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El año 2024 ha sido un período de profundos cambios y desafíos
para las Obras Sociales Sindicales. La desregulación del sector,
impulsada por el Decreto 170/2024, ha generado una nueva
dinámica en la relación entre los trabajadores, las obras
sociales y las prepagas, con implicancias aún por evaluar a
mediano y largo plazo.
Un panorama en constante evolución
La libertad de elección de obra social o prepaga ha empoderado a
los afiliados, quienes ahora pueden optar por la cobertura que
mejor se adapte a sus necesidades. Sin embargo, esta mayor
autonomía ha generado una competencia más intensa entre las
entidades de salud, lo que ha llevado a una reestructuración de
los servicios y a la búsqueda de nuevos modelos de gestión.
Por otro lado, la inflación y la devaluación han impactado
fuertemente en los costos de los servicios de salud, poniendo a
prueba la sostenibilidad financiera de las Obras Sociales
Sindicales. La caída del poder adquisitivo de los salarios ha
disminuido la recaudación de aportes, lo que ha obligado a estas
entidades a ajustar sus prestaciones y a buscar nuevas fuentes
de financiamiento.
Los desafíos del 2024 y las perspectivas para el 2025
Entre los principales desafíos que enfrentaron las Obras
Sociales Sindicales en 2024, podemos mencionar:
• Interpretación de la
nueva visión; necesidad versus demanda del afiliado: la
redefinición del nuevo contrato social, demanda transparencia e
inmediatez en la capacidad de respuesta de las obras sociales en
un amplio sentido de ecosustentabilidad; esto implica ni más ni
menos que se considere al afiliado/paciente como ciudadano con
una mirada integral que lo contemple en el aspecto individual,
social y económico -eco centrista-.
• La adaptación a un nuevo
marco regulatorio: las obras sociales han debido
modificar sus procesos internos y sus relaciones con los
prestadores para ajustarse a las nuevas normativas emanadas por
el estado nacional.
• La
competencia con las prepagas: la apertura del mercado
ha intensificado la competitividad con las prepagas, que ofrecen
una amplia gama de servicios y planes.
• La contención de costos:
la inflación y la devaluación han obligado a las obras sociales
a buscar mecanismos para contener los costos, pero a la vez,
garantizar y mantener la calidad de las prestaciones.
• La atención de las
demandas de los afiliados: los afiliados cada vez son
más exigentes, están más comunicados e interconectados y
demandan una mayor variedad de servicios y una mejor atención.
Para el año 2025, se vislumbran nuevos desafíos y oportunidades.
Por un lado, se espera que continúe la tendencia hacia la
personalización de los planes de salud, con la oferta de
productos más flexibles y adaptados a las necesidades
individuales de los afiliados. Por otro lado, las herramientas
tecnológicas y la inteligencia artificial jugarán un papel cada
vez más importante en la gestión de la salud, permitiendo una
mayor eficiencia y una mejor experiencia para los usuarios,
obligando a las obras sociales a poner estos instrumentos a
disposición del afiliado/ciudadano.
El rol de las Obras Sociales Sindicales en el futuro
Las Obras Sociales Sindicales han tenido y tienen un rol
fundamental en el sistema de salud argentino y representan la
única posibilidad de acceder al derecho de salud para una franja
importante de personas que se encuentran en este subsistema. A
pesar de los desafíos que representó el año 2024, éstas han
demostrado su capacidad para adaptarse a los cambios y a pesar
de la disminución o falta de aporte y precariedad laboral,
brindar servicios de calidad a sus afiliados.
Así es que, en el futuro, las Obras Sociales Sindicales
deberán:
• Innovar:
incorporar nuevas tecnologías y desarrollar productos y
servicios transformadores que respondan a las demandas de los
afiliados.
• Establecer alianzas
estratégicas: colaborar con otros actores del sistema
de salud: prestadores -clínicas y sanatorios, laboratorios- y
empresas de tecnología, para ofrecer una atención integral a los
afiliados.
• Fortalecer la gestión:
implementar sistemas de gestión eficiente y
transparente, con el objetivo de optimizar los recursos y
garantizar la calidad de las prestaciones, a través de una
adecuada gobernanza del riesgo.
• Defender los intereses
de los trabajadores: continuar trabajando en defensa de
los derechos de los trabajadores y en la mejora de las
condiciones de vida de los afiliados.
• Interpretar el
empoderamiento del afiliado: esto implica promover
estrategias de accesibilidad en un marco colaborativo, gestionar
y educar en la prevención, en estilos de vida saludables,
controles periódicos, seguimiento de la cronicidad y respeto al
medio ambiente.
• Medir y evaluar: el impacto
continuo con indicadores de calidad y seguridad del afiliado.
En conclusión, las Obras Sociales Sindicales se encuentran en un
proceso de transformación profunda. Los desafíos son numerosos,
pero también existen grandes oportunidades. Estamos interpelados
a adaptarnos a los cambios y fortalecer los servicios, a fin de
que las Obras Sociales Sindicales sigan siendo otro de los ejes
de gestión y representantes claves en el sistema de salud
argentino
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