco por debajo de países desarrollados).
Equivale a 4 veces el gasto en defensa o casi todo el gasto en Educación. La mitad de este costo es público y el resto sale del salario. Es demasiado relevante para ignorarse.

Complejidad

La evidencia es contundente. Las probabilidades de sobrevivir a un infarto, ataque cerebrovascular, o cáncer, aumentan cuando son atendidos en hospitales de alto volumen y complejidad.
Estos hospitales requieren equipamiento, recurso humano (insostenible sin remuneración adecuada), y procesos sofisticados. Peter Druker decía que el hospital era la organización humana más compleja jamás conocida.
Y sus efectos sobre la salud poblacional son admirables; pensemos qué sería de los vecinos de Almirante Brown sin el Lucio Meléndez, de San Isidro sin el Melchor Posse, o de la infancia argentina sin la Casa Cuna. El hospital José de San Martin de la UBA, el Garrahan, el Ramón Carrillo de Santiago del Estero, o el Hospital Central de la Provincia de San Luis, entre muchos, son instituciones fundamentales para la gente.
Hoy, los hospitales, sus profesionales, y pacientes, enfrentan una crisis sin precedentes. El ahogo de la profesión médica, la falta crónica de enfermería, la deserción de las residencias médicas, y el aumento exponencial de la demanda conforme se deteriora nuestra situación social, dañan severamente lo más preciado de un hospital: la cultura hospitalaria.
La cultura organizacional hospitalaria es de enorme relevancia en el diseño de los sistemas de salud. Y requiere políticas activas para promoverla y acompañarla hacia la transformación más profunda de la práctica médica desde el surgimiento de la farmacia o los rayos X; esto es la inteligencia artificial.
Todo lo que vemos en el funcionamiento hospitalario será distinto debido a la inteligencia artificial y los robots, y encuentra a la Argentina sin estrategia.

Gestión y vocación

Hace 35 años la práctica de la gestión de salud vino a ordenar la administración de los hospitales incorporando gerentes profesionales. Hoy se requieren nuevas herramientas. El mundo evoluciona al diseño de sistemas y la investigación operacional aplicados a los cuidados de la salud.
Son herramientas de planificación y control de procesos originadas en la producción industrial que utilizan estadísticas avanzadas e inteligencia artificial para administrar turnos y camas disponibles, formalizar trayectos de cuidados, y para volver a los hospitales más efectivos y sustentables. Son herramientas ideales para la Argentina que viene donde con poco debemos hacer mucho más.
¿Cuántos hospitales públicos hacen trasplante de médula ósea o cardíaco? ¿Cuántos tienen neurocirugía de avanzada? Muy pocos. Los argentinos necesitan estos y otros tratamientos.
Debemos concebir entonces una estrategia nacional para modernizar la gestión de nuestros hospitales y su operatividad. Pero con más alta prioridad aun debemos encarar su transformación cultural.
Dotaciones profesionales bien remuneradas y a tiempo completo, docencia e investigación de punta, renovación tecnológica, erradicación de las mafias enquistadas, y gestión de recursos responsable y autónoma, entre otros cambios.
Porque cuando uno recorre un hospital por la mañana, algo queda claro: los hospitales son indispensables, y representan un poder para la comunidad.
 
 

(*) Médico y Doctor en Medicina / Ex - titular del PAMI.

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