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Termina el año y los seres humanos tenemos la costumbre de hacer
un balance sobre su resultado, es decir, qué tenemos en él debe
y qué en el haber de nuestra vida personal y laboral.
En este artículo, no realizaremos una evaluación minuciosa de
cada “entrada” o “salida” que se ha producido en la
“contabilidad” del Sistema de Salud durante este período de
tiempo, como si se tratara de asientos contables, pues en
diversos números de esta revista fuimos volcando nuestra opinión
acerca de cada una de las reformas normativas que fue emitiendo
el gobierno nacional en esta materia.
En realidad, queremos, a grandes rasgos, conceptualizar los
problemas que, -a nuestro humilde criterio- sufre el sistema
referido; y, a su vez, elaborar propuestas que contengan
soluciones.
Entendemos, pues ambos fuimos funcionarios públicos, que siempre
es más fácil realizar análisis, elaborar propuestas y proyectos
desde el llano que desde la propia responsabilidad oficial.
Como seguramente ocurre en otras áreas de la Administración
Pública, las decisiones en los temas relacionados con la salud
son difíciles de ejecutar. En ocasiones, estos proyectos tienen
que ser acompañados por funcionarios de mayor jerarquía que no
comparten nuestra visión; o tienen otras prioridades y,
consecuentemente, demoran o directamente omiten tratarlos; o su
concreción dependen de partidas presupuestarias que no son
asignadas; o tienen que ser producto de una ley y conseguir el
consenso necesario en el Congreso Nacional para lograrlo nunca
es sencillo, etc., etc., etc.
Por ello, formularemos estas propuestas no desde el púlpito del
saber; sino como un simple aporte al debate. Consideramos
oportuno señalar que ninguna de estas cuestiones fue objeto de
tratamiento en la profusa normativa que se emitió durante el
2024.
1°) Financiamiento. En numerosas ocasiones nos
hemos referido al tema del financiamiento de las obras sociales
nacionales desde distintos ángulos. Como todos sabemos, el
financiamiento principal de dichas obras sociales está basado en
una fuente contributiva; es decir, en la canalización del 3% del
aporte del trabajador y del 6% de la contribución del empleador.
Resulta sumamente dificultosa la administración de una entidad
de salud basada en esta fuente de financiamiento. Lo primero que
se nos ocurre para salvar esta situación es pedir un apoyo de
los tributos que recauda el Tesoro Nacional. Y aquí nos
encontramos en una situación paradojal. Ello así, pues nosotros
queremos pedir ayuda tributaria para el financiamiento de las
obras sociales; y, por otro lado, seguramente, tanto el Ministro
de Economía de la Nación, como otras áreas de la Administración
Pública, se opondrán o retacearán el envío de estos fondos,
porque encontrarán otras prioridades, urgencias y compromisos.
Más aún, en un país como el nuestro, en donde la crisis
económico-financiera es prácticamente permanente, la
disponibilidad de tributos para cubrir estos gastos resulta muy
difícil. Si este obstáculo apareciere, como muy probablemente
suceda, tenemos que encontrar otras variantes que aligeren la
carga de las obras sociales. A continuación, enunciaremos
algunas de ellas.
2°) Prestaciones de discapacidad. Entendemos
que es casi unánime la opinión del sector, acerca de la
necesidad de rediscutir el modo en que se deben financiar las
prestaciones asistenciales de la discapacidad, básicamente
educación y transporte. En la actualidad, el Mecanismo de
Integración absorbe prácticamente la totalidad de la recaudación
mensual del Fondo Solidario de Redistribución. De este modo,
queda un saldo muy mínimo para el reintegro de prestaciones de
alto precio. Con respecto a este tema, según afirmaron algunas
voces periodísticas, el gobierno nacional tendría la intención
de trasladar este costo a las provincias. No parece sencillo que
las jurisdicciones acepten pacíficamente esta delegación.
Existieron otros proyectos normativos en donde se trasladaba el
costo del transporte y de la educación a los respectivos
ministerios. Hasta el momento no pudo solucionarse este
problema; y, entendemos, todos debemos colaborar en hacerlo.
3°) Fondo Solidario de Redistribución. Como
dijimos en el numeral anterior, las prestaciones de discapacidad
consumen casi la totalidad de la recaudación del Fondo Solidario
de Redistribución. Por ello, creemos que debemos adoptar medidas
para que el fondo pueda colaborar con el financiamiento de las
prestaciones de alto precio que hoy deben abonar las obras
sociales.
4°) Canasta de prestaciones. Tanto la creación
como las actualizaciones que se fueron produciendo en el
Programa Médico Obligatorio (en adelante, PMO) fueron realizadas
por resoluciones emitidas por el Ministerio de Salud. La
naturaleza relativamente menor de lo que es una “resolución”
dentro de la pirámide jurídica, la falta de actualización
periódica del PMO y la falta de relación -en numerosas
ocasiones- entre la prestación incluida en el programa y su
financiamiento y desarrollo tecnológico en nuestro país, hace
que la canasta de prestaciones carezca de confiabilidad tanto
para los actores del Sistema, como para los propios jueces. Por
ello, proponemos que es necesario que sea una ley la que
consagre la obligación de brindar a la población amparada por el
Sistema Nacional del Seguro de Salud una canasta mínima de
prestaciones; y que, luego, por vía reglamentaria, se actualice
integralmente transcurrido un período determinado de tiempo.
Esta ley debe determinar un equilibrio entre los tres pilares en
los que se basa todo sistema de salud basado en una canasta de
prestaciones: a. prestación; b. financiamiento; c. tecnología.
Como dijimos antes, sabemos que la obtención de la sanción de
una ley en Argentina es sumamente dificultosa, más aún teniendo
en cuenta el grado de consenso que se requiere para ello, frente
a una sociedad -reflejada en el Parlamento- lamentablemente
crispada. Aun así, creemos que son temas que tenemos que empezar
a debatir para poder resolverlos.
5°) Medicamentos de alto precio. Existe una
realidad mundial que indica que, el costo de las prestaciones de
salud, sufren aumentos superiores a la propia inflación de los
países. Además, cada vez más medicamentos de alto costo tienen
valores que son imposible de afrontar por financiadores. Por
ello, sugerimos que, como ocurre en otros países de Sudamérica,
algunos de estos medicamentos sean financiados total o
parcialmente por el Estado Nacional y, por otro lado, que el
gobierno fomente el trabajo compartido con el sector privado
para obtener productos útiles para la sociedad y a precios más
accesibles.
6°) Jubilados. La situación de los jubilados
que deben pasar a recibir prestaciones médico-asistenciales al
PAMI y no desean hacerlo es uno de los temas más preocupantes
del Sistema. Las estadísticas que se desprenden de la base de
datos de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y
Comercial Federal, demuestran que, en los últimos años, la
principal causa de la judicialización de las cuestiones
relacionadas con la salud, están vinculadas a esta situación.
Estamos convencidos que también tenemos que rediscutir la
atención de los jubilados por parte de las obras sociales. Desde
el punto de vista del beneficiario, no parece razonable que
después de haber permanecido durante años en determinada obra
social, en el momento de la vida que más necesitamos atención
médica nos veamos obligados a abandonarla y pasarnos a un
financiador que no elegimos. A su vez, tampoco parecer razonable
que la obra social tenga que afrontar un costo de atención
desproporcionado con respecto a sus ingresos. Sugerimos que se
le canaliza a cada obra social la cápita que cada jubilado tiene
asignada por el PAMI. Así, las obras sociales podrían brindar
esta cobertura y el beneficiario podría quedarse en la obra
social de la que no se quiere ir.
Toda esta temática impacta directamente en una mejor cobertura
médico-asistencial que recibirán los beneficiarios, quienes no
han recibido, hasta ahora, medidas que impacten en una mejora de
su situación asistencial; y que, además, se han visto sometidos
al pago de cuotas más elevadas que el resultado anual del ajuste
por inflación.
Sin la pretensión de ser taxativos, simplemente planteamos
algunos temas que nos parecen importantes comenzar a debatir en
nuestro Sistema Nacional de Obras Sociales.
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