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Como consecuencia de la cuarta revolución industrial, el proceso
de automatización de los procesos productivos de bienes y
servicios y el desarrollo de la inteligencia artificial
provocará una sustitución del empleo humano en algunas
ocupaciones.
Los empleos que necesiten habilidades de comprensión emocional,
creatividad, relaciones interpersonales y artísticas serán menos
susceptibles de ser automatizados. Este tipo de empleos, exigen
de elevados niveles de calificación y de estudios profesionales.
Este nuevo contexto conlleva cambios en las estructuras
sociales, económicas y políticas, lo que impone la necesidad de
respuestas rápidas y concretas para mitigar el impacto de este
en la sociedad.
Los centros de formación ya están analizando los cambios que se
suceden en el mercado laboral para sumar propuestas. Todo parece
indicar que, si bien muchos trabajos desaparecerán en el futuro,
muchos otros aparecerán o se desarrollarán.
Zygmund Bauman (2000) señala que la sociedad contemporánea vive
en un mundo “líquido”, donde los cambios se desarrollan más
aceleradamente que la capacidad de adaptación por parte del
mercado laboral. Actualmente se solicita a los trabajadores una
formación integral para el desarrollo de competencias y
habilidades para su desempeño en el trabajo.
La constante demanda de actualización, así como una mayor
especialización ha promovido dificultades de vinculación entre
los centros de formación y el mercado. Los trabajadores afrontan
el riesgo de quedar excluidos por avances muy bruscos de la
tecnología, cuando éstos no permiten una adaptación de las
capacidades existentes, en los tiempos requeridos. O dicho, en
otros términos, cuando se produce una transformación tecnológica
de gran envergadura, hay trabajadores que no logran
reinsertarse, siendo marginados del mercado del trabajo.
Según numerosos estudios los que se desarrollarán o permanecerán
estarán más vinculados con los servicios; las personas,
especialmente los adultos mayores; el medioambiente; la
biotecnología; la gestión; el arte; el entretenimiento; el
marketing basado en el mayor conocimiento del mercado; el
procesamiento de la infinidad de datos que se generan; la
información y la robótica.
Hay actividades que, más allá del avance de la tecnología,
seguirán siendo esencialmente humanas, como la medicina o la
educación. También aquello que esté relacionado con la economía
del cuidado, desde la medicina, hasta todos los aspectos
asociados al cuidado de las personas y de los lugares.
Para Alexandra Manera, directora de Recursos Humanos del Grupo
Adecco Argentina & Uruguay, las habilidades requeridas en el
futuro no serán muy diferentes a las que ya se están imponiendo.
“Hay algunos aspectos que se volvieron protagonistas luego de
los tiempos de cambio que vivimos en los últimos meses, tales
como comunicación, resolución de problemas, pensamiento crítico
y liderazgo”.
Aspectos que forman parte de las conocidas ‘habilidades
blandas’, señala. Insiste en que los líderes encargados de
forjar la próxima generación de desarrollo están cada vez más
convencidos de que las habilidades blandas son claves para
conectar y motivar a los colaboradores. “Por parte de las
compañías, ya se encuentran adaptándose al nuevo mundo con
nuevas necesidades por satisfacer. Los líderes comprendieron que
para tener un trabajo en equipo exitoso y alcanzar objetivos se
debe priorizar a las personas, conocerlos y priorizar las
necesidades de cada uno con escucha y compañerismo”.
Es por ello por lo que las actividades que requieren de
comprensión emocional, la creatividad y del desarrollo de
acciones vinculadas a las bellas artes, serán menos susceptibles
de ser automatizadas y/o computarizadas. De manera contraria, el
modelo predice que los trabajadores que realizan tareas
rutinarias y repetitivas se encuentran en riesgo y poseen altas
probabilidades de ser automatizados en los próximos años.
Puntualmente en el área de la salud podemos afirmar que estamos
atravesando un momento de crecimiento de la demanda en trabajos
del cuidado. Esta afirmación se basa en los siguientes puntos:
Envejecimiento de la población: con el aumento
de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población en
muchas partes del mundo, se espera un mayor número de personas
que necesiten atención médica y servicios de cuidado a largo
plazo. Esto aumentará la demanda de profesionales de la salud en
diversas áreas, como médicos, enfermeras, terapeutas y
trabajadores sociales.
Avances tecnológicos: a medida que la
tecnología continúa avanzando, se desarrollan nuevos
tratamientos, procedimientos y terapias médicas. Esto requiere
personal especializado para operar y mantener equipos médicos
avanzados, así como para administrar tratamientos innovadores.
Mayor énfasis en la atención preventiva: con un
enfoque creciente en la atención preventiva y el bienestar
integral, se necesitarán más profesionales de la salud para
educar a las personas sobre la prevención de enfermedades,
promover estilos de vida saludables y proporcionar servicios de
atención primaria.
Epidemias y pandemias: eventos como la pandemia
de Covid-19 han resaltado la importancia crítica de contar con
una fuerza laboral de salud pública capacitada para abordar
emergencias de salud pública. Esto incluye no solo médicos y
enfermeras, sino también epidemiólogos, trabajadores de
laboratorio, investigadores y personal de apoyo.
Complejidad de las condiciones de salud: con el
aumento de enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y
las enfermedades cardiovasculares, se requerirá una atención
médica más especializada y coordinada para tratar estas
condiciones de manera efectiva. Esto puede implicar equipos
interdisciplinarios de profesionales de la salud que trabajen en
conjunto para brindar atención integral a los pacientes
¿Cuáles son las habilidades que
un algoritmo jamás podrá superar?
La respuesta suena a poesía: conexión emocional, creatividad,
curiosidad, intuición y todo aquello que tenga que ver con lo
imprevisible. Es por ello por lo que se espera que la economía
de los cuidados experimente un crecimiento notorio.
Allí donde haya criaturas o mayores, personas con dificultades,
convalecientes o que necesiten algún tipo de cuidado, siempre
hará falta alguien que les atienda. Exactamente igual que ayer y
que hoy. La pregunta aquí no es si existirá la economía de los
cuidados, sino en qué condiciones debe existir.
Analíticamente, se realiza una clasificación de los aspectos que
limitan o vuelven menos susceptibles los cambios en el mercado
laboral, en pos de la automatización y computarización; se
identifican dos gran- des grupos:
A) Aspectos tecnológicos.
B) Aspectos institucionales.
En ambos casos, existe una relación directa con el desarrollo
del mercado laboral y, por ende, con el desarrollo integral de
las personas.
Nos interesa especialmente el primer aspecto (Tecnológicos).
Debido a la especificidad del comportamiento y movilidad del
cuerpo humano, la tecnología no ha logrado sustituir una serie
de habilidades y destrezas, entre las que se encuentran:
La destreza con
los dedos (trabajo artesanal): requerida para realizar
movimientos precisos coordinando el movimiento de las dos manos
para tomar, manipular y ensamblar piezas pequeñas.
La originalidad
consiste en la habilidad de desarrollar innovación sobre una
situación o el desarrollo creativo de mecanismos para la
solución de problemas.
La perspectiva
social, es decir la habilidad para tomar conciencia de las
reacciones de otros e interpretar los motivos.
La asistencia y
el cuidado del otro para proveer asistencia personal, atención
médica, apoyo emocional y otros cuidados colaboradores,
consumidores o pacientes.
La negociación
como destreza necesaria para la convivencia y solución de
conflictos.
La persuasión,
como habilidad destinada a que otro modifique una idea o
comportamiento.
Y es en estos dos últimos puntos donde desde el campo de la
prevención y gestión de conflictos hacemos foco.
Como venimos compartiendo y es una realidad innegable, las
controversias en el ámbito de la salud son un hecho. Los
conflictos entre pacientes, profesionales de la salud,
instituciones sanitarias y compañías de seguros, obras sociales,
familiares, pueden generar un clima de tensión y afectar la
calidad de la atención médica.
En este contexto, y también como un modo de diferenciarse de la
competencia en términos empresariales, la mediación se presenta
como una herramienta poderosa para la resolución pacífica y
efectiva de estos conflictos.
Si bien la automatización amenaza con reemplazar tareas
repetitivas y rutinarias, las habilidades blandas, como la
creatividad, la comprensión emocional y la capacidad de
construir relaciones, se convierten en la principal ventaja
humana. Estas habilidades son esenciales para la resolución de
problemas complejos, la gestión de equipos y la adaptación a
entornos cambiantes.
Las relaciones sólidas entre compañeros de trabajo y líderes son
fundamentales para el éxito de cualquier organización. Estas
relaciones permiten una mejor comunicación, colaboración y
resolución de conflictos. La empatía, la escucha activa y la
capacidad de negociar son habilidades clave para construir y
mantener relaciones positivas en el trabajo.
En el contexto de la creciente demanda de atención médica y
servicios de cuidado de la salud, el conocimiento en mediación y
negociación se vuelve invaluable entonces por varias razones:
Gestión
de conflictos interpersonales: en entornos de atención
médica, donde la colaboración entre diferentes profesionales es
esencial, pueden surgir conflictos interpersonales. Tener
habilidades de mediación y negociación permite abordar estos
conflictos de manera efectiva y constructiva, lo que promueve un
ambiente laboral más armonioso y facilita la colaboración entre
colegas.
Comunicación con los pacientes:
los trabajadores de la salud deben ser capaces de comunicarse de
manera efectiva con los pacientes y sus familias, especialmente
en situaciones difíciles o emocionalmente cargadas. La mediación
y la negociación pueden ayudar a los profesionales de la salud a
manejar conversaciones difíciles, resolver discrepancias en la
toma de decisiones médicas y llegar a acuerdos que satisfagan
las necesidades y preocupaciones de todas las partes
involucradas.
Resolución de conflictos éticos: en el campo de la
medicina, surgen conflictos éticos con regularidad, ya sea en
relación con decisiones de tratamiento, distribución de recursos
limitados o conflictos de valores entre pacientes y proveedores
de atención médica. La capacidad de mediar y negociar de manera
ética es fundamental para abordar estos dilemas de manera justa
y equitativa.
Negociación de contratos y acuerdos: los profesionales
de la salud también pueden estar involucrados en la negociación
de contratos laborales, acuerdos con proveedores de servicios
médicos o acuerdos de colaboración con otras instituciones de
salud. La habilidad para negociar de manera efectiva puede
garantizar que se alcancen acuerdos beneficiosos para todas las
partes y se eviten malentendidos o conflictos futuros.
Resolución de disputas legales: en ocasiones, pueden
surgir disputas legales en el ámbito de la atención médica, ya
sea entre proveedores de servicios médicos, con aseguradoras o
con pacientes y sus familias. La mediación y la negociación
pueden ser herramientas útiles para resolver estas disputas de
manera eficiente y evitar costosos litigios que podrían afectar
negativamente a todas las partes involucradas.
En conclusión, en un contexto donde la demanda de trabajos en el
cuidado de la salud está en constante crecimiento, la necesidad
de profesionales capacitados en mediación y resolución de
conflictos se vuelve cada vez más imperativa.
Aquellos trabajadores de la salud que puedan demostrar
habilidades sólidas en estas áreas no solo serán valorados por
su capacidad para promover un ambiente de trabajo colaborativo y
armonioso, sino que también serán reconocidos por su capacidad
para garantizar una atención médica de calidad centrada en el
paciente.
Esta diferenciación en habilidades blandas no solo fortalece la
posición de los profesionales en un mercado laboral competitivo,
sino que también contribuye significativamente al éxito y la
reputación de las instituciones de salud en un mundo cada vez
más exigente y cambiante
(*) Abogadas – Mediadoras - Consultoras en Mediación Sanitaria
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