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El año 2024 está próximo a concluir
y, para muchas personas que estamos
trabajando para poder brindar una
salud adecuada a nuestros afiliados
será recordado como un año muy
complejo. En lo personal, lo
recordaré como un año de gran
incertidumbre, muchos cambios,
muchas cosas por mejorar, pero
siempre manteniendo viva la
esperanza que esas situaciones a
mejorar puedan ser materializadas en
el 2025 que está a punto de
comenzar.
Diciembre de 2023 nos encontró en
una difícil situación: las cuotas de
los afiliados sumamente atrasadas
con respecto al costo de vida y,
peor aún, más atrasadas con respecto
a los incrementos de los costos de
salud.
Dicho desfasaje fue provocado por
las innumerables regulaciones que
los distintos gobiernos aplicaron
durante más de dos décadas y
especialmente por las del último
período a saber: los aumentos por
índice de salud, el aumento del 90%
del R.I.P.T.E. para algunos
afiliados y el congelamiento de las
cuotas por tres meses para otros.
Como si lo expuesto no permitiera
visualizar un panorama muy complejo,
los médicos y odontólogos
renunciaban en forma masiva a
prestar servicios en la seguridad
social por los bajos honorarios que
percibían por sus consultas.
Además, los círculos médicos del
interior y los prestadores en
general soportaban grandes
dificultades para afrontar sus
costos internos y fundamentalmente
los incrementos de salarios de las
paritarias. Todo inserto en medio de
un clima de altísima inflación y
gran incertidumbre con respecto a
las medidas que tomaría el nuevo
gobierno recientemente elegido.
Y finalmente en diciembre 2023 toda
la comunidad de salud recibe el DNU
70/2023, que entre otras medidas
desregula el aumento de las cuotas
de afiliados e incorpora al art.12
de la Ley 23.660 el hoy famoso
inciso i), que permite recibir en
forma directa los aportes y
contribuciones de la seguridad
social a todas las empresas de
medicina prepaga.
Siempre es mejor una mala noticia
que la incertidumbre
Comenzamos el año con más dudas que
certezas, no teníamos conocimiento
de ¿cómo, cuándo y qué porcentaje
aumentar?, ¿cómo iba a funcionar
este nuevo sistema con el ingreso de
las empresas de medicina de
prepaga?, ¿cómo se instrumentaría?,
¿qué pasaría con las triangulaciones
existentes? Si la inscripción seria
voluntaria y ¿quiénes se
inscribirían?, entre otras grandes
dudas.
En el mes de enero de 2024 y
teniendo en cuenta la situación
descripta en el tercer párrafo de
este artículo, todos los
financiadores nos veíamos obligados
a tomar la decisión de cuál sería el
porcentaje adecuado de aumento a fin
de regularizar el significativo
atraso en las cuotas. Si bien a esta
altura de los acontecimientos
estábamos liberados con respecto a
los precios, debíamos ser sumamente
prudentes ya que no era posible de
una sola vez recuperar todo lo
perdido.
Los economistas más reconocidos
pronosticaban para enero 2024 una
inflación del costo de vida del
orden del 35%. En ese contexto era
razonable aplicar un aumento cercano
al 40% a fin de recuperar 5 puntos
las cuotas atrasadas a ese momento.
Esta dinámica continúo en los meses
subsiguientes agregando una porción
mínima de aumento sobre el índice de
costo de vida, con el único
propósito de recuperar el atraso.
Por consiguiente, si las cuotas
resultaron solo incrementadas por el
índice de costo de vida del año, el
atraso acumulado por décadas no fue
compensado de forma alguna.
Adicionalmente todos los
financiadores habían acordado
transferir el 90% de los incrementos
a los prestadores, redundando esta
situación en un perjuicio aun mayor
para la mayoría de los financiadores
que optaron por reducir las cuotas.
Avanzando el año y como consecuencia
de que las empresas de medicina
prepaga no se inscribían en el
famoso inciso i), el gobierno,
mediante decreto, ordenó el ingreso
en forma obligatoria.
Es menester remarcar que el 2024,
que se nos está yendo, fue por un
lado de grandes cambios, pero
también de una gran incertidumbre.
Muchas
cosas por mejorar (entre muchas más)
No podemos eludir el hecho que hay
muchas cosas que deberíamos mejorar,
en primer lugar, mejorar el atraso
de las cuotas que como mencioné
anteriormente hoy estamos en peor
situación que al comienzo de año.
Y, además, en forma conjunta,
deberíamos trabajar en exponer
firmemente que es necesario reducir
los costos prestacionales:
Fundamentalmente el costo de los
medicamentos de alto precio y baja
incidencia, ya sean nacionales o
importados, que en su gran mayoría
son ofertados por un solo
laboratorio, donde no hay otra
alternativa de compra.
La
judicialización vía amparos, que no
nos dan ninguna posibilidad de
defensa ya que los jueces
generalmente fallan en función de
las indicaciones del médico tratante
sin que nuestras opiniones sean
tomadas en cuenta.
Otro
tema que hemos tratado infinidad de
veces es cuál es el motivo por el
cual los gastos de traslado y
educación de los discapacitados
deben ser solventados por el sistema
de salud.
La
incorporación de nuevas tecnologías
y la incorporación de nuevas
patologías siempre más costosas sin
tener en cuenta las forma de
financiación.
También deberíamos mejorar los pagos
de SURGE que cada vez son más
escasos y con un retraso en los
pagos cada vez más extensos.
Revisar el porcentaje de
distribución del SUMA que fue
reducido del 5% al 3% del total de
la recaudación.
El
trabajo informal y la reducción de
los salarios reales es otro tema que
también afecta a los ingresos de
nuestras instituciones.
Un deseo, una
esperanza para el próximo año
La verdad absoluta, la solución y el
remedio nos es propiedad de una
persona ni de una parte del
problema. Por esa razón es que, como
partícipe del sistema de salud desde
hace tantos años, tengo la esperanza
que en este nuevo año todos los
interesados en poder resolver
definitivamente los problemas de la
salud en la Argentina nos pongamos a
trabajar sin mezquindad, sin
política y poniendo toda muestra
experiencia, inteligencia y esfuerzo
para solucionarlos.
Cuando digo a todos me refiero al
Ministerio de Salud, a la
Superintendencia, a los prestadores,
a los financiadores y a todos los
que de un lugar u otro están al
servicio de esta magnífica obra de
ayudar a la gente en un tema tan
crítico como la salud humana.
A pesar de que existen
innumerables temas a ser tratados,
propongo para empezar con estos tres
ítems que, a mi criterio, son
prioritarios:
Crear
una Agencia de Tecnología Médica que
reúna a altas personalidades con el
fin de asistir con opiniones
técnicas y vinculantes a los jueces,
a los efectos que al dictar sus
fallos cuenten con evidencia
científica que les permita emitir
resoluciones lo más cercanas a la
equidad posible.
Que
no se autoricen prestaciones médicas
sin tener en cuenta su financiación.
Y por
último derivar los gastos de
prestaciones de educación y
transporte a los organismos
correspondientes, quitando dichas
erogaciones del sistema de salud.
Muchas gracias, felicidades para
todos y que se cumplan todos los
objetivos profesionales y personales.
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(*) Miembro
del Consejo Directivo de
FAOSDIR (Federación
Argentina de Obras Sociales
de Personal de Dirección) y
Gerente General de la Obra
Social William Hope. |
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