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El leitmotiv, término acuñado por los analistas de los dramas de
Richard Wagner, es el “tema musical recurrente en una
composición”. Es una situación o una acción que se repite
indefinidamente en el transcurso de la situación dramática. La
historia argentina está plagada de leitmotiv...
Repetimos acciones con los consiguientes trastornos de nuestra
sociedad.
La educación que luego de la sanción de la ley 1420, nos llevó a
un índice de alfabetización y transmisión de contenidos
igualitarios para todos, se vio atacada por múltiples reformas
durante el siglo XX, que la disminuyo en calidad y en
profundidad, a su esencia y espíritu de la educación pública,
laica y gratuita en nuestra República.
La educación pública era parte de un proyecto de país que miraba
a un futuro promisorio y de gran desarrollo.
Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos,
si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se
le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de
vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez
nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía. (1)
Hubo otros componentes que modificaron el contrato social
instituido por la Constitución Nacional.
El 10 de diciembre fue un día clave para el mundo y para la
Argentina. En esa fecha la humanidad adoptó hace 75 años su
contrato social más importante: la Declaración Universal de
Derechos Humanos. Cuando es el propio Estado el que se
transforma en delincuente esos crímenes deben ser
imprescriptibles.
Consagramos así la expresión ”Nunca más”, que estaba en los
carteles escritos por los presos liberados del campo de
concentración de Buchenwald para expresar el sentimiento
antifascista, frente a las atrocidades del régimen nazi.
Para la Argentina también el 10 de diciembre es muy importante.
Celebramos 40 años de nuestro propio contrato social democrático
como país. No lo hicimos de la noche a la mañana. Fue un proceso
de luces y sombras y tuvo varias etapas de consolidación. Pero
está claro que nos permitió tener hoy una sociedad más sana y
democrática que la que tuvimos hasta el 9 de diciembre de 1983.
El Derecho del Trabajo y el
Derecho
Constitucional argentino como parte del mundo jurídico
Tanto el Derecho del Trabajo como el Derecho Constitucional son
una parte del mundo jurídico. Ese mundo posee, para nuestra
concepción iusfilosófica, tres ámbitos, dimensiones u órdenes:
a) el de las conductas; b) el de las normas y c) el de los
valores. El primero corresponde a la dimensión sociológica; el
segundo a la dimensión normativa o normológica y el tercero a la
dimensión dikelógica. (2)
En el orden de las conductas, encontramos comportamientos
humanos que llevan a cabo un reparto o adjudicación de potencia
o impotencia; de derechos y obligaciones. Esas conductas
constituyen la realidad fundamental del mundo jurídico y en su
con- junto conforman el orden sociológico y pueden ir generando
modelos ejemplares que se sigan imitando; es decir que las
conductas ejemplares tienen vigencia sociológica y equivalen al
derecho vigente.
En el ámbito normativo encontramos las normas, cada una de las
cuales implica la captación lógica de un reparto por un tercero
neutral. Y finamente, tenemos el orden de los valores, entre los
cuales encontramos el más excelso e importante que es la
justicia.
Valor trascendente y objetivo; no creado ni inventado por los
hombres, sino sólo conocido y descubierto por ellos; se trata de
un valor para el hombre. Conocido y descubierto por él, es
justamente el hombre quien puede realizarlo temporalmente. No es
auto ejecutorio y actúa desde el deber ser, y aunque algunos
sostienen que no es el único valor jurídico, no se niega que, en
tal caso, preside un plexo de valores.
La concepción tridimensional del mundo jurídico, que instala en
la Argentina Goldschmidt, describe así, en tres estamentos el
mundo jurídico, empero, se ha llegado a afirmar que tales
valores no son el techo último, sino que por encima de ellos
está el valor “Ser Humano”, propio de toda persona, a cuyo
crecimiento en plenitud se debe enderezar el derecho y la
política, ya que allí encuentran asiento la juridicidad y la
democracia de un Estado.
El fundamentalismo y simplismo de esta lectura, simbolizados en
“El fin de la historia” de Fukuyama o “La Revolución Liberal” de
Guy Sorman, llevó a que la gran mayoría de los países, entre
ellos la Argentina, interpretaran que el nuevo orden mundial
debía estar regido por la libertad de mercado a ultranza, pero
sobre todo un Estado mínimo o ausente. Dejando que fueran
libremente las fuerzas del mercado las que organizaran inclusive
a satisfacción las necesidades básicas, como la salud o la
educación.
En aquella época la comunidad internacional celebró un segundo
contrato social, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos
en Viena en 1993, donde se decidió que todos los derechos
humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales,
son universales, indivisibles e interdependientes. Esa fue la
respuesta a las violaciones de derechos humanos que tuvieron
lugar en ambos bloques durante la Guerra Fría.
Pero ese consenso escrito no fue suficiente. El aumento de la
exclusión, la pobreza y la desigualdad en el mundo, la
degradación ambiental producto de la ausencia de regulaciones y
las sucesivas crisis y especulaciones financieras, demostraron
que no se trata de tener un Estado ausente y dejar todo en manos
del mercado.
Porque de esa manera aquellos que son realmente vulnerables y
están excluidos del circuito de desarrollo económico nunca
podrán superarse, si no cuentan con un Estado que les de las
condiciones básicas para salir adelante, como la garantía de
tener salud, educación y oportunidades de un trabajo digno.
Recientemente la pandemia dejó en evidencia que todas las
naciones del mundo, sin excepción, debieron defender la
presencia del Estado, para salvar vidas, los puestos de trabajo
o las empresas que debían cerrar sus puertas.
El 10 de diciembre tuvimos la oportunidad de consolidar la
tercera etapa de nuestro contrato social democrático, con
acuerdos nacionales que permitan una inclusión de los sectores
más vulnerables de la población como actores protagonistas del
desarrollo productivo, el comercio y el crecimiento económico
nacional. Eso mismo hicieron las naciones que hoy son más
desarrolladas.
No solamente controlaron el déficit fiscal, y garantizaron un
camino de estabilidad económica, crecimiento, inserción en el
comercio internacional, y eficiencia y transparencia del Estado
y los servicios públicos.
Al mismo tiempo que hicieron todos estos avances -que son
absolutamente necesarios para ser un país desarrollado- tomaron
la decisión de que ese progreso no debía coexistir con millones
de personas excluidas que no pudieran satisfacer sus necesidades
básicas, mientras el resto de la sociedad crece, comercia y se
desarrolla.
Si consolidamos esta nueva etapa de inclusión de nuestro
contrato social con una perspectiva de derechos humanos una vez
más podremos proyectar nuestra experiencia al mundo si superamos
nuestros problemas estructurales. Se trata de pensar más en
generaciones de argentinos que en gestiones de gobierno. Y
lograr un nuevo pacto de ciudadanía responsable, con la
participación de todos los sectores de la sociedad y la
totalidad de la dirigencia política.
Principios para una salud pública
Aunque no hay una definición concreta de la Cobertura Universal
de Salud, ésta se da cuando se producen tres requisitos:
1) Que exista una legislación explícita que ponga en orden un
sistema que ofrezca atención de salud para todos.
2) Que dicho sistema de salud cubra, como mínimo, al 100% de la
población.
3) Que más del 100% de las mujeres embarazadas tengan asistencia
sanitaria durante el parto.
Existen argumentos de peso para la provisión pública de salud:
los proveedores privados tienen incentivos para inflar los
costos y no participan en actividades de difusión para llegar a
los más pobres y necesitados. (3)
Como dijo Raúl Alfonsín el mercado no construye escuelas ni
hospitales. (4)
El sistema de salud argentino es muy complejo. Tiene un conjunto
de dificultades que son propias de la Argentina y otras comunes
con la situación mundial. Todo sistema complejo requiere de una
mesa amplia de diálogo donde todos podamos aportar nuestra
mirada y dialoguemos en cada lado del sistema. Sin diálogo
efectivo no hay forma de transformar nada en un sistema
democrático.
El sistema de salud ha tenido una respuesta verdaderamente
significativa, muy positiva y valorada por la sociedad en todo
el período pandémico.
Quiero reiterar conceptos ya vertidos en estas páginas, pero hoy
son más vigentes aun...
Los trabajadores de la salud en base a las condiciones de
trabajo y como son reconocidos y remunerados, están
insatisfechos.
Ni hablar la situación de los médicos... con salarios y
remuneraciones bajísimas, con pluriempleo, debilitando su
capacidad de actualización científica, afectando a todos los
subsistemas y en algunos casos, aumentando el costo y
disminuyendo la eficiencia.
No lo podemos resolver con un único camino porque hay una
historicidad y una capacidad aprendida de cada sector del
problema que requiere un debate amplio. Cuanto más complejo es
el problema, mayor participación se necesita.
Profundizar la integración de los
todos los subsistemas
Vamos a tener que repensar todo el sistema de salud. Frente a
las dificultades de financiamiento, la solución no puede ser
achicar las coberturas, porque donde hay una necesidad, existe
un derecho.
Hay que ser pragmáticos y empezar a integrar en el campo de
acción de cada uno. Si todos avanzamos hacia la integración
mediante la complementariedad, vamos a entender que no estamos
tan lejos.
El mercado primero destruye el sistema de salud público y luego
dice que el sistema público no funciona y que es un problema.
El Ministerio de Salud tiene una labor eje de este cambio.
La gobernanza del sistema es su norte, por medio de COFESAS que
no queden en meras expresiones de deseos. Además de elaborar
otras herramientas de debate y discusión, más adaptadas al nuevo
tiempo y a formas de comunicación más modernas y efectivas.
Mediante políticas nacionales que se lleven a cabo activamente,
con fiscalizaciones serias de los programas consensuados. Esta
fiscalización debe alcanzar a todo el sistema prestacional,
público y privado, controlando la calidad de las prestaciones
que se brindan.
El Ministerio debe aumentar la fiscalización a través de la
elaboración de modernas normas de control adaptadas al nuevo
tiempo que vivimos
Además de restablecer una red de centros de salud y hospitales
nacionales distribuidos a lo largo y ancho de la geografía de la
Republica.
Deben ser ejemplos de calidad prestacional. Reservorios del
conocimiento científico, avalados por las Universidades
Nacionales e instrumentos continuos de renovación científica.
Esto se traducirá en un aumento de la calidad prestacional y de
inspiración para el modelo federal en vigencia.
Interactuar con las potencialidades regionales y locales a lo
largo y ancho del país, para acrecentar el Federalismo. Regular
la tecnología, ya que más tecnología no es más salud, pero sin
tecnología no se puede. (5)
Debería trabajar con las facultades de Medicina para elaborar en
conjunto, una nueva currícula que se adapte a las realidades
nacionales y no para que sirva a los intereses del mercado. Y
además promover la ampliación del número de los hospitales de
Clínicas, ejemplos fecundos de calidad médica. Procurar ayudar a
las universidades nacionales a la modernización de los ya
existentes. La regulación de los ingresos del personal de salud
adaptados a la economía del país, haciéndolos dignos, para que
puedan vivir sin carencias, es una meta que se debería cumplir
en el corto plazo.
Como vemos, la labor del Ministerio de Salud es enorme... pero
estamos en el tiempo de una nueva administración... todos los
ciudadanos y ciudadanas alentamos nuestras esperanzas de un
tiempo donde los intereses supremos de la patria indeclinable-
mente hagan latir muy fuerte nuestros corazones...
Bibliografía:
(1) Frase de Mariano Moreno en Mayo la Revolución inconclusa -
Alejandro Poli Gonzalvo - Edic. Corregidor 2011.
(2) Martin McKee, investigador de la London School for Hygiene
and Tropical Medicine - El reto de la Cobertura Universal de
Salud (CUS) Oxford/2021.
(3) ¿Se puede construir un contrato social global para la salud?
El seminario internacional ”Construyendo un contrato social
global para la salud en el siglo XXI”, organizado por el
Laboratorio de Ideas de ISGlobal en colaboración con Open
Society Foundations, que tuvo lugar el 7 y 8 de noviembre de
2023 en el Centro de Cultura Con- temporánea de Barcelona
(CCCB).
(4) Raúl Alfonsín (1993): “El mercado no construye ni escuelas
ni hospitales”- Programa televisivo Hadad-Longobardi -
https://www.youtube.com/watch?v=LHADj-_J66Q
(5) La renovación de las energías utópicas - Por el Dr. Mauricio
Klajman - Revista Médicos.
| (*) Director Médico
Nacional Obra Social de Televisión |
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