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 Opinion

    
EL SEGURO
    
“Diez gramos de prevención equivale a
un kilo de curación”
Lao Tse
 Por el Prof. Armando Mariano Reale (*)


El tema de seguros constituye un área del conocimiento en el que las reglas de funcionamiento descansan en mayor medida sobre el cálculo de probabilidades, constituyendo una disciplina cuya herramienta más importante la brinda la estadística.
El seguro en sus diversas modalidades tiende a la protección mediante el pago a unos pocos con la contribución de muchos expuestos al mismo riesgo. En consecuencia, la esencia del seguro es la sustitución de la incertidumbre por la certeza. En orden a ello toda organización aseguradora constituye un mecanismo para la distribución de las pérdidas ocasionadas por los siniestros.
Las reglas de funcionamiento de los seguros descansan fundamentalmente en el cálculo de probabilidades, en tanto que los riesgos se diferencian en cuanto a su naturaleza. Hay coberturas en el que el siniestro puede o no producirse, que no es el caso del seguro de muerte, pero sí lo es cuando se trata de problemas de salud.
Cuando el riesgo aumenta con la edad y la cobertura debe renovarse anualmente las primas son crecientes hasta convertirse en prohibitivas. La alternativa es trabajar con las llamadas primas niveladas, o sea, que son uniformes año a año y no incrementadas en razón de la edad que supone un mayor riesgo.
Esta es una característica que los diferencia de los prepagos médicos toda vez que las cuotas que se perciben con anterioridad al pago de las prestaciones tendrán a futuro costos crecientes con la edad, cuyo valor requiere del análisis actuarial del riesgo prestacional. Este concepto que responde a lo que se denomina prima de riesgo actuarial no es respetado por el artículo 17 de la Ley 26.682/2011.
El seguro tiene dos componentes, uno indemnizatorio por el lucro cesante ante la imposibilidad de trabajar y otro por la cobertura de la atención médica para restablecer la salud, como es el caso de las ART, cosa que no sucede en los prepagos.
Los prepagos pueden conformar distintos planes vinculados al valor de la cuota con igual o distinta cobertura, cuyo valor depende del grado de libertad que se le otorga al beneficiario o asociado en el uso de los servicios.
Otro componente es la forma de organizar la provisión de servicios, desde los más eficientes como lo son los que cuentan con niveles de atención y médicos de cabecera que administran el proceso de atención, hasta aquellos de carácter abierto en el que el usuario toma decisiones de manera independiente y no con acuerdo del médico tratante. Estos aspectos, organización y cobertura, son los que toma el actuario en el cálculo de la cuota.
Lo que habitualmente no queda claro en estos contratos es la cobertura de la tecnología de alto precio, origen de situaciones litigiosas para su cobertura, de donde surge la noción de seguros catastróficos que deberían adoptar los prepagos.
La propuesta de un seguro catastrófico de la atención médica tiene una estructura simple de beneficios, por la que los gastos por encima de cierto límite anual se pagarían totalmente para todas las enfermedades. Este enfoque se basa en el supuesto de que la enfermedad de alto costo ataca a los individuos al azar, representa una fracción pequeña de los recursos totales y gran parte de esos gastos no puedan ser controlados ni por el paciente, ni por la organización que le da cobertura.
Si bien la noción de seguro catastrófico surge a raíz de los costos aplastantes de la tecnología médica para los accidentes, enfermedades graves y hospitalizaciones muy prolongadas, se dispone de evidencias que al respecto refieren percepciones cerradas que merecen ser señaladas:

1) Los gastos médicos se encuentran concentrados en una pequeña fracción de pacientes. Aunque los de mayor edad representan el 40% de los pacientes de alto costo, hay un patrón similar en cada cohorte de edad, como las enfermedades congénitas no letales. Surge también de las estadísticas que para el 1% de las personas de alto costo de la población, en un año, crecen a una tasa del 5%. Por lo tanto estos casos están recibiendo tratamientos que se incrementan en términos absolutos y relativos.

2) Las enfermedades de alto costo tienen una naturaleza longitudinal y rara vez episódica. En un estudio realizado en 5 hospitales, el 10% de las enfermedades de alto costo tratadas en un año se clasificaron en cuatro categorías:

2.1 – De costo intensivo (TI).
2.2 – Estadía prolongada.
2.3 – Admisiones repetidas.
2.4 – Combinaciones de esas categorías.

3) La tecnología médica no siempre es la fuente primordial del costo. El gran volumen de recursos convencionales, a menudo simples, utilizados antes que se apliquen las nuevas tecnologías, contribuye de manera importante en el costo de la atención.

4) Las complicaciones durante el tratamiento es otra de las cusas importantes que afectan el costo de la atención.

Bibliografía:

Lic Cristina T. Meghinaso. Seguros de Salud. ISALUD. 2001

 

(*)  Especialista en Salud Pública y Sistemas de Salud – Profesor Emérito de la Universidad ISALUD – Miembro del Grupo PAIS

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