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Obras Sociales


ACTUALIDAD Y CAMBIOS

Por el Dr. Carlos A. Espelt  (*)


Está a la vista que 2024 ha sido un año de transformaciones profundas en la vida cotidiana de los ciudadanos, producto de los cambios políticos, económicos y sociales llevados a cabo, y aún en desarrollo, por el gobierno que asumiera el 10 de diciembre de 2023.
El sistema de Obras Sociales Nacionales -y seguramente también las de los otros subsistemas- no podía quedar al margen de esos cambios, ya sea por impacto directo o como por sus consecuencias o secuelas.
Entre los grandes cambios se destaca la incorporación de las Empresas de Medicina Prepaga como Agentes del Seguro de Salud dentro del mismo o similar marco legal de estos, y para ese subsistema -Pre-Pago- la posibilidad de incorporar trabajadores en relación de dependencia sin necesidad de recurrir a la triangulación o gerenciamiento a través de Obras Sociales, entre otros cambios.
En lo económico, la desregulación de las cuotas de las Prepagas y de los valores de los coseguros en las Obras Sociales, son cambios económicos en ambos subsistemas, que empujan hacia arriba el gasto de bolsillo de los individuos, y se suman al des- comedido incremento de los precios de los medicamentos, que, justo es decirlo, viene de años atrás, pero agrega mayor impacto a los problemas de salud, impacto cuya forma de medirse no parece haberse establecido pero que es improbable fuere a ser positiva.
La idea básica de la competencia entre entidades que financien servicios de atención de salud para que la gente pueda elegir entre las mejores o las más eficaces o las más eficientes, responde a los principios clásicos de la economía convencional pero quizás no tanto a los de la economía en salud.
Empezamos por poner al mismo nivel instituciones sin fines de lucro con empresas cuyo objetivo es el lucro.
Por otra parte, el mercado de la salud -por denominarlo de alguna manera- responde a otro tipo de principios y de reglas debido muchos factores relacionados a la excepcionalidad que impone el elemento humano implicado, eje del sistema.
La salud ha sido considerada siempre un bien preferente, es decir, un bien al que la sociedad le asigna tanto valor que debe ser protegido u otorgado al menor costo posible o aún sin costo.
Sin embargo, es absolutamente cierto que, si bien para un individuo en particular su atención puede no tener costo, el cuidado de su salud tiene un precio, y alguien lo tiene que pagar, lo que origina un dilema.
Para resolver este dilema se idearon ciertos mecanismos tales como el sistema de las “mutuas” de la Baja Edad Media, las mutuales de los siglos XVIII y XIX y en nuestro país, las Obras Sociales del siglo XX, bajo el principio de que “aporta por lo que se gana y se recibe por lo que se necesita”.
La Medicina Prepaga es un emergente comercial de esta modalidad, en la cual se recibe por lo que se paga, y no necesariamente por lo que se necesita. Esto estaría parcialmente modificado por la incorporación de estas empresas al sistema de Agentes del Seguro, un hecho que en principio parece beneficioso.
Sin embargo, ello no soluciona ciertas situaciones distorsivas de difícil resolución: por caso, la financiación de la atención de las personas con discapacidad (y dentro de las prestaciones más costosas, el transporte) y los bajos aportes de la población de pequeños contribuyentes.
Frente a los cada vez más altos precios de los servicios asistenciales, no es casual que estos grupos encuentren dificultades para asociarse a los Agentes del Seguro.
Quizás se debería pensar en una suerte de Obra Social tipo Medicaid gestionada por el Estado, compartiendo su adhesión con OOSS y Prepagas que acepten recibir esta población, como está ocurriendo ahora.
En él mientras tanto, el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico siguen su ruta de crecimiento constante, indiferentes de la posibilidad de financiamiento ya sea de las instituciones o de las personas.
Por este camino, más allá de la libre elección entre Obras Sociales y Prepagas, u otros cambios de orden económico, arriesgamos olvidar el principio de considerar la salud como bien preferente, y quizás resultaría necesario la priorización de atenciones, lo que más allá de cualquier justificación económica implica seleccionar quién recibe y quién no recibe daciones de salud; la liberación de cuotas y coseguros suena a un primer paso en este sentido aunque la idea y el objetivo se basara en una cuestión de economía teórica exclusivamente. De nuevo: la economía de salud no es economía clásica.
En una visión prospectiva, de un sistema de salud eficaz, efectivo, eficiente, equitativo y accesible, como atributos de calidad en la atención de la salud (como pensaba Avedis Donabedian) parece estar alejándose en el tiempo.

(*) Director Médico - Construir Salud (Obra Social del Personal de la Construcción – OSPeCon)
 

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