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A partir del Decreto de Necesidad y
Urgencia número 70/2023 denominado BASES PARA LA RECONSTRUCCIÓN
DE LA ECONOMÍA ARGENTINA del 20 de diciembre y del proyecto de
Ley Ómnibus, el Poder Ejecutivo Nacional propone introducir
cambios importantes dentro del sistema de salud.
Efectivamente, de quedar firme el DNU 70/23 se modificará el
marco de regulación de la medicina prepaga y de las obras
sociales, se profundizará la implementación de la receta digital
y se habilitará la venta de antiácidos y analgésicos (de venta
libre) por fuera de las farmacias entre otras cuestiones.
Las reformas planteadas
El DNU establece que se liberarán las restricciones de precios
al sistema de medicina prepaga a fin de aumentar la
competitividad del sistema, según argumenta. Previo al DNU, los
precios que las prepagas podían cobrar a los afiliados estaban
regulados por la Superintendencia de Servicios de Salud quien
además autorizaba los montos mínimos a pagar a los prestadores.
Ambos montos (de los aranceles a los afiliados y a los
prestadores) se incrementaban en cuotas escalonadas mensuales. A
partir del DNU lo único que seguirá regulado en términos de
precios es la existencia de aranceles diferenciales para planes
prestacionales según franjas etarias (con una variación máxima
de 3 veces entre el precio de la primera y la última franja
etaria). Es decir, los adultos mayores seguirán pagando cuotas
mayores que las personas más jóvenes.
Teniendo en cuenta que los aumentos de las cuotas venían
rezagados respecto al IPC, todos los actores del sistema
preveían un impacto importante en los bolsillos de los usuarios
y, en efecto, al momento de escribir este artículo, esta medida
ya impactó en un fuerte aumento de las cuotas de las prepagas a
los afiliados, pero en menor medida a los aumentos de los
aranceles a los prestadores. Más allá de esto, el Programa
Médico Obligatorio sigue vigente, así como otras funciones de la
SSSalud.
El DNU también establece que el afiliado a una obra social podrá
elegir libremente entre cualquier obra social o prepaga que se
inscriba y sus aportes se destinarán a esa nueva aseguradora,
sin pasar por las obras sociales en el caso que se elija una
prepaga. En este sentido se elimina la intermediación de las
obras sociales.
Las prepagas que deseen competir deberán inscribirse en un
registro en la SSSalud y aportar un 20 % al Fondo Solidario de
Redistribución, algo que claramente puede funcionar como una
barrera importante.
Por otro lado, se desarticula el sistema de Hospitales de
Gestión Descentralizadas (Hospitales de Autogestión) en el
sentido del cobro automático a las obras sociales, debiendo
ahora cada hospital gestionar sus propios convenios con cada
financiador.
Respecto a los medicamentos, el DNU en principio habilitaba la
venta de medicamentos de venta libre en la vía pública, los
kioscos, y cualquier otro comercio. Sin embargo, la
reglamentación del DNU aclara que en los establecimientos que no
sean habilitados como farmacias, la comercialización de
medicamentos de condición de expendio de venta libre estará
limitada a los antiácidos y analgésicos y se exigen una serie de
condiciones que restringen mucho la posibilidad de su venta en
cualquier kiosco.
En el DNU se estipula la prescripción de medicamentos
exclusivamente por su nombre genérico, sin poder sugerir marcas
comerciales. La reglamentación dio marcha atrás en este punto y
ahora los médicos deberán consignar el nombre genérico o
denominación común internacional del medicamento en la receta,
pudiendo también sugerir una marca comercial. También el DNU
establece la receta digital como exclusiva para la prescripción
de medicamentos.
Otra de las medidas adoptadas es el cierre de la ANLAP, Agencia
Nacional de Laboratorios Públicos, órgano que intentaba generar
rectoría, coordinar y fortalecer la producción pública de
medicamentos.
A su vez el proyecto de Ley Ómnibus enviado por el PEN al
Congreso propone modificaciones a la Ley N° 27.611, conocida
como Ley de Mil Días, de cuidado integral de la salud durante el
embarazo y la primera infancia, e introduce un cambio a la
27.499, llamada Ley Micaela.
El proyecto de Ley Ómnibus especifica que la atención de los
niños en situación de vulnerabilidad comienza “desde su
concepción”. Además, elimina el término “niñas”, para referirse
solamente a “niños” y se enfoca exclusivamente en las “madres”,
apartándose de las expresiones “mujeres” y “personas gestantes”
presentes en la ley actual.
El artículo 504 del proyecto propone reemplazar el artículo 1°
de la Ley de Mil Días. La nueva redacción busca fortalecer el
cuidado de las madres vulnerables y los niños desde su
concepción hasta los tres años, con el objetivo de reducir la
morbimortalidad materno-infantil y la malnutrición, además de
fomentar el desarrollo emocional y físico.
El proyecto de Ley Ómnibus plantea también cambios en ocho
artículos de la ley de salud mental, entre ellos las inter-
naciones involuntarias, la existencia de hospitales
especializados o la actuación del órgano de revisión.
Mantiene la excepcionalidad de la internación como recurso
terapéutico, pero la iniciativa aclara que procede, previa
evaluación médica y del equipo interdisciplinario en casos
específicos, por ejemplo, cuando la persona no logre adherencia
a los abordajes ambulatorios y presente una falta de conciencia
de enfermedad que afecte su capacidad de discernimiento,
implique un riesgo para sí o para terceros o se trate de un
menor de edad que padece adicción a sustancias psicoactivas que
comprometan gravemente su salud integral, entre otros. A su vez
el órgano de revisión estará compuesto por un equipo
multidisciplinario.
Algunas consideraciones
Los cambios propuestos no representan una reforma en el sentido
cabal de la palabra. No introducen eficiencia ni equidad al
sistema, dos de los grandes problemas de nuestro sistema. No
plantean superar la fragmentación ni la segmentación, ni mejora
la calidad de la atención. Tampoco intenta resolver problemas
graves como el de los recursos humanos. Por el contrario, las
medidas adoptadas pueden, en algunos casos. profundizar estos
problemas.
En un país con casi la mitad de su población por debajo o al
límite de la pobreza, la salud debería representar una política
que tienda a contribuir a mejorar esa situación. Efectivamente
tanto el rubro de medicamentos como el costo de la atención de
la salud impactan fuertemente en el bolsillo de la población.
El aumento desmedido de los medicamentos y prepagas, así como de
los costos en general de los servicios como consultas médicas,
exámenes complementarios, etc., que se observan luego de estas
medidas golpea fuertemente a grandes sectores de la población.
Tampoco son medidas que introduzcan competencia a fin de que en
el mediano y largo plazo tiendan a bajar los precios. Por el
contrario, toda la evidencia sugiere que seguirán en aumento. El
mercado de la salud es imperfecto y la competencia no se dará de
la misma manera que en otros mercados.
Desde el punto de vista sanitario, y si bien se morigeró mucho
lo dictado por el DNU a través de su reglamentación, se abre una
puerta peligrosa en la dispensa de medicamentos por fuera de las
farmacias, algo que no generará ningún impacto positivo, por el
contrario, puede resultar muy peligroso.
El cierre de la ANLAP es un mensaje negativo en el mercado de
los medicamentos. Si bien la incidencia de la producción pública
en ese mercado es muy baja, siempre es una herramienta que puede
constituirse en importante, especialmente en épocas de crisis
como la actual.
También resulta contraproducente la eliminación de la
facturación y cobro a la seguridad social y prepagas en forma
automática por parte de los hospitales de autogestión. Resultará
muy difícil que cada hospital pueda negociar individualmente con
cada uno de los cientos de entidades financiadoras que existan.
Los financiadores al no verse obligados a firmar estos convenios
utilizarán al hospital público como una válvula de escape
financiero sabiendo que los hospitales no rechazarán esa
demanda.
Nada se planteó respecto al sistema público de salud. Se deja
librado exclusivamente a lo que cada provincia pueda y quiera
hacer. Como muchas otras veces solo se quiere reformar el sector
de la seguridad social y prepagas, paradójicamente el sector que
presenta los mejores indicadores de salud. El sector público que
atiende a la población más vulnerable y en donde impactan más
fuertemente las medidas de ajuste brilla por la ausencia de
anuncios de medidas.
Esperemos que en un futuro no muy lejano se comiencen a
establecer políticas públicas dirigidas a reformar el sector en
forma integral, incluyendo fundamentalmente al subsector
público, el cual debe ser prioridad absoluta de cualquier
gobierno independientemente de su signo político y de su
ideología.
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(*)
Médico Especialista en Salud Pública - Secretario
general del Grupo PAIS |
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